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Inconcebible. El Cruz Azul, que tenía dominado el partido ante el América, sufrió una tremenda remontada en la cancha del estadio Azul.
La Máquina se descarriló, aflojó el ritmo y sus dos defensas centrales cometieron errores puntuales que supo aprovechar perfectamente la contundente delantera americanista. ¿Por qué Tomás Boy insiste en alinear a Roco y a Velázquez, teniendo en la plantilla al “Maza” Rodríguez y al “Cata” Domínguez? Totalmente perdidos en las marcas, con una terrible desorientación, los marcadores sudamericanos hicieron agua por todos lados y simplemente no merecen ser titulares.
Ahora bien, en el entendido de que Tomás tiene culpa como máximo responsable del plantel, no hay que olvidar que Rojas se hizo expulsar absurdamente y que sus compañeros permitieron que los amarillos los alcanzaran y rebasaran, en una de las derrotas azules más onerosas que se recuerden en los últimos tiempos, junto con aquella otra, también ante las Águilas, en una final que el conjunto cementero increíblemente se dejó sacar de la bolsa en el Estadio Azteca.
En ningún momento, después del partido, pasó por la mente del director deportivo cementero, Eduardo de la Torre, destituir al entrenador.
La debacle ante un América con espíritu guerrero que nunca se dio por vencido, no hizo sino acentuar la visión popular que asocia al Cruz Azul con una cierta mandanga y falta de capacidad para redondear los partidos. Una maldición que tienen que soportar sus masoquistas partidarios. En un gesto de estoicismo, los seguidores siguen retratándose en las taquillas cada vez que el equipo de La Noria juega en la capital.
El Cruz Azul no debe tolerar ser llamado indolente por definición. Y la única manera de borrar del imaginario colectivo términos hirientes como ‘frustrazul’ y ‘cruzazulear’, es poniendo el corazón en cada partido y justificando al máximo los elevados sueldos que devengan tanto los grandes jugadores como las contrataciones de medio pelo.
Nuevamente sale a flote un dato frío y aplastante como el cemento de la Cooperativa: el Cruz Azul, con todo y su poderío de equipo grande, ha ganado solamente un título en 36 años. Una losa cuyo peso aumenta cada día.
Quitapón. En una situación que ha de trasladarse directamente a la picaresca del futbol mexicano, José Saturnino Cardozo fue destituido el martes y restituido el miércoles como entrenador de los Jaguares de Chiapas.
Resulta que los jugadores felinos le echaron “montón” al dueño Carlos Hugo López Chargoy y le pidieron que no lo despidiera. Se terminó quedando el paraguayo, dejando a Sergio Bueno con un palmo de narices. Una muestra casi insólita de solidaridad con el jefe del grupo, que ojalá sirva de incentivo para mejorar en lo que resta de la campaña.
Más allá de la permanencia de Pepe, la situación jaguar es verdaderamente complicada, con una sola victoria en todo el torneo. Después de un inicio prometedor en la cancha del Estadio Azteca ante el América en la jornada uno, el equipo chiapaneco empezó a desmoronarse.
En lo económico, es una institución que le cuesta 20 millones de pesos al mes a López Chargoy, pero que seguirá en Chiapas mientras Manuel Velasco Coello siga en funciones como gobernador del estado.
heribertomurrieta65@gmail.com