Tengo la impresión de que la llegada de Enrique de la Madrid a la Sectur ha sido vista con simpatía por el sector turístico. Su arribo encaja en la normalidad de la dependencia, en la que en promedio su titular dura en el encargo 37 meses. No son pocos los retos que enfrentará el secretario de la Madrid, si bien existe optimismo por el notable desempeño de la actividad turística en los últimos tres años, destacadamente en su componente internacional en que la mayor parte de las variables que la describen alcanza niveles inéditos —el año cerrará con unos 32 millones de turistas internacionales, poco menos de 18 mil millones de dólares de ingresos y un saldo en la Balanza Turística en el orden de los 8 mil millones de dólares.

En el corto plazo, además de mantener las tasas de crecimiento del mercado internacional que, por cierto, ya dan señales de una moderación en el ritmo positivo de su evolución —y en el que se empiezan a notar los efectos de la devaluación del peso, con aumentos en el volumen de viajeros, pero disminución en el gasto promedio— es necesario alentar el turismo interno lo que no se ve fácil pues la economía del país sigue contraída.

Una primera aduana con la que habrá de toparse el secretario es la del presupuesto 2016 para el sector que, en un complicado escenario de las finanzas públicas, muy probablemente ingresará esta semana a la Cámara de Diputados con recortes importantes.

En este sentido y con independencia de que el monto de recursos públicos que se destinan, directamente, a turismo es de menos de 2 milésimas partes del presupuesto total, el verdadero desafío es hacer valer el carácter de prioridad del turismo en la vida nacional, como lo han declarado este y otros gobiernos, declaratoria que las más de las veces se queda en el terreno del discurso.

En otro orden de ideas, el cambio de titular de la dependencia abre un espacio para la reflexión sobre el derrotero a impulsar en ciertos temas que dividen la opinión del sector turístico, como el de casinos, la ‘preinternación’ —mecanismo para que los turistas estadounidenses al regresar a su país de origen hagan sus trámites de migración y aduana de aquel país en suelo mexicano— y la sobrerregulación que aqueja a la industria y que es una fuente permanente de corrupción, que puede potenciarse con la inminente entrada en vigor de diversas normativas derivadas del Reglamento de la Ley General de Turismo.

No es una consideración menor señalar, por ejemplo que la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes ha identificado en un árbol regulatorio más de 400 trámites o actos de autoridad que enfrenta este subsector… en contraste con la facilidad de operación de un puesto callejero de comida que únicamente tiene que ‘ponerse a mano’ con un líder de ambulantes y con el inspector de vía pública.

Hoy, el extraordinario crecimiento del turismo está vinculado a un periodo de vacas flacas –2009-2012– y un esfuerzo público y privado de gran envergadura, realizado al paso de los años, pues se debe reconocer que el tiempo de maduración de los grandes proyectos turísticos de ninguna forma es breve.

En consecuencia, el mayor reto que habrá de enfrentar la renovada dirección de la Sectur no es el de cosechar lo que se ha plantado, sino de sembrar para el futuro, dando respuesta a las preguntas de dónde y como se concretarán los ‘Cancunes’ de 2030…

He dicho, y reitero que la respuesta a esta interrogante puede tener dos apoyos significativos, íntimamente relacionados: la reinvención de Fonatur que tiene que recuperar su condición de agencia de desarrollo del Estado mexicano y el aprovechamiento con fines turísticos de la figuras de las zonas económicas especiales, largamente anunciada, y que podría materializarse en un corto plazo.

En el fondo, las 2 vías antes señaladas suponen romper la infravalorada visión que existe sobre el turismo, y reconocer que si esta actividad fue capaz de cambiar en una ocasión el rumbo de una zona del sur del país –Quintana Roo en 1970 tenía la octava parte del PIB que Oaxaca y para 2013 ya lo superó; en tanto en Oaxaca hay un 66.8% de personas en pobreza, en Quintana Roo la proporción es de un 35.9% (la media nacional es de 46.2%)– la historia podría repetirse para bien… pero no de manera espontánea.

Director de la Facultad de Turismo y Gastronomía de la Universidad Anáhuac México Norte.

Twitter: @fcomadrid

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