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En una columna de la semana pasada en que revisé los crecientes números de lectura en las plataformas digitales de los diarios (destacadamente EL UNIVERSAL), propuse que nunca se había leído más periodismo escrito en México del que se lee hoy. Erizados agoreros predecían hace unos 10 años que los diarios comenzarían a extinguirse ante el imparable desarrollo digital y de las redes sociales. Pero hoy tenemos quizá los diarios más vigorosos, competitivos y libres en la historia de la prensa mexicana. Y los más leídos. En papel un tanto, en computadoras más, en teléfonos y tabletas la mayoría, se lee más prensa que nunca.
Me siento parte de la generación de periodistas que estropearon las profecías sobre el trágico devenir de la prensa escrita en esta segunda década del siglo. Las derrotamos con sujetos, verbos, complementos, gramática, análisis y, desde luego, información.
Profecías infaustas se escuchan ahora sobre el inexorable fallecimiento de los noticieros de televisión, en especial de la televisión abierta. El principio de desplazamiento no es muy distinto del que se aplicaba a la prensa escrita. Se dice: la gente no tiene por qué aguardar resignada a que den las 10 de la noche para encender el televisor y recibir noticias que ya conoce, imágenes que ya vio, interpretaciones que ya escuchó y leyó.
El reto de conducir y dirigir un noticiero nocturno en la televisión abierta es, pues, formidable. Y apasionante. A ello me dedicaré en las próximas semanas y meses, con la ilusión de afirmar en unos 10 años que ahí también los vaticinadores del desastre se equivocaron y que, lejos de extinguirse, los informativos de la televisión mexicana vivieron una nueva primavera.
Es por eso que, con dudas y melancolía, he tomado la decisión de hacer a partir de esta Historia en breve una pausa en la prensa escrita, donde no he dejado de colaborar en 25 años, el último año y medio entusiastamente en EL UNIVERSAL.
Espero que la vida profesional me regale la oportunidad de regresar en un tiempo a los puntos, comas, párrafos, analogías, en fin, a mi amado mundo de la prensa escrita. Por lo pronto, hacemos una pausa… y continuamos.
HOY, UN POCO MÁS DE 140. Juan Francisco y sus editores Francisco, Esteban, los dos Carlos y David: gran equipo. Por no hablar del virtuoso staff de ilustradores que enriquecieron mis textos. Gran equipo, don Juan Francisco, gran institución. Un lujo trabajar aquí.
gomezleyvaciro@gmail.com