Como decía Bernard Shaw: “Los pañales y los políticos hay que cambiarlos muy a menudo y por las mismas razones…”. La llegada de este joven político francés implica un baño de esperanza para una Francia necesitada de una abundante inhalación de oxígeno, mientras los asiáticos crecen en porcentajes inimaginables. Macron, catapultado a la primera posición como jefe del Ejecutivo, representa al ciudadano común y corriente. Su arribo al máximo poder en Francia, significa el arribo de nuevas caras, la reforma del sistema productivo, una renovación en la vida política, la apertura de las ventanas, aires nuevos y vigorosos. Su gabinete estará integrado por jóvenes de 35 años de edad en promedio. ¿Prescindirá de los experimentados? (¿Quién en México quiere seguir viendo a los “políticos experimentados”? ¿Experimentados en qué…?).
Macron no representa a los republicanos ni a los socialistas, ni mucho menos al perverso Frente Nacional, sin embargo, invitará a personajes de izquierda y de derecha, a modo de un gran conciliador. Es imperativa la presencia de un funcionario especialmente hábil en el manejo eficiente de las relaciones con el parlamento, porque Macron llegó solo al Elíseo y carece de un partido político con un número indeterminado de curules.
¿Quién será el primer ministro o ministra en el gobierno de Macron con la debida capacidad para coordinar los trabajos en un parlamento? Ya lo veremos antes del próximo 14 de mayo, es decir, una semana después de las elecciones. ¿Por qué en México tardamos meses en la trasmisión de poderes? ¿Será porque necesitan más de 7 días para esconder sus trapacerías…?
Macron va a fortalecer la zona Euro, apuesta por una “verdadera Europa de 27 en medio ambiente, industria y gestión de las migraciones”. El presidente electo contempla una estrategia antiterrorista estructurada globalmente y no como un específico diseño francés; lo veremos enfrentado a los sindicatos con su reforma laboral de vanguardia y con escasa experiencia política, dado que no fue legislador ni alcalde ni prefecto y su partido político En Marche!, apenas tiene un año de haber sido fundado. Se impondrá una nueva cohabitación política sin perder de vista que en junio los franceses elegirán a 577 representantes de la Cámara Baja que jugarán un papel definitivo en la estrategia de Macron. ¿En Marche! disfrutará una mayoría en la asamblea? ¿Logrará tener 280 diputados? La coalición para lograr la gobernabilidad será un imperativo.
Quisiéramos ver en nuestro país a un candidato ciudadano, a un Macron mexicano, un joven con una gran trayectoria académica, una visión globalizadora de acuerdo a los tiempos modernos y que, a modo de un estadista, de un visionario, presente un proyecto de gobierno a 20 o 30 años, para construir una nueva República, con horizontes promisorios y enormes posibilidades de empleos productivos, no burocráticos, y educación en el contexto de un nuevo TLC calcado, con sus debidas excepciones, de la actual Unión Europea. Es la hora de construir, con todo y Trump, una Unión Norteamericana, una zona Dólar, para lo cual tendríamos que prescindir de los nacionalismos absurdos y poco rentables a los que se opone Macron.
El Bronco, un triste “Pony norteño”, desprestigió a los candidatos independientes, pero ahí no debe concluir la lucha por librarnos de los partidos políticos que tienen secuestrada a la nación. ¡En Marcha, jóvenes mexicanos! En Marcha…
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