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Dos cuerpos envueltos en sábanas, y atados de pies y manos, fueron hallados por policías de la Secretaría de Seguridad Pública en un camino de terracería de la delegación Tláhuac.
A las víctimas las habían golpeado con saña. Finalmente las estrangularon. Colocaron junto a ellas una lona con un mensaje que decía que “esto le pasa a los traidores” y estaba firmado con la iniciales “C.T.”.
Cártel de Tláhuac.
Era el amanecer del 22 de diciembre de 2016. Se cumplían dos años de violencia sistemática en la demarcación. Desde mediados de 2014 grupos del crimen organizado (entre ellos, los de los líderes criminales Gastón Montealegre, El Gastón, y Ramón García Santoyo, El Negro Aguas), se disputaban el control del narcomenudeo, el secuestro y la extorsión. Luchaban por poner a renta los “giros negros”, el ambulantaje y la “piratería”.
La delegación se hallaba, sin embargo, en manos de una organización mucho más poderosa que las arriba citadas: la que se hace llamar el Cártel de Tláhuac, y dirigió hasta el jueves pasado Felipe de Jesús Pérez Luna, El Ojos.
Pérez Luna pertenecía al grupo criminal liderado por Óscar García Montoya, apodado La Mano con Ojos. En un video dado a conocer a fines del sexenio pasado, La Mano con Ojos admitió haber realizado con sus propias manos 300 ejecuciones.
Al ser detenido relató que había formado parte del Cártel de los Beltrán Leyva, quienes le “asignaron” el sur de la ciudad de México. Tras la muerte de Arturo Beltrán y las capturas de sus principales operadores, se quedó con una parte de la estructura e intentó apoderarse del Valle de México: estableció un corredor de drogas entre la capital del país y Cuernavaca.
Lo detuvieron en una casa de Tlalpan y los hombres más cercanos a él han recibido condenas de hasta 700 años.
De ese grupo surgió Felipe de Jesús Pérez Luna, El Ojos. A la caída de su jefe se refugió en Tláhuac y comenzó a mover droga en La Nopalera, la Agrícola Metropolitana, la Miguel Hidalgo y La Conchita, entre otras colonias de la demarcación.
Había tenido en La Mano con Ojos una escuela de violencia extrema. La replicó en Tláhuac. La investigación oficial debe mostrar de qué forma construyó su poder. En 2013 tenía ya una poderosa red de narcomenudeo. Para el año siguiente su presencia en la delegación era imposible de ocultar.
Vecinos de Tláhuac recuerdan que en esos meses se desataron relatos de secuestros entre los dueños de bares ubicados sobre la avenida Tláhuac. En esos meses aparecieron nuevas casas en donde antes solo había terrenos baldíos y comenzaron a verse en las avenidas autos de las marcas BMW y Ferrari: aparecieron camionetas de lujo y coches descapotables.
Vino la inundación de mototaxis (en Tláhuac todos sabían que eran propiedad de “Felipe”), y llegaron los tráileres que venían de Guerrero y descargaban productos misteriosos en misteriosas bodegas (una vez se realizó un operativo y la policía descubrió toneladas de droga en un camión que supuestamente transportaba cocos). Vinieron las ejecuciones y los asesinatos. Mataron a líderes de taxistas y líderes de ambulantes que no quisieron pagar “derecho de piso”.
En agosto de 2014 hombres encapuchados ingresaron al domicilio de Víctor Manuel Pérez, hermano de El Ojos, y lo cosieron a tiros.
Los tres años que siguieron fueron de verdadero horror: balaceras, ejecuciones, cuerpos en bolsas, mensajes intimidatorios. Y “cobro de piso” a la delegación entera.
El delegado de Morena, Rigoberto Salgado, dice que no se enteró de lo que le estaba ocurriendo a sus gobernados. Ni la procuraduría capitalina ni la Secretaría de Seguridad Pública lograron detener el crecimiento de la organización criminal más poderosa de la Ciudad de México (al lado de la Unión Tepito).
La Marina tuvo que realizar el operativo que conocemos para llegar a la madriguera de El Ojos sin que éste fuera alertado. Por primera vez en la historia de la ciudad, un operativo fue respondido con narcobloqueos y quema de vehículos.
Hoy, según reportes federales, la organización fundada por Pérez Luna tiene presencia en seis delegaciones además de Tláhuac: Coyoacán, Iztapalapa, Milpa Alta, Magdalena Contreras, Tlalpan y Xochimilco. Más de 80 ejecuciones se han registrado en dichas demarcaciones durante el último año.
La investigación oficial debe dar respuesta a muchas cosas.
@hdemauleon
demauleon@hotmail.com