El incidente en el que Fidel Kuri, propietario del Veracruz, reclama, provoca y agrede a Edgardo Codesal, no puede pasar por alto y el propietario del equipo jarocho debe recibir un castigo ejemplar.

Fue vergonzosa la reacción de Kuri Grajales, de ir a protestarle airadamente al ex árbitro en el palco, ahí están las imágenes que lo confirman y luego fue a buscarlo al estacionamiento, sin que nadie pudiera detenerlo o hacerlo desistir en su intento.

Kuri no estaba en sus cinco sentidos, se asegura que iba borracho. Y para culminar, lo que declaró al final del penoso incidente, al reprobar la gestión del directivo al frente del área técnica del arbitraje; Fidel Kuri Grajales perdió la cabeza y la clase.

No extraña su reacción, porque en diciembre pasado declaró que si no podía mejorar el arbitraje, Codesal debería irse e incluso sugirió que se trajeran árbitros extranjeros.

Tras esa manifestación de Kuri, no hubo consecuencias, no fue sancionado y no se respetó el tan nombrado Código de Ética de la FMF.

Está claro que el suceso del sábado anterior rebasa por completo ese código que muy pocos respetan en el futbol mexicano, por lo que Kuri Grajales debe ser castigado severamente.

Hay varios antecedentes, el más reciente, el 7 de noviembre de 2014, cuando Andrés Fassi, del Pachuca, reclamó airadamente al árbitro Fernando Guerrero en la zona de vestidores del estadio del Santos Laguna, fue suspendido cuatro meses y multado con 134 mil 584 pesos. Pareció muy “suave” aquella sanción.

El 28 de septiembre de 2009, Ricardo Henaine, entonces propietario del Puebla, fue suspendido un año por un incidente con los árbitros en un partido ante el Guadalajara en el estadio Cuauhtémoc.

El 1 de noviembre de 2004, Francisco Bernat, del Puebla, fue multado con 300 mil pesos y suspendido un año, por agredir con sus guardaespaldas al equipo arbitral encabezado por Manuel Glower.

La Comisión Disciplinaria debe actuar con energía, de manera independiente y sin influencias de ningún tipo.
No es válido el argumento de que Kuri Grajales —según se dice— no aparece en el organigrama de la directiva de los escualos. Todos sabemos que es el propietario y que asiste a las reuniones del Consejo de Dueños y que incurrió en una falta muy grave. Debe actuar con mano dura sin importar que se trata de un “socio activo” del futbol mexicano.

Un año de castigo, la multa más alta marcada en el reglamento y la advertencia de que si hay reincidencia, estaría obligado a vender su franquicia, ésta sería la sanción acorde a la gravedad de la falta del directivo veracruzano.

Será tarea de la Comisión Disciplinaria imponer una sanción ejemplar al directivo del Veracruz, de no hacerlo quedará un precedente muy peligroso para el futbol mexicano y se dejará la puerta abierta para que otros hagan lo mismo.

ecamarenar@tdnsports.com

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