Hace 20 años, un estudio de la Oficina de Psicología del Centro Federal de Readaptación Social No. 2 lo definió como “insensible al reproche social”, “de expansión criminógena contaminante” y “con un tipo de criminalidad formal y estructurada”.
Dicho estudio achacaba a Héctor Palma Salazar, El Güero Palma, “alta capacidad criminal”, “baja readaptación social”, “un alto índice de peligrosidad”.
Uno de sus cómplices declaró a los autoridades que desde hacía tiempo El Güero Palma había perdido la cordura y se había convertido en una especie de animal.
Cuando Julio Scherer intentó entrevistar a Palma en el penal de Puente Grande, sintió “unos ojos que miraban desde la oscuridad” y supo que El Güero Palma era “un hombre soldado con autógena”. “A su intimidad nadie llega”, escribió el periodista.
En junio de 1995, Palma iba a asistir a una boda en el Fiesta Americana de Guadalajara, donde había una suite reservada para él. Su esposa y sus hijos salieron de Ciudad Obregón en un vuelo aparte, y fueron recibidos por el subdelegado de la PGR en Jalisco, Apolinar Pintor Aguilera.
El mal tiempo hizo que el vuelo de Palma se retrasara. Una versión indica que no fue el mal tiempo, sino un cerco tendido por el capitán Horacio Montenegro en el aeropuerto de Guadalajara, lo que impidió que el jet ejecutivo de El Güero aterrizara. La aeronave intentó llegar a Tepic, pero se quedó sin combustible y se desplomó.
Seriamente herido, El Güero Palma se comunicó con el comandante Pintor Aguilera, quien le envió un ejército de agentes federales para que lo recogieran y lo condujeran a su propia casa en Zapopan, Jalisco.
Pero el Ejército pisaba desde hacía tiempo las huellas del comandante Apolinar. Elementos que vigilaban su domicilio detectaron la llegada de las camionetas que escoltaban al narcotraficante herido.
En esa casa murió a causa de las heridas provocadas por el accidente el segundo de Palma, apodado El Teniente Lucas. Cuando los agentes del comandante Apolinar intentaron llevarse al muerto, el capitán Montenegro y sus hombres irrumpieron en la casa. Hallaron a El Güero Palma postrado en una cama. Tenía una 38 Súper con las cachas incrustadas de esmeraldas y con la figura de una palmera sobre un fondo de brillantes. 208 brillantes en total. No opuso resistencia.
—¿Cómo te llamas? —le preguntaron.
—Ustedes ya lo saben —contestó.
“No hubo forma de sacarle nada. Es inteligente, escurridizo, parco”, relató Montenegro.
El Güero Palma traía sobre las espaldas nueve órdenes de aprehensión y una estela de crímenes y ajusticiamientos. A la caída de Miguel Ángel Félix Gallardo, en 1989, El Güero Palma y Joaquín El Chapo Guzmán unieron fuerzas para apoderarse del corredor del Pacífico. Juntos entraron en guerra contra los hermanos Arellano Félix, del cártel de Tijuana. Mientras El Chapo era ostentoso, Palma manejaba siempre un bajo perfil. No existían fotografías suyas en los archivos públicos.
El asesinato de su mujer y sus hijos por el narcotraficante colombiano Rafael Clavel Moreno, del grupo de Félix Gallardo, con quien Palma había roto, lo sacó del anonimato y lo llevó a desatar el torbellino de sangre que todos estos años después sigue bañando México. Palma persiguió y mató a familiares de Félix Gallardo: estuvo involucrado en los hechos de sangre más sonados de su tiempo: del homicidio de la activista Norma Corona al atentado contra los Arellano en la discoteca Christine de Puerto Vallarta, pasando por las ejecuciones del ex procurador Rodolfo Álvarez Farber y de los narcotraficantes Manuel Salcido, El Cochiloco, y Miguel El Chapo Caro.
Palma quedó como líder del Cártel de Sinaloa cuando El Chapo Guzmán fue capturado. En compañía de El Chapo, y de Arturo Martínez, El Texas, se apoderó del penal de Puente Grande, al grado de que “ellos tres imponían las reglas”, reveló más tarde la investigación por la fuga de El Chapo.
“Traemos a las visitas de los señores”, decían los gatilleros al arribar a Puente Grande en camionetas repletas de muchachas, mariachis y bebidas. Palma recompensaba a los custodios dándoles un número teléfonico. Solo debían decir: “Es de parte del director de la escuela”, para ser citados en la Diana y recibir un pago mensual.
En 2007 fue extraditado. Fiscales de EU le ofrecieron un trato a su abogado, Frank Ragen: nombres de personajes y datos sobre el movimiento de drogas en México. Palma aceptó. Solo purgó ocho años. Y ahora está de vuelta. Luego de exprimirlo, nuestros vecinos nos lo regresan.
El cártel que fundó es hoy el más poderoso.
@hdemauleon
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