El martes por la noche, digamos casi de madrugada, tuve el gusto de ver por el Canal de las Estrellas, a través de la pantalla chica, el programa de “debate” titulado “En serio”, que en esta ocasión fue dedicado al arbitraje. Para ser sincero: ya no sé si llorar, reír o materialmente ponerme a rezar.
En determinado momento al “doctor” se le ocurrió afirmar que “el día que un árbitro insulte a un jugador, está fuera”. ¿Qué pasó, mi estimado galeno?, no sea prepotente. Usted es el director del área técnica y no tiene potestad para condenar a un silbante de esa rigorista manera. El Reglamento de Sanciones de la Liga Mx, en su artículo 44, es claro cuando menciona que “el castigo por que un nazareno insulte a un futbolista es de 2 a 6 partidos y una multa de 30 a 90 días de salario mínimo”, y no implica suspensión de por vida.
Esto toma matices dramáticos cuando recordamos que más adelante (durante el programa) a pregunta expresa de Francisco Javier González, respecto a que “si había quedado conforme con el castigo que le impusieron a Fidel Kuri Grajales luego de agredirle físicamente en un palco del Luis ‘Pirata’ Fuente, el doctor respondió que él era “un hombre de reglamentos, por lo tanto debía respetar a quienes basados en ellos habían determinado la sanción”.
Entonces... ¿en qué quedamos pues? Si es “un hombre de reglamentos” por qué desde su trinchera de jefe de instrucción se atreve, a manera de amenaza, a emitir un juicio sumario, en el hipotético caso de que un juez insulte a un jugador.
Igualmente pudimos enterarnos durante la emisión televisiva de que los silbantes trabajan seis horas diarias, que cuentan con psicólogos, servicio médico, preparadores físicos de alto nivel, “metodistas, hechiceros y hasta espiritistas”. Es entonces cuando surge la pregunta, si trabajan tanto, ¿por qué son tan malos?
Del mismo modo, presumieron que les enseñan tácticas de juego y que analizan profundamente el parado de cada uno de los equipos. ¡Por favor! Si ni siquiera conocen a fondo la regla de juego y todavía les quieren instruir en estrategia balompédica ¡Ahora me explico todo!
Total, que para mi gusto quedó flotando en el ambiente la percepción de que los árbitros son unas pobres víctimas, que es muy arduo cubrir solitos una hectárea de terreno, que es muy difícil manejar la presión de cien mil almas que te insultan y te increpan, que las 28 cámaras y sus repeticiones en cámara lenta muestran cosas improbables de ver para el ojo humano, que dirigir un partido de futbol en la actualidad resulta casi una... misión imposible.
*En la foto: Edgardo Codesal
ebrizio@hotmail.com