En días pasados se llevó a cabo el primero de una serie de tres foros convocados por la Secretaría de Turismo, tendientes a la construcción de una política turística con perspectiva a 2040.

Tuve la oportunidad de participar como panelista en una de las mesas de trabajo de este foro, bajo la temática de la Gobernanza para destinos turísticos sustentables y esta experiencia me permite confirmar que la realización de este ejercicio de planeación es interesante, pertinente y relevante, aunque el verdadero reto es que sus frutos puedan ser trascendentes.

Sin duda la convocatoria para una discusión abierta con la sociedad sobre los retos del turismo es una buena oportunidad para insistir en la diseminación del mensaje sobre la importancia del turismo para el desarrollo social y económico del país; no deja de ser difícil de explicar el porqué una actividad que genera 8.7% del PIB, que da empleo de manera intensiva y por ende es el sustento de millones de familias, no acaba de ser valorada, plenamente, por los actores ajenos al sector; por cierto esta última idea se convirtió en el ‘caballito de batalla’ del discurso del efímero secretario de Turismo Jesús Silva Herzog (QEPD) hace más de 20 años. Otro titular de la dependencia —Rodolfo Elizondo— dio en el clavo al señalar que el turismo es percibido por los actores políticos, y acaso por el conjunto de la sociedad, como una actividad que ocurre por una suerte de ‘generación espontánea’ y por ende no cuenta con un reconocimiento que se traduzca en un acompañamiento de acuerdo con el carácter prioritario que le confiere la ley y el discurso.

En la mesa en la que tuve oportunidad de participar y en la que completaron el panel autoridades municipales, empresarios y representantes del gobierno federal surgieron diversos temas de interés, habiendo una plena coincidencia en los obvio: la sustentabilidad no es una condición que pueda ser ignorada y los agentes públicos y privados deben asumirla como una condición propia de los mercados actuales; dicho esto, parece haber claridad en que la dimensión ambiental de dicha sustentabilidad es la que ha prevalecido y en la que la autoridad, el marco legal y las presiones de las organizaciones ambientalistas centran su atención, incluso con excesos no justificables desde un punto de vista científico (la aplicación del artículo 60 TER de la Ley General de Vida Silvestre ha sido un ejemplo de ello), en tanto que se hace necesario adoptar una actitud más contundente para el impulso de las otras dos dimensiones de la sustentabilidad—económica y social— que, por cierto transitan por la adopción de los principios de la Gobernanza tales como la orientación a resultados, la participación colectiva y la transparencia y rendición de cuenta de los gobiernos.

Tal vez el aspecto más atractivo de la discusión de esta mesa, a partir del reconocimiento de las limitaciones de los municipios, es la urgente necesidad de encontrar mecanismos que aseguren que los destinos turísticos —particularmente los que compiten en mercados internacionales— que, finalmente, están asentados en el territorio, encuentren mecanismos para afrontar las consecuencias del ‘éxito’ turístico. Cancún, Riviera Maya, Los Cabos y Riviera Nayarit son responsables de alrededor de un 60% de las divisas turísticas y es por demás evidente que tienen urgentes necesidades de infraestructura y equipamiento urbano no sólo para la adecuada atención de los visitantes, sino para los propios residentes. En estos mecanismos es necesario un ejercicio creativo para identificar nuevas fórmulas de financiamiento diferentes a las sobretasas e impuestos al consumo turístico, al tiempo que la dinámica del crecimiento de la oferta debe someterse a una cuidadosa planificación, evitando la discrecionalidad de la autoridad municipal lo que puede resolverse con la figura de las Zonas de Desarrollo Turístico Sustentables prevista en la Ley General de Turismo.

En todo caso si el ejercicio de definición de políticas para el turismo en el largo plazo va en serio, es necesario que el sector privado y la sociedad civil asuman un protagonismo que los lleve a conducirse como garantes en el tiempo de las definiciones estratégicas; de darse esto, entonces sí, podríamos hablar de que la convocatoria de la Sectur se tradujo en un trabajo trascendente.

Director de la Facultad de Turismo y Gastronomía Universidad Anáhuac México.
Twitter: @fcomadrid

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