Con una actuación vergonzosa, la Selección de México culminó su participación en la Copa América Centenario al caer 7-0 ante Chile, de manera estrepitosa y escandalosa, en los cuartos de final del certamen. Fue la peor goleada en la historia del Tri en eventos oficiales internacionales. Tristemente, tampoco en este torneo continental hubo quinto partido.

Fue lamentable y decepcionante el desempeño del equipo nacional, superado claramente por los chilenos, individual y colectivamente. Careció de orden en todas sus líneas, se notó desarticulado, desconfiado, sin acoplamiento, sin espíritu combativo ni personalidad.

México fue un desastre y pagó un alto precio por la obsesiva –y absurda– “metodología” del entrenador colombiano Juan Carlos Osorio de cambiar alineaciones en cada partido. Aquí lo advertimos hace una semana. “La rotación es una forma de vida”, ha dicho el timonel sudamericano, concepto exagerado que suena a justificar una obsesión, escribimos en este mismo espacio.

Mientras Chile aprovechó cada momento de su preparación previa y cada partido de la Copa para armar, solidificar y fortalecer a su equipo con la continuidad en su 11 titular, Osorio desperdició esa posibilidad, dilapidó y desaprovechó el tiempo en experimentos estériles que atentaron contra el principio más elemental en el deporte: la repetición hace la perfección. El entrenador colombiano jamás repitió una alineación y pagó las consecuencias con esta humillante goleada.

¿Y ahora cuál es el argumento para explicar esta hecatombe? Seguramente, ninguno de los directivos responsables en la Selección le cuestionó a Osorio su “novedoso procedimiento de rotar jugadores y se fueron con la finta por los resultados obtenidos, sin querer darse cuenta que el funcionamiento del equipo dejaba muchas dudas. Es más, de manera pretenciosa y presuntuosa, se enarboló esa bandera del “revolucionario sistema de Osorio”, principal responsable de este fracaso, sí, pero con la complicidad de quienes apostaron por su proyecto.

Primer gran fracaso deportivo de Decio de María Serrano y su equipo al frente de la Federación Mexicana de Futbol. ¿Quién le pedirá cuentas y explicaciones a Osorio? El colombiano no engañó a nadie, sabían de su manera de trabajar y lo aceptaron. No imagino al inexperto Santiago Baños cuestionándole las “formas” al colombiano, ni tampoco a Guillermo Cantú pidiéndole a Osorio que esclarezca sus razonamientos por su manera de dirigir al Tri.

Se equivocaron en la elección del entrenador y punto, porque Juan Carlos Osorio no fue capaz de darle un estilo y un sello futbolístico a la Selección y los resultados “maquillaron” el mal funcionamiento. Por supuesto que los jugadores también son responsables de este fracaso, son al mismo tiempo cómplices y víctimas.

¿Cuáles serán las consecuencias de la catástrofe de Santa Clara? Puede ser que le pidan a Osorio que cambie su procedimiento de la “rotación”, y si éste lo acepta estará contradiciendo sus propios principios, por los cuales lo trajeron a dirigir a la Selección. Seguramente le darán otra oportunidad con el argumento de la continuidad al técnico de la discontinuidad en las alineaciones. Hoy mismo lo sabremos.

ecamarenar@tdnsports.com

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