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Vaya que han dado de que hablar los errores arbitrales que terminaron por beneficiar injusta y flagrantemente al equipo tricolor en la Copa de Oro.
Curiosamente fueron dos colegiados estadounidenses quienes sancionaron los tres penaltis de la ignominia. Primero el asistente de línea que cruzó a Walter López en la controversial pena máxima señalada en el último minuto ante Costa Rica y después el silbante Mark Geiger que le regaló dos penaltis a México, desatando; no solamente la ira, si no provocando la maledicencia popular, tanto así, que ya muchos se toman el atrevimiento de asegurar, “que esto está arreglado para que la Selección Mexicana gane la competencia” !hágame usted el favor!
Sinceramente pienso que habría dos caminos para solventar todos estos inconvenientes: 1) que la gran familia del futbol aprendiera a aceptar los aciertos y errores arbitrales como parte del juego (lo que se antoja imposible) o 2) recurrir, tal y como ocurre en otros deportes de élite a la tecnología.
Escapa a mi entendimiento que en el balompié continuemos viviendo en la era de piedra, con esa obstinación de negarse a progresar, dejando a los imperfectos ojos de un ser humano todas las decisiones. Y dijo “imperfectos”, porque creo que la vista es el órgano de los sentidos que más nos puede llegar a engañar.
Los detractores de la tecnología afirman que en un deporte dinámico como lo es el futbol se perdería el ritmo del partido por el tiempo que implicaría la revisión de las jugadas polémicas.
Sin embargo, podríamos cuestionarnos cuánto tiempo se perdió con el reclamo de los panameños; por favor, en esos minutos bien se hubiera podido revisar la infracción varias veces. Lo mismo hubiese ocurrido con aquel gol en fuera de juego de Carlitos Tévez en el México vs Argentina en Sudáfrica 2010.
Igualmente, no sería cuestión de checar todas las acciones, habría que reglamentarlo e ir perfeccionando la metodología para hacerla funcional.
No sería posible apelar a la repetición por un saque de banda, meta o esquina. Pero sí, al dudar de un gol conseguido con la mano o en posición fuera de juego. Para determinar si la pelota rebasó por completo la línea de meta al conceder un tanto e incluso para rectificar o ratificar una expulsión.
Sin lugar a dudas, se ganaría en... credibilidad y justicia.
ebrizio@hotmail.com