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Ayer, el reportero Elidio Ramos Zárate captó imágenes de Juchitán en llamas. Envió al periódico El Sur imágenes de dos autobuses que la CNTE y sus simpatizantes habían incendiado, y registró diversas escenas de rapiña y vandalismo en los comercios de la zona.
Elidio acababa de cumplir diez años trabajando en El Sur. Aquellas imágenes fueron las últimas de su carrera. A las 15:59 recibió dos tiros en la cabeza.
La subdirectora de El Sur en Juchitán, Ivonne Flores, había hablado con el periodista, por primera vez, a las once de la mañana. Ramos Zárate estaba desvelado: había cubierto a la disidencia magisterial hasta las dos de la mañana. “Me acaban de decir que los maestros van a quemar autobuses a la altura del Puente del Río de los Perros. Nomás me baño y me voy para allá, hasta de chanclas para no perder tiempo”, le dijo.
A las 12:13, el periodista envió un mensaje de WhatsApp a la subdirectora: “Ya empezó el baile. Los profesores están incendiando autobuses como protesta por Nochixtlán”.
Envió una foto en la que se veían dos autobuses en llamas, con él en primer plano, luciendo las chanclas prometidas (unas dockers verdes), así como un video de 25 segundos tomado, según sus propias palabras, “desde el lugar de los hechos”. “Aún sigo dormido, pero aquí estoy”, comentó Elidio.
A las 12:33 le indicó a la subdirectora: “Se siente el calorcito”, y dijo que esta vez el estaba reportando, no desde el lugar de los hechos, sino “desde el lugar de los desechos”.
Las comunicaciones continuaron cada 15 o 20 minutos. Elidio reportó que tras la quema de autobuses se habían desatado la rapiña y el vandalismo. Encapuchados se estaban lanzando contra comercios. “Juchitán está fuera de control”, reportó.
A las 15:58, Ramos Zárate se comunicó con Flores, vía telefónica, por última vez. Le dijo a la subdirectora que los encapuchados lo habían amenazado a él y a otros periodistas: “Que si seguimos tomando fotos, nos atengamos a los consecuencias”.
—Le dije que se cuidara, que tratara de no acercarse —le dijo Ivonne Flores.
Elidio respondió:
—No te preocupes.
Colgó. Eran las 15:59.
A las 16:00, a través de un chat en el que participan varios reporteros del Istmo, uno de éstos comunicó: “Ejecutaron a alguien en el Crucero”.
Desde el periódico, intentaron comunicarse con Elidio. No hubo suerte. Un segundo mensaje generado en el chat informó que las víctimas eran tres en realidad, y que les habían disparado a quemarropa.
La noticia llegó a la redacción de El Sur poco después. Flores dice que primero “cayó como una bomba” y luego provocó “tristeza, indignación, enojo”.
“La cobertura de la CNTE se ha complicado mucho para nosotros —relata la subdirectora del diario—. Los maestros y los grupos de choque que los envuelven nos golpean, nos agreden, nos retienen, nos quieren quitar las cámaras, no nos bajan de ‘prensa vendida’ por más que en El Sur hemos sido sensibles a su movimiento, e incluso nos hemos puesto un poco de su parte”.
Elidio Ramos y sus compañeros tenían instrucciones de no tomar imágenes de personas, “solo aspectos” del movimiento magisterial, para disminuir riesgos.
—Pero ya todo está fuera control —dice Flores—. Ya no hay argumentos, estás con ellos o contra ellos. Ya solo se trata de ver quién puede más.
Hablo con la subdirectora a las 19:02 del domingo. Dice que en la redacción de El Sur hay un ambiente fúnebre y tenso. Llegan noticias del baño de sangre de ayer en Nochixtlán. Y los periodistas tienen que reportear en medio de su luto.
Una de las personas que acompañaba a Elidio murió. Una tercera resultó herida.
La periodista oaxaqueña Nadia Sanabia informó en su cuenta de Twitter hacia las cinco de la tarde: “Nuestro reportero había sido amenazado por ‘manifestantes’ quienes le exigieron no tomar fotos”. Más tarde, agregó: “‘Simpatizantes’ del magisterio ejecutaron a Elidio Ramos, reportero de El Sur que cubría la información del bloqueo”.
Hasta las diez de la noche, la CNTE y sus aliados habían guardado silencio. Ni una palabra sobre las circunstancias en que fue asesinado Elidio Ramos.
@hdemauleon
demauleon@hotmail.com