No se trata de meterse el pie, al contrario, es explotar a un mercado deprimido que compra lo que hay, aunque lo que haya no sea de su total agrado. El aficionado al futbol gasta mucho dinero en productos de sus equipos; el orgullo de vestirse con los colores los hace ir sin darse cuenta de la campaña del equipo que le vende a sus clientes. Son anunciantes ambulantes, y gratuitos.
En cada centro comercial, en cada cine o en cada estadio, quien porta la camiseta oficial lo hace por el equipo, no por el anunciante, así que debería ser importante que el fabricante de ropa hiciera dos versiones: la que debe salir en la televisión, periódicos, revistas y donde el anunciante es fundamental para el fondeo de los equipos, y la del verdadero aficionado que no quiere marcas.
A nadie se le ha ocurrido vender camisetas sin publicidad, dar la opción al cliente. Sería una buena idea, crecerían las ventas, que de por sí son altas, le convendría al fabricante de ropa seguro.
Después de que se presentó la playera del América, lo primera percepción de la gente, más allá de si les gustó que replicaran el modelo del equipo de Beenhakker, fue el parche de Home Depot. Y entonces comenzaron las quejas y las especulaciones por que saliera a la venta uno de estos jerseys sin logos, sin patrocinadores.
La respuesta en las redes sociales fue tal, que las marcas deberían pensárselo muy en serio. Incluso hubo quien aseguró que es “fácil” retirar esta publicidad con alguna técnica especial y hasta prometieron postear un tutorial al respecto.
De verdad Puma, Adidas, Nike, Under Armor, Charly, Pirma, han presentado magníficos y espectaculares diseños para que se ensucien así. En México, las camisetas de los equipos tienen entre tres y diez patrocinadores que se convierten en un ingreso importante para estos clubes.
El otro punto es la manera en que se adaptan al diseño de la playera o qué tan invasivos son. De ahí las quejas de los americanistas, a quienes de por sí ya se les hacía muy grande el logo de Huawei para que debajo de éste tuviera que ir el de Home Depot.
Y las quejas se reparten entre las respectivas aficiones. Nadie, nada, podrá darle gusto a todos, pero en este caso, la mayoría estaría de acuerdo en que hicieran una venta especial de camisetas sin publicidad.
O acaso alguien le paga a los aficionados por ser anuncios caminantes cuando van a los estadios con estas camisetas. No lo creo. Así que están en su derecho de quejarse. Y no es nada contra los patrocinadores y se entiende que necesitan de estos parches para tener ingresos que les permiten solventar algunos de sus gastos. Pero qué culpa tiene el aficionado que paga, en algunos casos, hasta dos mil pesos, por los jerseys.
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