Quizá las nuevas generaciones no sepan que ahí donde se encuentra El Palacio de Hierro de la calle de Durango existió la legendaria plaza de toros El Toreo de la colonia Condesa.

Dicho coso tuvo una enorme tradición. Se inauguró el 22 de septiembre de 1907 y dejó de funcionar en 1946. La estructura metálica de El Toreo se trasladó a Naucalpan, Estado de México, donde se erigió el llamado Toreo de Cuatro Caminos. Este otro Toreo fue demolido y en su lugar se yergue un imponente centro comercial que fue construido por el arquitecto y ganadero de bravo Javier Sordo Madaleno.

Si donde hubo fuego cenizas quedan, donde hubo plazas de toros tiendas departamentales se construyen. Ojalá que este destino aparentemente inevitable de los cosos taurinos no sea el de la Plaza México, patrimonio cultural, artístico y arquitectónico de la ciudad de México.

Tres años antes del cierre de El Toreo, Silverio Pérez realizó la inmortal faena al toro ‘Tanguito’ de la ganadería de Pastejé. Dicho trasteo fue todo un acontecimiento a nivel nacional. El gran Silverio había emocionado al público hasta las lágrimas y Agustín Lara, conmocionado también, se abocó a componer en pocas horas el célebre pasodoble en honor al diestro. Es que toreaba con un gran sentimiento, arrimando el alma en cada muletazo, imprimiendo una estética muy personal a suertes como la chicuelina y el trincherazo. Toreo desgarrado de tatuaje muy mexicano.

Pues bien, la sensibilidad taurina de don Alberto Bailleres lo impulsó a colocar una placa conmemorativa de aquella pieza torera en uno de los muros exteriores de El Palacio de Hierro, la prestigiada tienda de su propiedad. El jueves pasado se realizó la ceremonia de develación, justo al cumplirse el centenario del natalicio del inolvidable ‘Faraón de Texcoco’.

Vaya un recuerdo amoroso al bienamado ‘Compadre’, con quien compartimos muchas sobremesas tequileras, y un reconocimiento muy afectuoso a don Alberto Bailleres, que no se olvida de las raíces históricas que dieron identidad a la tauromaquia nacional.

Clásico. Hace 12 años en España, en el grupo de amigos que íbamos de acá para allá estaba siempre Diego Urdiales. A pesar de que toreaba poco, nunca perdía la esperanza de convertirseen un torero importante. Ese día ya llegó. Los años de lucha y el compromiso inalterable con un concepto clásico han tenido su recompensa. Sus extraordinarias actuaciones de este año en España lo colocan en una posición privilegiada de cara a la temporada de 2016.

Hace ocho días tomó la sustitución ante la ausencia de Enrique Ponce y causó una positiva conmoción en la Monumental Plaza México, con una faena cinco estrellas a un magnífico toro de la ganadería de Bernaldo de Quirós. ¡Soberbios muletazos encadenados en una pieza torera de antología!

Aunque los carteles de toda la temporada están cerrados, se le presentará una nueva oportunidad el próximo domingo 29, ahora en sustitución de José María Manzanares, lesionado de la espalda. Alternará con Federico Pizarro y ‘El Payo’, con toros de Barralva. Ya nos estamos frotando las manos. Hoy por hoy, ver a Diego Urdiales es un gran regalo para los buenos aficionados.

heribertomurrieta65@gmail.com

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