La cultura de prevención y protección civil en México data de tiempos prehispánicos. En un acantilado de nuestra costa atlántica, podemos hallar vestigios de cómo los antiguos mexicanos libraron largas y duras batallas contra la naturaleza. El Templo del Dios del Viento, en Tulum, es el sitio del primer sistema conocido de alerta de huracanes, establecido por el pueblo maya. Con el tiempo, los avances tecnológicos nos han permitido enfrentar los desastres naturales de maneras cada vez más preventivas y estratégicas.
En 2015, Patricia, el huracán más poderoso jamás registrado, llegó a las costas del Pacífico mexicano. Patricia alcanzó una velocidad de 322 kph en el océano y de 265 kph al tocar tierra, convirtiéndose en el ciclón más fuerte en la historia. A pesar de la enorme amenaza que constituyó, un esfuerzo de prevención sin precedentes —que incluyó las previsiones de la llegada de la tormenta, la amplia y clara difusión de los mensajes de Protección Civil, y las evacuaciones oportunas— permitió a México superar el meteoro sin una sola víctima.
La situación, sin embargo, fue muy diferente en 1985, cuando un terremoto sacudió la Ciudad de México. El recuerdo de esa tragedia es una de las principales razones por las que ahora contamos con un sistema de alerta que permite a nuestros ciudadanos tomar medidas preventivas de resguardo y protección.
Con su histórica experiencia afrontando grandes desafíos de la naturaleza, y habiendo alcanzado importantes logros en materia de prevención, México es el lugar idóneo para recibir a jefes de Estado, a funcionarios gubernamentales, a representantes de agencias de la ONU y de las ONG, a mujeres y hombres de negocios, y a todos aquellos cuyo mayor compromiso sea mantener la prevención de desastres como prioridad en la agenda internacional. Por ello, este año, Cancún será la sede de la V Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres.
Aunque el camino ha sido largo, el progreso logrado en la reducción del riesgo de desastres en todo el mundo ha sido sobresaliente. En 2005, semanas después del catastrófico tsunami en el Océano Índico, se aprobó el Marco de Acción de Hyogo. Este acuerdo ha dado lugar a notables avances en la gestión de los desastres y, a pesar de que han ocurrido otros eventos terribles como el ciclón Nargis o el terremoto haitiano, el Marco de Acción ha propiciado una disminución constante de la pérdida de vidas.
No hay duda de que hemos mejorado en el manejo de desastres. Sin embargo, aún queda mucho por hacer en cuanto a la gestión de los riesgos subyacentes y las altas pérdidas económicas. Por ejemplo, un estudio reciente del Banco Mundial estima que, cada año, los desastres cuestan a la economía global 520 mil millones de dólares y provocan que 24 millones de personas sean llevadas a situaciones de pobreza. Afortunadamente, el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres, firmado hace dos años en Japón, ha cambiado el paradigma para lograr este objetivo.
Además, al mejorar la gestión en el riesgo de desastres y reducir sus factores desencadenantes, estamos dando paso a la implementación exitosa de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. La Agenda proporciona a todos los países una hoja de ruta para tomar acciones relacionadas con el clima, las cuales reducirán las emisiones y aumentarán la resiliencia al cambio climático. Por ello, su efectiva ejecución disminuirá la frecuencia y la fuerza de los fenómenos climáticos.
La Plataforma Global 2017 será una valiosa oportunidad para reactivar esfuerzos mundiales al compartir experiencias y mejores prácticas. Es primordial que encontremos maneras más eficientes para reducir el número de muertes, así como disminuir los daños y el impacto económico causado por los desastres naturales.
En ese sentido, el Foro de Alto Nivel de la Plataforma Global se concentrará en las pérdidas económicas como un componente estratégico para el desarrollo sostenible. Los efectos devastadores causados por desastres naturales no deberían frenar el crecimiento económico de ningún país. La gravedad de ese escenario se puede ejemplificar con el caso de Haití, cuya economía se estaba reconstruyendo, a seis años de haber sufrido el devastador terremoto de 2010 (con pérdidas equivalentes a 32% del PIB), cuando el país fue azotado por un huracán categoría 4, en octubre pasado.
El hecho de que se perdieran vidas humanas en una tormenta que fue pronosticada a tiempo, destaca la importancia de la primera Conferencia sobre la Alerta Temprana Multirriesgo, la cual tendrá lugar durante dos días en Cancún, antes de la inauguración oficial de la Plataforma Global 2017. Su principal objetivo es reforzar los sistemas de alerta temprana en los países menos adelantados, que carecen de servicios meteorológicos y climáticos.
El objetivo general de la Plataforma Global 2017 es pasar del compromiso a las acciones: es decir, operacionalizar el Marco de Sendai y garantizar que se cumpla su primer plazo fijado. Para 2020, todos los países del mundo deberán contar con estrategias nacionales y locales para la reducción del riesgo de desastres. En los últimos años, México ha consolidado un Sistema Nacional de Protección Civil basado en la participación activa de los tres niveles de gobierno, así como de todos los sectores de la sociedad. Aspiramos a colaborar con otros países para que cada uno de ellos pueda desarrollar su propio sistema.
Por ahora, no tenemos certeza sobre las causas que provocaron el ocaso de la antigua civilización maya. Lo que sí sabemos es que nuestros ancestros entendieron la importancia de la prevención. Dado que esta reunión tiene lugar en su antigua tierra, recordemos que estamos aquí para discutir y fortalecer nuestras políticas hacia sociedades más preventivas y resilientes. Bienvenidos a México. Espero que los siguientes sean días muy activos y fructíferos, y que juntos trabajemos en la construcción de un mundo más seguro para vivir.
Presidente de la República