América le ganó a las Chivas el Clásico Nacional el domingo, entre la polémica y la controversia, por los errores cometidos por el cuerpo arbitral encabezado por Fernando Guerrero, en un partido de buena calidad técnica, intenso, emotivo e interesante de principio a fin.
La opinión generalizada es que América ganó el Clásico de Clásicos, sí, pero el mejor futbol lo ejecutó el Guadalajara, las oportunidades más claras las fabricó el equipo tapatío, le faltaron puntería y contundencia para reflejarlas en el marcador, mientras que la escuadra capitalina llegó en menos ocasiones a la portería rival, pero su ataque fue más certero e implacable y ahí se registró la diferencia en el marcador; así de fácil.
Con los argumentos simplistas, sencillos y huecos de que el América no tiene la culpa de los errores arbitrales, que éstos son parte del juego y que el futbol es así, parece intentarse soslayar la gravedad de las pifias cometidas por los colegiados designados en este partido.
Al Guadalajara le anularon un gol legítimo de Isaac Brizuela a los 16 minutos, no le marcaron un penalti claro de Osmar Mares a Omar Bravo a los 45 minutos y le expulsaron de manera rigorista a Carlos Cisneros a los 61´. Fallas que definitivamente influyen y condicionan, claro está, el desarrollo y el resultado de un partido de futbol.
Si el auxiliar Alejandro Ayala no levantó su bandera y avaló en principio el gol de Brizuela, en mejor posición que el silbante Guerrero, que no lo invalidó inmediatamente, queda claro que la presión de los jugadores americanistas influyó definitivamente en la anulación del tanto. La duda y la demora de los árbitros en la marcación de esa jugada fueron evidentes y el resultado fue un flagrante error. ¡Qué fallaron los audífonos de los árbitros y no se pudieron comunicar al momento! Cuesta trabajo creer esa versión.
Omar Bravo fue empujado por Mares en el área americanista al final de la primera mitad, el silbante estaba cerca de la acción, vio el contacto, pero no lo marcó. Y la expulsión de Cisneros es muy discutible porque, efectivamente, sí hay contacto sobre Paul Aguilar, pero es accidental, producto de la inercia misma de la acción.
A un equipo con tantos problemas para hilar sus ofensivas, escaso en la generación de futbol ofensivo, con claridad, y al que le cuesta tanto trabajo marcar goles, como el Guadalajara, le afectan mucho más esta clase de pifias.
Es una pena que un estupendo partido de futbol, emotivo y electrizante, lleno de esfuerzo y pasión, haya sido marcado por errores puntuales en contra de uno de los contendientes. Las jugadas discutibles y apretadas, las más trascendentes en el criterio arbitral, favorecieron al América.
El partido correspondió a las expectativas generadas, el arbitraje, una vez más, volvió a fallar en la atribulada y acongojada Liga MX, por este importante rubro.
ecamarenar@tdnsports.com