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Hace unos días le fue perdonada la vida al toro ‘Cobradiezmos’ de la ganadería de Victorino Martín en la plaza de la Real Maestranza de Sevilla. Es apenas el segundo cuatreño indultado en la historia del máximo coso de Andalucía.
No es común que salga un animal como el del caritativo nombre. Las armoniosas hechuras del cárdeno anunciaban a los cuatro vientos lo que vendría. Simetría cornivuelta, apretura de carnes, finos los cabos y el belfo. Bella morfología que campeaba y despertaba respeto y admiración. La embestida del ‘victorino’ fue profunda, persiguiendo la muleta humillado en todo momento y con un largo recorrido que fue aprovechado por el sevillano Manuel Escribano.
Para el torero era difícil estar a la altura. Araba la arena con los belfos. Su gran bravura le hizo ir a más en todo momento, con una codicia y una transmisión extraordinarias. Si acaso tuvo un defecto: escarbar reiteradamente antes de acometer hacia el engaño de Manuel, aunque esa acción no tuvo nada que ver con una eventual mansedumbre. Cuando el presidente ordenó el indulto, el paroxismo invadió la plaza que se erige frente al Guadalquivir. Escribió Escribano la página más importante de su vida torera desde que recibió la alternativa en 2004 en el coso madrileño de Aranjuez. Este trepidante episodio nos recuerda que el toro excepcionalmente bravo puede salvar la vida y volver a campo y continuar con su vida llena de cuidados y buena alimentación.
A corregir. En Aguascalientes nos enteramos que a José Tomás le dejó muy dolido el descalabro del mes de enero en la Plaza México. Y es que el maestro dejó cabos sueltos en la elección del ganado (no obstante que tuvo muchos meses para reducir al mínimo las posibilidades de error) y pagó las consecuencias de poner toda la presión de la temporada en una sola tarde.
Menos mal que el próximo sábado actuará en Jerez de la Frontera, alternando con Juan José Padilla y José María Manzanares ante un encierro de Núñez del Cuvillo, una combinación con tres diestros de nombre José.
Final. El próximo jueves, en la fecha emblemática del 5 de mayo, conmemoración de la Batalla de Puebla, terminará la vida de la plaza de toros El Relicario de la ciudad de Puebla con un cartel extraordinario, el mano a mano de Eulalio López ‘El Zotoluco’ y Joselito Adame con toros de la ganadería de Campo Real. Se trata de los dos toreros más influyentes de la Fiesta en México en los tiempos recientes.
La plaza de El Relicario fue inaugurada el 19 de noviembre de 1988 con un cartel integrado por Jorge Gutiérrez, David Silveti y el español Vicente Ruiz ‘El Soro’, quienes lidiaron toros de la ganadería de Reyes Huerta, siendo Ángel López Lima el empresario del flamante inmueble.
El coso poblano funcionó durante 27 años y 5 meses. Una vida corta pero intensa, llena de faenas memorables, toros bravos y también cornadas dramáticas, como la que sufrió recientemente Uriel Moreno ‘El Zapata’. Tan pronto sea demolida, la sucederá el nuevo Coliseo de Puebla, donde continuará la actividad taurina en la Angelópolis.
heribertomurrieta65@gmail.com