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Sin pretender ser aguafiestas ni soslayar de ninguna manera el enorme mérito de Javier Hernández, resulta interesante el tema de los llamados “goles útiles” de Jared Borgetti, en comparación con los del “Chicharito”, que el viernes pasado igualó al sinaloense como el máximo anotador en la historia de la Selección Nacional.
Y es que la mayoría de los goles de Jared fueron en partidos oficiales y, por lo mismo, representaron cosas más importantes para la Selección, mientras que más de 50% de los conseguidos por Javier cayeron en partidos amistosos, algunos de ellos de los llamados “moleros”.
Comprendo que ambos tienen 46 goles con la camiseta verde, pero ciertamente es muy diferente el contexto que enmarca esas anotaciones en uno y otro casos.
Si de “goles útiles” hablamos, ahí están los de Fernando Quirarte en México 86 o los de Luis Hernández en Francia 98, que trajeron consigo puntos valiosísimos para el equipo mexicano en Copas del Mundo. No es pues lo mismo marcar un gol salpicado de mole que “mojar” en un Campeonato Mundial.
Por cierto, en estos momentos donde se ve amenazada una marca histórica y los reflectores se van para otro lado, es cuando se debe tener aceptación y mostrar categoría. En este sentido, Borgetti ha rezumado elegancia al hablar del “Chicharito”. Y eso debe aplaudírsele al soberbio cabeceador de Culiacancito.
Árbitro fantasmal. La durísima sanción de cuatro partidos a Lionel Messi es un caso insólito en el futbol contemporáneo. En el reciente partido eliminatorio contra Chile no fue amonestado ni tampoco reportado en la cédula arbitral por insultos al asistente Emerson Augusto de Carvalho.
Sin embargo, a posteriori, la FIFA analizó los videos donde se escucha claramente al astro proferir insultos y decidió suspenderlo. Mal parado quedó el árbitro Sandro Ricci por hacerse el occiso y no consignar las peladeces en su reporte. ¿Por qué no lo hizo?
Todavía la noche del pasado martes, Messi aparecía en la alineación otorgada para el partido contra Bolivia. El mero día, a la mera hora, lo enteraron de que causaba baja. Otra peculiaridad que llama la atención es que Lio no se caracteriza por meterse en problemas con los árbitros. Algo le pasó, perdió la cabeza y está fuera en plena eliminatoria, él que es pieza clave de la Albiceleste.
Tristeza. Falleció José Luis González. Como tenía un predecesor con el mismo nombre y apodo, el genial Ángel Fernández lo llamó “Calaca II” en sus geniales narraciones de los años 70 y 80 a través de la televisión.
José Luis, flaco y correoso, las medias caídas, fue un jugador talentosísimo, de una gran habilidad, que desparramó su gran talento al lado de futbolistas de la talla de Cabinho, Alberto Jorge, Spencer Coelho y Eduardo Moses, entre otros.
Los primeros partidos que le vi fueron jugando con el Atlante en la Segunda División, en 1976. Le tocó la llegada del IMSS para manejar al conjunto azulgrana tres años después, cuando de pronto las aguas de la bonanza empaparon a los morenos.
Murió el querido José Luis en condiciones deplorables. Un recuerdo lleno de cariño y admiración para él.
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