Arranca hoy La XLI Convención Nacional de Árbitros en el paradisiaco puerto de Acapulco, provocando más dudas que certezas. He tenido ocasión de revisar el programa de actividades y la verdad sea dicha: ya no sé si reír, llorar o materialmente ponerme a rezar.

Destacan “asuntos importantes”, como el torneo de futbol que organizarán todas las mañanas, la cena de gala en donde se realizará la premiación anual a lo más sobresaliente en el ámbito arbitral y (lo mejor) el “concurso de talentos” que amenizará el ambigú ¡Una chulada!

La plática magistral la impartirá (nada más y nada menos) que Jorge Campos ¡Sí, leyó usted bien!, sinceramente no alcanzo a imaginarme qué les puede aportar el ‘Brody’ a los hombres de negro, que no sea una amena charla, con algunas anécdotas plagadas de chistoretes, pero ¿será eso lo que necesita el arbitraje mexicano para salir de la peor crisis de su historia?

De reglas de juego, de unificar procedimientos, de recursos arbitrales, del trabajo en equipo, de la aplicación de criterios, de los yerros cometidos durante el año (digo, para remediarlos)… casi nada.

Igualmente se aprovechará la ocasión para dar de baja a cinco silbantes del máximo circuito: Roberto Arellano Nieves (39 años), Erim Ramírez (39), Miguel Ángel Ayala (39), Víctor Bisguerra (32) y Fabrizio Morales (38). Les dirán adiós, así nomás. Sin por lo menos una liquidación económica, de acuerdo a la ley, por los años de servicio ¿No que lo que querían era un trato digno? Y es que, no están ustedes para saberlo (ni yo para contarlo), estimados lectores de El Gran Diario de México, pero las lenguas de doble filo afirman que a los silbantes los “regentea” una empresa “fantasma” llamada OIDEP, que controla la cuestión logística y financiera que atañe a los jueces.

Y digo “fantasma” porque (dicen) que no tiene una oficina como tal, se desconoce su domicilio fiscal, nadie sabe quién es el jefe o los empleados que ahí laboran. Les depositan sus viáticos y a media semana sus honorarios (por trasferencia bancaria), les hacen llegar sus boletos de avión y los vales del hotel, todo esto con la finalidad de no crear una relación laboral con los árbitros, evitar la antigüedad y estar protegidos en el eventual, caso de una demanda de trabajo. ¿Esa es la trasparencia y la legalidad que presume la Liga MX?

ebrizio@hotmail.com

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