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José Tomás lleva varios años toreando pocas corridas por temporada. Una estrategia difícil de comprender, si consideramos que los años no pasan en balde. Es cierto que al torear poco se hace deseable y que sus esporádicas actuaciones se convierten en acontecimientos mundiales (en los que inevitablemente brota la reventa), pero puede decirse que José Tomás ha sido el gran torero que no torea.
En 2014, el valiente torero de época tuvo únicamente cuatro tardes, en Juriquilla, Granada, León (España) y Málaga, en comparación con las 68 de Juan José Padilla, 66 de “El Fandi” y 51 de Iván Fandiño.
Luego, en todo el año 2015 se anotó únicamente una corrida de toros, el 2 de mayo en la Monumental de Aguascalientes, en comparación con las 68 de “El Fandi”, 52 de Juan José Padilla y 51 de Sebastián Castella. O sea, toreó casi 70 veces menos que el líder del escalafón. Sin embargo, en una tarde despertó más expectación que cualquiera.
Este año actuó el 31 de enero en La México alternando mano a mano con Joselito Adame. A pesar del imponente lleno que registró la plaza-estadio, el resultado artístico no fue el esperado y el público cazacarteles, el de ocasión, se sintió defraudado. Pienso que José Tomás se dio cuenta de que no conviene concentrar toda la presión de la temporada en una sola tarde y después de hacer un análisis a fondo decidió dar un golpe de timón y modificar su estrategia. Santo que no es visto no es adorado y Tomás plantea una nueva proyección de la actual temporada 2016.
Después de la Plaza México toreó el 5 de mayo en Jerez de la Frontera, donde cortó un rabo, y hace unos días en Alicante, donde cortó dos apéndices. Está anunciado para el 5 de agosto en Huelva y el 14 en San Sebastián, donde alternará mano a mano con Julián López “El Juli”, en festejo de postín que abrirá el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza.
Es decir, en 2016 ya superó el número de corridas de 2014 y 2015, en espera de que surja otro festejo antes del final de la temporada. Sin dejar de pensar en pocas corridas muy escogidas, da la impresión de que ahora prefiere tener más apariciones que en años anteriores. Reparte las canicas en más bolsas y descarga la fuerte presión que depositaba en un festejo. No es lo mismo enfrentar toros en las ganaderías (lo que hace muy seguido) que hacerlo en la plaza. Torear con más frecuencia de luces y en público permite que los toreros adquieran sitio y ritmo.
Sigue criticándose su poco espíritu de competencia en plazas difíciles, pero al paso que vamos, todo parece indicar que toreará cada vez más (aunque con Tomás nunca se sabe qué saldrá de su enigmática cabeza). Por eso, hay que verlo sin dudar en las pocas corridas donde su nombre aparece colgado de los carteles.
heribertomurrieta65@gmail.com