Más Información
Sheinbaum rechaza intervención de Ejército de EU en México para combatir cárteles del narco; “no estamos de acuerdo en una invasión”
Sheinbaum reacciona a reportaje de reclutamiento de estudiantes de química para fabricar drogas; alude a serie Breaking Bad
Sheinbaum: Mi llegada a la Presidencia es una reivindicación de las mujeres; asegura que está dedicada en cuerpo y alma
Sheinbaum habla sobre operativo Plaza Izazaga 89; “seguirán operativos contra productos ilegales si son necesarios", asegura
Sheinbaum: Los problemas de México no pueden compararse con los de Canadá; tiene problemas con la adicción de opioides
Beca Rita Cetina: Se registran casi 4 millones de estudiantes de secundaria; hoy inicia pago, indica SEP
Sentados en las mesas largas de la Universidad Harvard, unos cincuenta alumnos de diversas nacionalidades se quedaron asombrados. Rieron, se congelaron, voltearon a ver a algún compañero como tratando de entender lo que acababan de atestiguar:
Dulce en su cátedra, la doctora Mazharin Banaji, ahora presidenta de la Asociación de Ciencia Sicológica, proyectó en la pantalla un acetato con un tablero de ajedrez. Todo mundo lo vio normal, con sus cuadros negros y blancos intercalados. Pero luego pasó la lámina entre los alumnos y les dijo: el tablero no está normal, fíjense que en la segunda fila hay dos cuadros negros seguidos. Era cierto. El cerebro, con el prejuicio de cómo es un tablero de ajedrez, se había encargado de reparar visualmente el error.
Luego presentó al azar parejas de imágenes. Pidió que escogieran la que les pareciera “buena”. Resultó que los afroamericanos asocian el color negro con lo malo y que las mujeres tienden a discriminar… a las mujeres.
La doctora explicó que por nuestra educación, nivel socioeconómico, historias personales, por temores privados y costumbres íntimas, todos tenemos un sesgo discriminatorio. ¿Cuál es la clave? Ser conscientes de ese sesgo para neutralizarlo en nuestra toma de decisiones.
Antier se difundió una conversación telefónica privada, obtenida ilegalmente, en la que el presidente del INE, Lorenzo Córdova, se mofa de la manera de hablar de un líder indígena.
Aunque de la grabación no se desprende que el funcionario considere inferiores a los indígenas, es obvio que debe condenarse toda expresión burlona contra cualquier minoría.
Sin embargo, hasta hoy, en sus opiniones como académico y sus políticas públicas como funcionario, Córdova no ha actuado de forma racista ni discriminatoria. Ante el vapuleo, él ofreció disculpas por sus comentarios, lo que implica un reconocimiento de que son inadecuados.
Entre muchos de quienes piden su renuncia y lo atizan con saña no encuentro preocupaciones por los indígenas, sino sed de venganza por las decisiones del INE. ¿Pasarían estos inquisidores la prueba de exponer al público todo lo que dicen en privado?
Es obligado recurrir a la frase del ex presidente del IFE, José Woldenberg: nadie resiste el escrutinio público de sus conversaciones privadas. Al difundirse, adquieren una dimensión que no tenían. El presidente del INE tendrá que lidiar con las consecuencias éticas y políticas de esa conversación informal.
Además de la disculpa, Córdova declaró que detrás de la divulgación está la intención de dañar al INE.
Quizá ningún árbitro electoral había enfrentado un panorama tan complicado como él, por la ampliación de sus funciones y por la existencia de grupos interesados en reventar al responsable de la imparcialidad de los comicios e incluso en boicotear el proceso mismo.
La PGR debería investigar. Ya son muchos casos. Está en juego mucho más que la buena imagen de Córdova.
SACIAMORBOS. Vale la pena un repaso de periódicos ayer y medios electrónicos antier. Las fobias pueden ser pistas sobre quién lanzó el golpe.
historiasreportero@gmail.com