Si durante años consideramos el Super Bowl como el evento con mayor audiencia en televisión, hoy podemos decir que las elecciones presidenciales de 2016 fueron el evento que más personas conectó en el mundo a través de los nuevos medios.

Prácticamente todas las plataformas de medios sociales programaron una cobertura especial, los filtros de Snapchat de Hillary Clinton llevaban más de 49 millones de usos.

En Facebook #50States mantuvo un flujo de usuarios constante de 11 millones de “Facebook-videntes” superando el promedio de las audiencias individuales de las televisoras que generaron las señales.

La transmisión en vivo hecha por @buzzfeed y adoptada como transmisión oficial de Twitter resultó un contraste generacional con las coberturas tradicionales, dirigida totalmente a los millennials, incorporando secciones de lectura de tuits y con personajes de 15 minutos de fama, como Ken Bone, quien se hiciera famoso por su participación en el último debate, con su suéter rojo, y su pregunta sobre los atributos del contrincante.

Las estrategias de ambas campañas en las últimas horas fueron congruentes con las de los últimos meses, Hillary apostando a la emotividad y Trump a la polarización. Para los demócratas la movilización ante todo, para los republicanos la polarización y la inhibición.

Los experimentos sociales como el de Slate que presentaba proyecciones basadas en la afluencia de votantes y los registros de votos de elecciones previas resultó revelador, apostando por la segmentación y el voto homogéneo por edad, grupo social y nivel de ingreso.

Los modelos predictivos dominaban el panorama social frente a las encuentras tradicionales, conforme avanzaba la elección veíamos fluir números relacionados a los mercados, a las casas de apuestas y a las “bolas de cristal” de diferentes analistas políticos.

Hacía las 20:45 horas de México, tanto Trump como Hillary aparecieron en Twitter, ninguno cantó victoria, uno presumía su atención a los resultados y la candidata demócrata agradecía a su equipo. El mensaje de Hillary recibió mucho mayor y mejor interacción, pero su tono se percibió triste.

El sentimiento global de la conversación cambio inmediatamente, los comentarios relativos a lo que sigue en una “America dividida” llenaron las plataforamad. Se anuncia Carolina del Norte para Trump, malas noticias para Hillary, el sentimiento se vuelve más serio, tal vez sea la hora, pero el flujo de mensajes por minuto baja, la euforia de las transmisiones en vivo cae. Es tarde, Florida se inclina por el magnate neoyorquino y rápidamente se convierte en tendencia.

Las redes no se detienen, aumentan los memes y los mensajes sobre el fallo de las encuestas. Todavía, y para muchos, será una larga noche.

Experto en medios digitales

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