Los mariachis callaron. A pesar de que los niños tricolores nos hicieron soñar con que iban a emular las gestas realizadas en Perú 2005, bajo la batuta de Chucho Ramírez y de México 2011, dirigidos por el ‘Potro’ Raúl Gutiérrez, la verdad es que no les alcanzó y terminaron mordiendo el polvo ante su similar de Nigeria, cortando de tajo las ilusiones y todas las fantasías.

Pienso que poco se les puede reprochar, toda vez que jugaron con pundonor y entrega. La diferencia fue que ellos sí la metieron y nosotros no. Así es el futbol: todas las oportunidades que falles frente al arco enemigo, se convertirán en goles en contra… y así fue. Con el sello de la casa.

Para mi gusto fue un partidazo de ida y vuelta en donde lo que más llamó mi atención fueron dos cosas: 1) El ritmo vertiginoso al que se jugó y 2) La calidad técnica mostrada por los nuestros; es un equipo que juega muy bien al futbol.

Cuando México se fue arriba en el marcador, temprano en el encuentro, nos llenamos de alegría; sin embargo, los africanos nos dieron la vuelta. La esperanza renació al minuto 59, cuando ocurrió lo mejor del encuentro. Una jugada de gente grande, que bien podría firmar (sin exagerar) Maradona, cuando Diego Cortés se quitó hasta la cocinera para darle el tanto de la igualada (momentánea) a los dirigidos por el ‘Kalifas’ Arteaga ¡Golazo!. Y la ilusión y el entusiasmo retornaron.

Pero poco nos duró el gusto. El último clavo en el ataúd tricolor fue por conducto de una pena máxima, la cual será cuestionada (como siempre) al grito de “No era penal” por los porristas de la Selección envolviéndose en la bandera del patrioterismo barato, cuando lo cierto fue que Esquivel cargó por la espalda a su adversario, cometiéndole una de las 10 faltas que la regla XII sanciona con tiro libre directo y que si son cometidas dentro del área de los 16.50 metros se castiga con un disparo desde los 11 metros.

Salvo su mejor opinión, estimados lectores de El Gran Diario de México, en esta ocasión, tampoco nos podemos escudar bajo el tradicional subterfugio de que los nigerianos son puros cachirules, que ya no se cuecen al primer hervor y que casi todos ellos han alcanzado la mayoría de edad. En una de esas, algunos mexicanos se veían más grandes que los africanos.

Ni hablar, son cosas del futbol. Ahora hay que enfrentar a Bélgica, el próximo domingo, por el tercer lugar. Es una gran oportunidad para demostrar de qué están hechos.

A los chavales se les augura un prometedor futuro. Arriba corazones. Muchas gracias, muchachos por proporcionarnos ilusiones, además por la entrega y pundonor mostrados, pero sobre todo, por la disciplina táctica y el buen futbol que desplegaron a lo largo de la competencia.

Hicieron soñar a todos los que queremos y amamos nuestro querido deporte. Por las alegrías que nos dieron, reciban ustedes a nombre de toda la afición un afectuoso... abrazo de gol.

ebrizio@hotmail.com

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