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Fue un caso extraño, de principio a fin.
Uno. El jueves 5 de mayo, el Wall Street Journal difundió una nota sobre un documento anónimo (fechado el 20 de abril) que destapaba supuestas millonarias maniobras irregulares de altos directivos de Televisa, comenzando por el vicepresidente Alfonso de Angoitia. Televisa le habría cobrado millones de pesos en efectivo a seis gobiernos estatales y al PRI y PAN, para luego lavarlos a través de operaciones parapetadas en el Estadio Azteca. Pero en la misma nota, el Wall Street Journal ponía en entredicho el documento.
Dos. El domingo 8 de mayo, el diario Reforma y el semanario Proceso dieron un gran despliegue al documento anónimo. El asunto se mexicanizó.
Tres. El lunes 9 de mayo, en la única entrevista que Televisa daría sobre el tema, el vicepresidente Javier Tejado Dondé me dijo que la información del documento era “absoluta, completa y tajantemente falsa”. Y que había “algunos indicios para que podamos pensar quién está detrás de esto”. Perfiló al Grupo Slim.
Cuatro. Para ese lunes 9, la información de la carta anónima, que salió de un correo electrónico anónimo, había sido desmentida por los gobiernos, el Bank of America y Merryll Lynch.
Cinco. Ese lunes 9 se confirmó que el despacho neoyorquino Wachtell, Lipton, Rosen & Katz, que maneja muchos de los casos más importantes y polémicos del mundo, había sido contratado por Televisa para investigar el contenido del documento anónimo. A la investigación se sumaría el despacho Kramer, Levin, Neftalis & Frankel.
Seis. Ninguna autoridad mexicana informó estar investigando el caso. Tampoco se supo que el Departamento de Justicia de Estados Unidos o la SEC (Securities Exchange Commission) lo estuvieran haciendo: al parecer, esperarían el resultado del trabajo de Wachtell… y Kramer…
Siete. El Wall Street Journal, Reforma y Proceso abandonaron el tema. Televisa anunció que demandaría a los medios mexicanos por incumplir el derecho de réplica.
Ocho. Ayer, dos meses después de la publicación original, Televisa reveló (a través de un documento de relación con inversionistas sobre los resultados del segundo trimestre del año) que la investigación de Wachtell… y Kramer… había terminado, “concluyendo la falsedad de cada una de las referidas acusaciones”.
Nueve. “Verificaron párrafo por párrafo”, me explicó ayer Tejado Dondé. “Todo acabó siendo falso, como te lo dije en mayo. El objetivo era dañar y desprestigiar a Televisa”.
Diez. Pregunta de costumbre, ¿quién se hace cargo de las implicaciones de esta “gran filtración” que desnudaba la corrupción en la política y los medios mexicanos?
MENOS DE 140. Por cierto, Televisa obtuvo ya por este caso una sentencia favorable de un juez federal contra Reforma, por violar el derecho de réplica.
gomezleyvaciro@gmail.com