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A los nombres de Fermín Rivera y Sergio Flores, el fin de semana pasado se añadieron los de Octavio García “El Payo” y Juan Pablo Sánchez en la lista de triunfadores de una Temporada Grande marcada por grandes faenas de los coletudos mexicanos.
En medio de un serial mancillado por la poca asistencia de público (especialmente los sábados), los manos a manos de emergencia y el polémico rechazo de un lote de atanasios de Barralva, rescatamos el buen resultado que ha dado la idea de la nueva empresa capitalina de darles peso a los jóvenes valores nacionales.
Lo único que debemos reprochar a estos magníficos toreros mexicanos con pocos años de alternativa es que aún se siguen quedando muy cortos en términos de poder de convocatoria. Y ese no es un asunto menor, si consideramos que las grandes figuras históricas son las que han reflejado su importancia en las taquillas.
Los ases relevantes de antaño —el caso de Manolo Martínez— tenían un enorme magnetismo y personalidad. Manolo, epicentro del toreo mexicano, fue capaz de meter 45 mil aficionados en sus cinco apasionantes encerronas en La México. Cierto que eran otros tiempos, pero el esplendente don de la personalidad no tiene que ver con las épocas.
Pues bien, “El Payo” y Juan Pablo están convertidos en dos realidades extraordinarias de la tauromaquia nuestra. El queretano realizó un par de faenas de gran hondura y contenido estético ante los toros de San Isidro, siempre toreando hacia adentro y pisando nuevos terrenos de expresión artística.
Por su parte, Juan Pablo se recreó con un toro de Julián Hamdan, elevando la altura de la muleta para consentirlo y logrando el milagro de evitar que siguiera cayéndose la feble res. ¡Qué forma de pulsar las embestidas! Brilló el prodigioso temple del diestro de Aguascalientes, que va que vuela para convertirse en un puntal de la baraja contemporánea.
Cartelazos. Hoy domingo se presentará una combinación por demás atractiva: Morante, José María Manzanares y la confirmación de alternativa de Gerardo Rivera, con toros de la ganadería de Teófilo Gómez. Será el segundo cartel con mayoría extranjera en lo que va de la campaña, después de la inauguración, en la que hicieron el paseíllo “El Zotoluco”, Alejandro Talavante y el propio Manzanares.
Morante, conjunción de arte y gracia, ya ha ofrecido algunos recitales de gusto y torería en la Plaza México, profundas inmersiones hacia lo más recóndito de su ser. Los sensibles aficionados mexicanos están deseando que este torero de época se abandone con los animales queretanos de Teófilo.
Y mañana lunes, la encerrona número 14 en la historia del coso metropolitano: Joselito Adame en solitario con seis astados de distintos hierros.
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***En la ilustración: Gerardo Rivera (LUIS CARREÑO)