Emmanuel Macron resultó electo presidente con 65.8% de la votación, una elección con un enorme significado para Francia, para Europa y para el mundo. La elección presidencial en Francia este domingo 7 de mayo, rompe el ciclo de la ola extremista que ganó el Brexit con la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, que ganó las elecciones en Estados Unidos con Donald Trump y el discurso de odio y proteccionismo. Los franceses con su voto se pronunciaron inequívocamente por una política progresista, no de división sino de unidad y de atención a los grandes problemas sociales y a la seguridad. La votación en Francia dejó de lado rencores convirtiendo demandas sociales en esperanza para salir adelante en materia de empleo, seguridad, oportunidades, políticas sociales que beneficien a todos. Lo que rechazaron los franceses mayoritariamente este domingo fue el discurso de la ruptura, la división, el odio, el racismo, el proteccionismo revivido en aras de visiones nacionales excluyentes, el cierre de las fronteras europeas. Ese fue el programa con el que Emmanuel Macron ganó a los electores en Francia.

La elección de Macron también significó el rechazo por la extrema derecha y los discursos de odio y división de Marine Le Pen del xenófobo Frente Nacional, sin embargo hay que reconocer que la candidata perdedora obtuvo la votación más alta que jamás había alcanzado ese partido fascista y que nunca logró aliarse con ningún partido de derecha ni en Francia ni en Europa: 34.2% de la votación, alrededor de 11 millones de votos. La candidata perdedora fue saludada con respeto por el presidente electo en su discurso, frente a cientos de miles de sus seguidores que al escuchar el nombre de Le Pen gritaron y silbaron, pero el ruido cesó de inmediato cuando Macron, automáticamente, pidió silencio y respeto por lo que fue una elección al votar. Defendió la democracia pero también la búsqueda del fin de las divisiones en Francia. A lo largo del discurso dijo que trabajará por que los franceses que votaron por la candidata del Frente Nacional no tengan en el futuro la necesidad de expresar su enojo y frustración y odio en las urnas.

Frente a la Pirámide en la explanada del Louvre, emblema de la cultura mundial en París, la multitud al concluir el discurso de Emmanuel Macron, presidente electo, entonó emocionada La Marsellesa himno de la libertad, igualdad y fraternidad.

Para el mundo entero y en particular la Unión Europea y la OTAN, el resultado de la elección en Francia, fue como un viento fresco para la unidad, la democracia y el futuro de Europa. Francia es el segundo país por su economía en la Unión Europea, país fundador junto con Alemania de la Comunidad Europea y con el Tratado de Roma. El derechista Frente Nacional, planteaba el posible abandono de la Unión Europea y del euro. La campaña de Le Pen siguió la ruta de Brexit y de Donald Trump incluso en su alianza con Putin que se pronunció a favor de Le Pen, también. Sin duda, Francia ocupa un lugar central la Unión Europea y en la definición de sus políticas.

Emmanuel Macron completó, al llegar a la presidencia de Francia, una hazaña en la que pocos creyeron que podría ser exitosa en su inicio, cuando ese joven economista, hoy de 39 años, que había llegado a ser ministro de Economía del presidente Francois Hollande renunció y decidió impulsar un movimiento, al que llamó “En Marche”, para aspirar a la presidencia de Francia. Nunca había sido electo. Los partidos que dominaron la escena política francesa desde 1958, el de la República o gaullista, de centro derecha, y el del Partido Socialista, de centro izquierda, atravesaban por sus respectivas crisis. El candidato gaullista Francois Fillon exprimer ministro en el gobierno de Nicolas Sarkozy atravesó logró sortear una crisis política que lo vulneró, el candidato del Partido Socialista Benoit Hamon fue el peor que haya tenido ese partido, además el Presidente Hollande había visto desplomarse su popularidad. Pero sobre todo, Emmanuel Macron, organizó En Marche, su discurso de centro convenció, sumó, avanzó e hizo lo impensable: ganó la Presidencia. Se le compara con Barack Obama.

De esa odisea habrá mucho que analizar más adelante, pero hoy lo que está en juego es la batalla que sigue: la elección de la Asamblea Nacional en su primera vuelta el 11 de junio y segunda el 18, una semana después. Crucial para Macron que requiere una mayoría que le permita gobernar sin tener que tejer alianzas, o bien la construcción de otras que le permitan una tercera “cohabitación”. Mitterrand en los ochenta gobernó, durante una parte de su Presidencia con un Primer Ministro gaullista, Jacques Chirac Presidente años después tuvo un Primer Ministro Socialista, Lionel Jospin.

Macron sin duda buscará tener mayoría en la Asamblea Nacional. Cuando Francois Mitterrand fue electo Presidente, le preguntaron que si tendría mayoría en la Asamblea Nacional para gobernar, entonces afirmó con ese humor entre irónico y serio que lo caracterizaba: “¿cree usted que los franceses son tan estúpidos para elegirme y luego no darme mayoría?” En el régimen parlamentario francés, el Presidente es el Jefe de Estado, el Primer Ministro designado por el Presidente es el Jefe de Gobierno.

Emmanuel Macron logró lo impensable, el próximo 14 de mayo sustituirá a Francois Hollande y será investido President de la Republique Francaise.

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