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El pasado 8 de septiembre asistí, acompañado de mi esposa, a la comida de los 300 líderes más influyentes en México.
De todos los discursos, hubo uno que me impactó, y creo que no sólo a mí, sino a todos los que estuvimos presentes, y quiero compartir un extracto con todos ustedes porque considero importante que este mensaje le llegue al mayor número de mexicanos posible.
Quien dijo esto es un chico regiomontano de nombre Rafael España:
“Soy estudiante de una escuela secundaria técnica en el estado de Nuevo León, y hoy no es un día normal para mí. No lo es porque con todo y que cuento con sólo 14 años de edad, tengo hoy el privilegio de hablar directo frente a los líderes más importantes de mi país, cosa que ningún joven de mi edad hubiera soñado jamás. Y aunque tenga toda la vida por delante, esta es una oportunidad única. Por hoy definitivamente no es un día normal para mí.
Lo normal para alguien de mi edad es soñar, ocupar todo mi tiempo y entusiasmo en estudiar y en divertirme e imaginar aventuras asombrosas, en jugar con mis amigos, y sin darme mucha cuenta vivir las experiencias que necesito para ir definiendo el rumbo que mi vida tomará en los próximos años. Lo normal para un niño de mi edad es dejar que sean los adultos los que se ocupen de las cosas importantes.
El México de hoy es producto del talento y el esfuerzo de muchos mexicanos, líderes que, como ustedes, han trabajado por construir este país. Pero, señores, sinceramente les pregunto: ¿están satisfechos con lo que han logrado?
Cuando escucho las noticias no entiendo por qué tenemos casos de gobernantes corruptos, violencia por todos lados, gente sufriendo porque no tiene trabajo, mexicanos que se tienen que ir a otro país en busca de lo que aquí no encuentran; líderes empresariales y políticos que sólo velan por sus propios intereses.
México es la onceava economía mundial, tiene la quinta cultura más influyente de la humanidad, con un producto interno competitivo y una personalidad única; territorios y recursos naturales privilegiados. No logro entender por qué estamos así. Pero lo que más me entristece es ver que lo que están haciendo no está cambiando mi realidad.
Les propongo un trato: denles a los jóvenes la oportunidad de concentrarnos en lo que nos toca: imaginar, estudiar y divertirnos sin miedo.
Tu parte es lograr que tengamos antes que nada un México más justo, más seguro, más honesto, más humano, donde haya más oportunidades para todos; donde podamos confiar en nuestras autoridades. No olviden que ustedes son nuestro ejemplo.
Tienen que esforzarse para lograr que México crezca más, que más países inviertan en él, que produzcamos más cosas para ofrecerle al mundo; que tengamos esa imagen de México como un país humano, amigable, próspero, seguro, sustentable, rico en recursos y también en cultura. Que tengamos esa imagen de México como un ejemplo para el resto del mundo.
Yo quiero sentir mucho más orgullo por mi país del que ya siento, poder hablar más de las cosas positivas que de las negativas; sentir la piel chinita cuando escuche el himno nacional y vea el verde, el blanco y el rojo con el águila y la serpiente ondeando ante mis ojos. Quiero sentirme muy orgulloso de todos ustedes porque no sólo estarían haciendo el esfuerzo por cambiar mi realidad, sino que estarían concibiendo resultados que nos lleven a ella. Pero de verdad tienen que hacerlo.
Ustedes son los líderes, ustedes pueden hacer que las cosas cambien, son los que marcan el camino, cambien el rumbo. Estamos a tiempo. Hagan que este país sea grande otra vez, o mejor dicho, hagan que México sea el mejor país del mundo”.
Espero que el mensaje les haya calado tanto como a mí. Todos podemos hacer algo más, porque nuestro México merece ser más importante y todo depende de nosotros.
Mejoremos entre todos para dejarles a nuestras siguientes generaciones el país que deberíamos tener ahora.
¡Que te lo digo yo!
Twitter: hugosanchez_9