El fin de semana pasado, el público tuvo sus primeras reacciones ante el nuevo proyecto de la Plaza México.

Primero, tras realizar una valoración taurina y económica, prefirió asistir al mano a mano del domingo entre Joselito Adame y Andrés Roca Rey, las dos nuevas figuras del toreo americano, en lugar de presenciar el festejo con ‘El Zotoluco’, José María Manzanares y Alejandro Talavante. Así, contra la baja asistencia en la inauguración, al día siguiente se registró un entradón en el coso metropolitano.

Por lo visto, el bolsillo del aficionado promedio habría resentido asistir dos días seguidos a los toros. Ante la misma disyuntiva se encontrará la afición cuando se presenten cuatro festejos seguidos los días viernes 9, sábado 10, domingo 11 y lunes 12 de diciembre. Quizá muchos guardarán la “luz” para estar presentes en la encerrona de Joselito Adame con seis cuatreños de distintos hierros, el día de La Guadalupana.

Más allá de las proyecciones económicas (imposibles de soslayar en estos tiempos), en lo estrictamente taurino la apertura se estrelló con un encierro infumable de la ganadería de Bernaldo de Quirós. El encierro tenía cara y presencia, pero careció de fondo y bravura. Poco podía hacerse con aquellos animales esaboríos.

En medio de ese panorama, José María Manzanares salvó la tarde con una faena exquisita al quinto de la jornada, un manso que buscaba el refugio de los tableros. Muletazos de gran empaque y excelente sabor dio el alicantino, cuya tauromaquia se ha ido refinando en los últimos años. Aquel torero técnico y algo recio se ha reconvertido en un diestro de muy buen gusto. Queda la interrogante de siempre: ¿por qué las figuras extranjeras siguen insistiendo en vacadas bajas de casta en lugar de elegir ganaderías enrazadas que podrían brindar una mayor trascendencia a sus triunfos?

El domingo, al caerse Luis David Adame del cartel por una fractura de clavícula, la tercia anunciada se redujo al mano a mano entre Joselito y Roca Rey. Los toros de Xajay, impecablemente presentados, no dieron el juego esperado. Joselito, que ha adoptado una actitud solemne que siento que no corresponde a su personalidad ni al disfrute del toreo, estuvo a punto de cortar una oreja del abridor de la función, pero malogró una faena compacta, de torero ya maduro, con una estocada baja. De ahí en adelante, sólo algunos destellos del propio hidrocálido y del valentísimo coleta peruano, pero tampoco llegó el aldabonazo grande. Veremos si el próximo fin de semana, con dos carteles juveniles en los que destaca la presencia de ese diestro clásico que es Fermín Rivera, finalmente llega el primer triunfo rotundo del incipiente serial.

A pesar de que el inicio de la campaña no fue exitoso, lo más importante de las dos corridas es que se estableció un nuevo parámetro en cuanto a la presentación de los toros. Los dos Javieres, Bernaldo y Sordo, enviaron lotes con edad y trapío. Los encierros bien presentados deberán ser la tónica de la campaña.

heribertomurrieta65@gmail.com

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