21/07/2016 |00:50
Redacción El Universal
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En tiempo de lluvias, una lagunota. Tiene sus bemoles la famosa regla 10-8, que consiste en que los clubes deben convocar para cada partido a 10 jugadores extranjeros y por lo menos a 8 mexicanos que hayan sido registrados como tales antes de cumplir los 18 años. La globalización mal entendida.

Se trata de una Liga malinchista, que es todo menos mexicana. ¿Y qué pasa si un jugador nacional fue registrado después de los 18 años?, ¿entonces ya no es mexicano?, ¿cómo debe ser considerado?

Apátridas. Ahora resulta que siete jugadores mexicanos no lo fueron para la Federación Mexicana de Futbol el pasado fin de semana. No obstante que nacieron en México, Rafael Baca, Dilan Nicoletti, Luis Saúl Silva, Luis Vega, Emanuel Guzmán, Félix Elías Rincón y Braulio Alonso fueron considerados “extranjeros” por el hecho de no haber sido registrados ante la Federación antes de cumplir 18 años. ¡El mundo al revés! La regla no tiene una lagunita, como dijo hace unos días Tomás Boy, sino una lagunota enorme.

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A diferencia del futbol, en las corridas de toros que se celebran en la Ciudad de México deben actuar tres toreros mexicanos o dos mexicanos y un extranjero, pero nunca más extranjeros que mexicanos. Aunque ciertamente el arte no tiene nacionalidad y el público quiere ver a los mejores sin importarle su acta de nacimiento, los carteles con mayoría mexicana buscan de alguna manera proteger a los profesionales nativos, cosa que no está ocurriendo en el balompié, donde un equipo puede saltar a la cancha con hasta diez no nacidos en México. Y el problema se agrava porque mientras que en el toreo no se forma una selección de matadores, en el futbol se necesita un colectivo para competir en los torneos internacionales. He ahí donde, al cabo de poco tiempo, el técnico nacional tendrá cada vez menos jugadores elegibles para confeccionar la Selección Nacional. Si no, al tiempo.

El postulado de la regla dice: “Con el objeto de promover el desarrollo deportivo del futbol mexicano”. Debió decir: “Con el objeto de promover el desarrollo deportivo de los extranjeros del futbol mexicano y fregar a los jugadores nacionales…”.

Tibieza. Sin la presencia de ánimo y la determinación que son indispensables para cobrar un penalti, ‘El Gullit’ Peña volvió a las andadas al fallar uno el domingo pasado en el Pedregal. Cero y van tres al hilo. Primero contra Santos, luego contra el América en plena Liguilla y ahora ante los Pumas del Universidad. Muy telegrafiados y flojos, sus disparos desde los 11 pasos han tenido la pólvora mojada. ¿En dónde quedó ese ‘Gullit’ lleno de brío que se perfilaba para ser titular en Brasil 2014?

Aunque el técnico Matías Almeyda intentó atajar las críticas hacia su melenudo pupilo recordando que “hasta Messi puede fallar”, la verdad es que debe cambiar cuanto antes a su cobrador oficial de penas máximas. Por una simple razón: Carlos Peña parece víctima y no verdugo cuando se mal dispone a cobrarlos.

Y, a propósito del entrenador-director deportivo de las Chivas, ¿por qué no alineó de inicio a los refuerzos Bueno, ‘Gallito’ Vázquez y Calderón? ¡Cosas veredes, amigo Sancho!

heribertomurrieta65@gmail.com