Es una apuesta riesgosa, le dije a la secretaria de Gobierno del DF, Patricia Mercado, sobre la decisión que tomaron para que no hubiera violencia en la manifestación del sábado: la seguridad quedaría en manos de las organizaciones ciudadanas, sin granaderos ni refuerzos federales. El gobierno de Miguel Ángel Mancera quería evitar la reedición de enfrentamientos como los del 20 de noviembre, última vez que Ayotzinapa pisó fuerte en la ciudad de México.

“Vamos a estar pendientes y alertas para reaccionar en casos extremos”, me dijo en las horas previas del sábado que se aproximaba caliente. “No necesitamos ir acompañando la movilización, pero no permitiremos ningún acto que violente el objetivo pacífico de la marcha y lastime los derechos de otros, como los establecimientos mercantiles. Sí estaremos, pero no como en otras manifestaciones”.

Funcionó. La oficina de Patricia y la Comisión de Derechos Humanos del DF informaron la tarde del sábado lluvioso y frío que la marcha que concluyó en el Zócalo fue pacífica, con incidentes en el Senado, Bellas Artes y algunos comercios. Dos policías sufrieron lesiones leves. No hubo detenidos.

Patricia tendrá el viernes un nuevo desafío. Si el esquema funcionó el 26 de septiembre, tendrá que repetirse el 2 de octubre. Si las cosas vuelven a salir bien, se habrá encumbrado el “modelo Mercado” para acompañar las manifestaciones. Y se habrá encumbrado ella.

Un día antes, jueves 1, comenzará en el DF la que apunta a ser la transformación política más grande desde que Cuauhtémoc Cárdenas y el PRD asumieron el poder en 1997. Terminan 18 años en que el gobierno capitalino contó con amplia mayoría en las delegaciones y la Asamblea Legislativa. A partir del jueves, Mancera será una especie de jefe de Gobierno independiente con seis delegados del PRD (no necesariamente amigos o aliados), cinco de Morena (adversarios, en principio), tres del PRI (a las órdenes de Manlio Fabio Beltrones) y dos del PAN (obligados a brillar con luz propia), y sin mayoría en la Asamblea. Para mantenerse en pie, requiere de una operadora formidable en la Secretaría de Gobierno.

Sobra decir que dentro y fuera del gobierno del DF habrá hombres y mujeres frotándose las manos para que fracase y se hunda la ex candidata presidencial que obtuvo un millón 100 mil votos por el Partido Socialdemócrata en 2006.

Mancera encontró una mancuerna que comienza a darle resultados en el espinoso territorio político. De cómo se cuiden las espaldas dependerá en buena medida la fortuna del DF y de ellos dos camino al 2018. Por lo pronto, punto para Patricia el sábado.

MENOS DE 140. Amigos: acabo de perder mi casa. No tengo empleo. Estoy dispuesto a trabajar de cualquier cosa. Fausto Alzati, ayer en su muro de Facebook.

gomezleyvaciro@gmail.com

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