Cuarenta y nueve es el número que ha dejado huella de su leyenda, una que no podrá ser superada con facilidad.

Sus manos son las de un artesano arriba del ring, que fue tejiendo cada victoria a su conveniencia, dándole forma paso a paso y de manera constante a la carrera del mejor libra por libra.

Su nombre, Floyd Mayweather Jr., es sinónimo de fortaleza, entereza y éxito. Recuérdenlo bien, grábenlo en sus mentes, manténgalo presente, porque a partir del fin de semana pasado, quedó marcado para la posteridad.

Sí, es el boxeador con puños de auténtico oro, de un metal que nadie pudo abatir, de una fuerza inimaginable y una técnica extremadamente depurada y única.

‘Money’ dice adiós al cuadrilátero, y se despidió como los grandes, dando cátedra del boxeo que sólo él pudo llevar a cabo de forma perfecta, con una imbatible marca que lo convierte en uno de los mejores representantes en la historia del deporte de los puños.

Por última ocasión, vimos a Mayweather Jr. subirse al ring que durante tantos combates se convirtió en su guarida preferida, en el único lugar que le otorgaba la oportunidad de hacer lo que más le gustaba, y ahí, volvió a darnos muestra de su poderío.

Su rival, Andre Berto, fue víctima de su innegable capacidad para controlar la pelea a su modo; de sus brillantes desplazamientos; de su cuidadosa defensa; de su meticulosa forma de atacar, y de su poderosa pegada.

No hubo lugar para que Berto le diera pelea, pues sólo hubo un boxeador que causó sensación. No pudo ser de otra manera, ‘Money’ se encargó de cerrar con broche de oro su carrera obteniendo su victoria número 49, esta vez por decisión unánime.

Fue siempre fiel a los conceptos básicos que aprendió desde chico de su tío Roger Mayweather, y de los consejos y actuaciones de su padre, Floyd Mayweather.

Nunca olvidó lo que sus ojos atestiguaron, al contrario, se encargó de perfeccionar cada movimiento y darle su toque, no en vano levantó los brazos ante grandes boxeadores como Shane Mosley, Manny Pacquiao, ‘Canelo’ Álvarez, Miguel Cotto, y aquella polémica contienda contra José Luis Castillo, quizá uno de los que más le exigió.

Floyd dice adiós, pero no dejará de subirse a la lona, aunque ahora usará toda su experiencia para forjar la carrera de sus jóvenes promesas, mismas que espera pongan en alto el nombre de su mentor y superen los números que hoy han quedado grabados en las mejores páginas el boxeo mundial.

Se va uno de los mejores boxeadores que hemos visto en años, pero su leyenda seguirá viva por mucho tiempo más.

Twitter: @InesSainzG

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