Por fin se efectuó, en el emblemático Maracaná, el sorteo para definir los grupos para el torneo olímpico de futbol a disputarse del 4 al 20 de agosto durante los Juegos de Río de Janeiro 2016.

En un país sin mesura, ni para la crítica ni para el elogio, los “porristas” de la Selección encontraron tierra fértil para, una vez más, ilusionar a los aficionados con falsas promesas de heroicas gestas de nuestros valientes soldados de cortos pantalones.

Al grito de “el más cojo es alambrista”, se tomaron el atrevimiento de afirmar que “nos tocó un grupo a modo”, “que México debe calificar”, “que el equipo tricolor (que tiene mucho corazón y en la cancha lo demostrará) está obligado por lo menos a subir al podio”. Por supuesto no faltaron aquellos que, sin temor a equivocarse, vaticinaron que los “roedores olímpicos” regresarán al terruño querido con la presea de oro colgada al cuello. Bueno, ya hasta se aventaron la puntada de hacer los “cruces” para los cuartos de final, afirmando que México tendrá que enfrentar a Portugal o a Argentina, para seguir su inexorable, pero triunfante camino hacia el medallero. ¡Ojalá!... se vale soñar.

Sin embargo, no son enchiladas. México nunca ha derrotado a dos de sus compañeros de grupo en unos Olímpicos (ni a Alemania, ni a Corea del Sur). Exceptuando Londres 2012, no se ha quedado dentro de los 3 primeros lugares, ni cuando los Juegos se efectuaron en nuestro país en el 68 (se terminó en cuarto), normalmente estamos del séptimo para abajo.

La Selección no se vio bien en la reciente gira realizada por Europa. Todavía no se sabe quiénes serán los tres refuerzos mayores de 23 años. Y para colmo de males, los jugadores del Pachuca y de Chivas (que son la base del plantel que dirige el ‘Potro’ Gutiérrez) si califican a la Liguilla, no podrían asistir al Torneo Esperanzas de Toulon que se celebrará en Francia en el mes de mayo y servirá para poner al equipo a punto.

No me malinterpreten, no es que yo no quiera que México gane una medalla. Lo que pasa es que pienso que, por un lado, hay que ser humildes, ir paso a paso, que los partidos hay que jugarlos; y, por el otro, parece que no aprendemos. “Esta película ya la vi”. Siempre nos hacen abrigar esperanzas y a la hora de la verdad vienen los “fracasos” y... nos llamamos engañados.

ebrizio@hotmail.com

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