Con la información dada a conocer por el Banco de México al final de la semana pasada, se ha confirmado que 2016 ha sido un año formidable para el turismo mexicano en lo que hace a su componente internacional.

35 millones de llegadas de turistas internacionales y, especialmente, 19.3 miles de millones de dólares —datos históricos— resumen el buen desempeño turístico del país, pues suponen aumentos anuales de 8.9% y 10.4%, respectivamente. Es necesario subrayar que este comportamiento no sucede de manera aislada, sino que da continuidad a un importante ciclo de expansión iniciado en 2012, de forma tal que las tasas medias anuales de crecimiento de estas variables entre dicho año y 2016 son de 10.6% (llegadas) y 11.3% (ingresos).

Los resultados alcanzados comparan más que satisfactoriamente con el comportamiento mundial, pues el incremento de las llegadas en el planeta el año pasado ha sido estimado por la Organización Mundial del Turismo —OMT— en 3.9%, con lo que el crecimiento anual para el mencionado periodo 2012-2016 es de 4.4%. De esta forma, la dinámica en las llegadas turísticas al país supera en 2.4 veces la del mundo en promedio en los pasados cinco años.

Como ha sido una constante al paso del tiempo, la balanza turística mostró un importante saldo positivo de 9.3 miles de millones de dólares —mmdd— (un notable crecimiento anual de 22.4%), lo que debe ser valorado en una forma más clara por la sociedad mexicana, especialmente al contrastarlos con los deficitarios saldos anuales de la balanza manufacturera (6.9 mmdd), petrolera (12.8 mmdd) y comercial (13.1 mmdd). La balanza turística triplica al saldo de la balanza agropecuaria y agroindustrial… sin recibir los subsidios que recibe el campo mexicano.

Es pertinente señalar que aunque se observa un aumento en las llegadas de turistas fronterizos (5.4%) y de los pasajeros en cruceros (9.5%), los ingresos turísticos de los turistas no fronterizos (también llamados receptivos o de internación) siguen explicando la gran mayoría del total (85%). Uno de los pocos rubros en los que se observa un comportamiento a la baja es el gasto medio de los pasajeros en cruceros que cayó un 8.3%. De hecho al paso del tiempo los ingresos por este tipo de visitantes ha perdido peso en el total pues ha pasado de representar 4% hace algunos años, hasta 2% actual.

En todo caso, es cierto que la devaluación del peso ha sido una ventaja. Sin embargo, no es este el factor central atrás de los favorables resultados recientes; en realidad, la buena marcha del turismo mexicano se explica multifactorialmente, destacando en esta tendencia la consolidación de la recuperación económica de Estados Unidos y el continuado esfuerzo del sector privado. Dos elementos que confirman este pensamiento son el ligero aumento —marginal, pero aumento al fin— en el gasto medio de los turistas de internación y el sostenimiento de las tarifas hoteleras.

Sin duda, en el complejo escenario económico y político que vive el país, los resultados aquí descrito deberían ser aquilatados en su justa valía. En México, el turismo, una y otra vez ha dado muestras no sólo de su poder de atracción de divisas, sino de su capacidad para generar desarrollo. En consecuencia no es aceptable que se le siga escatimando el apoyo político real que merece, más allá del lugar común del discurso sobre su prioridad que suele quedarse, precisamente, solo en el terreno de las palabras. Su ausencia en la iniciativa de las Zonas Económicas Especiales es una emblemática comprobación del argumento.

Las perspectivas actuales para el sector no son malas, pero el riesgo de alguna situación imprevista producto de algún eventual desencuentro con el gobierno americano que tome al turismo como rehén es real, como real es la escalada de violencia e inseguridad que existe en destinos turísticos de gran importancia. De la misma manera y como hemos reiterado en este espacio, es cada vez más necesario tener una visión de largo plazo que se ocupe de sembrar para el futuro.

Este es el tiempo del turismo. Debemos aprovecharlo, al tiempo de no caer en la tentación de matar a la gallina de los huevos de oro, que, con frecuencia, suele parecer deporte nacional.

Director de la Facultad de Turismo y Gastronomía, Universidad Anáhuac México.

Twitter: @fcomadrid

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