Durante la visita de Trump a Paris para asistir como invitado de honor al desfile militar del 14 de julio, Macrón “dixit” que los lazos históricos de dos viejos aliados son más fuertes que las circunstancias y actitudes de quienes gobiernan. Ambas naciones promulgaron las primeras cartas de derechos fundamentales de los hombres y constituciones que fueron modelo del resto de Europa e Hispanoamérica durante el siglo XIX.

Lo mismo, por razones geográficas e intereses económicos, se puede afirmar de la relación de Estados Unidos con México que es amplia y profunda, con un gran entramado de intereses e intercambios culturales que son la base para que algunos sectores en los dos lados de la frontera destaquen la existencia de un destino compartido (common destiny), sin menospreciar las diferencias, presentes y del pasado, la idiosincrasia, ni las asimetrías que nos separan.

En este contexto, Estados Unidos divulgó los objetivos que van a orientar su plan de renegociación del Tratado de Libre Comercio (TLCAN), mismas que son razonables, aunque también se pretende como meta principal reducir el déficit comercial que tiene con México, lo que es absurdo en este tipo de acuerdos, ya que su fin es fijar las reglas de la competencia, no su resultado.

Este documento es una expresión de la bipolaridad que padece Trump. Afortunadamente parece que la personalidad de Dr. Jekyll se impone paulatinamente a Mr. Hyde, por lo menos asi lo visualizan los operadores de los mercados financieros en Wall Street, quienes ya no reaccionan a sus declaraciones. Hoy, los impulsos presidenciales son encausados con mayor rapidez por el “establishment” y la burocracia estadounidense al grado que ya son meros estertores de las promesas de una campaña cada vez más lejana.

Los analistas especializados en la materia, en su primera reacción en la prensa, han catalogado como esperables los objetivos planteados en la renegociación del TLCAN (la llamada modernización) y que están alineados con temas que ya fueron abordados en otros foros, lo que permite identificar un punto de partida cierto en las pláticas inminentes, que serán complejas.

Es cierto que, por lo menos, desde 2010 México tiene un balance comercial favorable con una tendencia creciente. Las causas son múltiples y una de ellas es la asimetría salarial. Esto significa que todavía existen desequilibrios sociales que el TLCAN introdujo en la economía mexicana, los cuales hay que corregir en esta renegociación.

La producción de bienes y servicios es más rentable en nuestro país debido a que la mano de obra es más barata -ingreso bajo de los trabajadores- por lo que una mejora salarial y una mayor participación de los trabajadores en el PIB debe ser el principal punto a discusión que pongan los negociadores mexicanos en la mesa. En la medida en que haya mejores condiciones laborales en nuestro país la ventaja comparativa en el comercio que otorga los bajos costos del factor trabajo disminuirán en beneficio de un mayor equilibrio entre ambos países.

Un buen punto de partida en la modernización del TLCAN es crear las bases para la superación de las asimetrías, más que tratar de imponer normas para controlar los efectos de la competencia. En tanto el espíritu del nuevo tratado sea convertir a la región de Norteamérica en un mercado interno sin trabas, con reglas y procesos claros para el intercambio de mercancías, que aumenten el tráfico de bienes y servicios y el énfasis se ponga en las causas -eliminar las asimetrías económicas de las subregiones- en lugar de los efectos el déficit comercial, entonces la pobreza en México y en Estados Unidos (que también existe) se combatirá con mayor eficiencia.

Otra de Macrón “dixit”. En una entrevista al Diario “Quest-France” mencionó que la cooperación de Francia y Alemania tiene que ser mirada sobre las raíces del proyecto europeísta, como una promesa de paz, progreso y prosperidad que proteja a los ciudadanos de la globalización. Para tales efectos, más que atender a la balanza comercial entre ambos países (deficitaria en más de 5,4 mil millones de euros para Francia) había que planear más inversión en tecnologías de la información, mejor manejo de finanzas públicas y mayor flujo de capitales en favor de las zonas más deprimidas de Europa.

Siguiendo la línea de pensamiento del presidente francés, la renegociación del TLCAN es la oportunidad para convertir a Norteamérica en una región económica con un desarrollo más equitativo y consecuentemente, menos asimétrico. Además, provocar el aumento de la productividad y, por lo tanto, la riqueza mejor repartida en las zonas más pobres de los países firmantes, por ejemplo, aquellas regiones que votaron por Trump y, por supuesto, el sur de México. El Dr. Jekyll trumpiano pronto caerá en cuenta que técnicamente es imposible imponer reglas que reduzcan el déficit comercial y que la estrategia exitosa es mayor cooperación e integración, así como un reconocimiento de la fuerza de lo que se comparte. Macrón “dixit”.

Profesor de posgrado de la Facultad de Derecho de la Universidad Anáhuac del Norte

cmatutegonzalez@yahoo.com.mx

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