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Hay un círculo de luz poética en la historia central que cuenta Gerardo Fernández Noroña en su libro, La casa blanca, historia de un compromiso incumplido o la venta del país. Se trata de una batalla que dio a solas y nadie le creyó, de un exitoso acuerdo con un gobierno al que repudia y que nadie en la izquierda le agradeció.
Gerardo alistaba para el domingo 16 de noviembre del año pasado una “clausura simbólica” de la casa de Angélica Rivera en Las Lomas. Eran días de desgracia para el gobierno del presidente Peña Nieto. Un alto funcionario del gobierno federal, amigo de Noroña, le pidió no llevar a cabo la protesta. Aceptó posponerla para el domingo 23, pues el jueves 20 habría un mitin en el Zócalo por los desaparecidos de Ayotzinapa y no quería empalmar las cosas. Tras los hechos violentos de aquella manifestación del 20 de noviembre, la policía detuvo a 11 personas que fueron enviadas a penales federales.
El amigo poderoso volvió a llamarlo para pedirle que tampoco se apersonara en la Casa Blanca el 23. “Suelten a los 11 y paro la protesta”, le respondió Fernández Noroña, y precisó los términos. “O sueltan a todos, o no hay acuerdo”. Pactaron una reunión privada para el lunes 24 con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. El secretario se comprometió a liberar a cinco o seis de los detenidos el martes 25 y a reunirse con las familias de los otros el martes 26. A Gerardo le pareció un logro y así lo comunicó a los familiares. Pero encontró desconfianza y rechazo, pese a que en palabras del autor significaba “la puerta para resolver el problema de la detención de los 11 presos políticos”.
Se fue el 25 sin que se liberara a los cinco, seis. Gerardo decidió entonces revelar el pacto con Osorio Chong y, de manera fortuita para mí, lo hizo en nuestro programa de Radio Fórmula el viernes 28. No me detengo en los detalles, muy bien narrados en el libro, pero en la mañana del sábado 28 soltaron a los 11. Yo le di la noticia por teléfono. Él manejaba rumbo a Hidalgo. Se puso feliz.
Los familiares nunca compraron ese relato. Escribe Gerardo con inocultable decepción: “A pesar de que el propio secretario Osorio Chong reconoció en entrevista en vivo con Gómez Leyva el lunes 1 de diciembre, que la reunión conmigo para platicar sobre los presos políticos del 20 de noviembre había ciertamente tenido lugar, todos los medios de comunicación manejaron la versión, al igual que los abogados de los detenidos, de que la liberación había sido producto de la defensa jurídica. En un país donde el Derecho no se respeta y donde manifestantes pacíficos han sido criminalizados hasta el grado de ser enviados a penales de alta seguridad unas horas después de su detención, era ridícula e insostenible la versión de que tan sólo una semana después de estar presos en los citados penales, la gestión de los abogados había conseguido su liberación”.
Por lo que me tocó ver y vivir, yo sí te creo, Gerardo. En esos días, el gobierno estaba dispuesto a negociar lo que fuera, con quien fuera. Incluso contigo.
MENOS DE 140. Delicada la salud del ex gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo.
gomezleyvaciro@gmail.com