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De vez en cuando los políticos tienen muestras de sinceridad y dejan de lado, por unos instantes, la formalidad que rodea al poder. El presidencialismo mexicano ha cambiado mucho en los últimos años, sobre todo por la independencia que han adquirido otros poderes, aunque todavía muchas decisiones del Ejecutivo se procesan como si estuviéramos en un régimen de partido hegemónico. A pesar de que hoy tenemos un presidente menos poderoso, los mecanismos de control del poder siguen siendo potentes.
Lo que hizo hace unos día Peña Nieto, en el Foro Impulsando a México, fue no sólo expresar un estado de ánimo, sino abrir un espacio para el diagnóstico de cómo está el país. Dijo: “Mi único propósito es que a México le vaya bien. Y estoy seguro que los anteriores presidentes también no han tenido otra misión más que esa. Que a México le vaya bien. Nadie despierta… un presidente no creo que se levante, ni creo que se haya levantado… pensando, y perdón que lo diga, en cómo joder a México”. Es entendible que de pronto el presidente se sienta rebasado por las malas noticias y por las críticas a su desempeño, y que la primera reacción sea preguntar ¿por qué no entienden mis decisiones que son por el bien del país? Hace unos meses, ante la alta desaprobación de su gobierno, soltó la frase de que “había mal humor, mal ambiente”, cuando nuestro país era para presumir.
Dejemos de lado la parte subjetiva, sobre la que va a ser difícil ponerse de acuerdo y entremos al laberinto que abren esas ambiguas frases del presidente. Me imagino que desde Los Pinos, rodeado de la parafernalia del poder, el país se ve muy diferente al que se ve desde la vida cotidiana de la mayoría de los mexicanos. Un país de malos salarios, mucha desigualdad, con graves dosis de violencia (del Estado y del crimen organizado) y con un sistema que reproduce la impunidad e impide el acceso a la justicia. No todo es percepción, también hay hechos, realidades que se construyen desde el dolor de un familiar desaparecido y el enfrentamiento a una burocracia que hace todo para que no haya justicia, para violar el debido proceso. Sólo hay que imaginar lo que piensan y sienten los padres y madres de los 43 de Ayotzinapa, que llevan más de dos años sin saber qué paso con sus hijos.
Eso de que “no me levanto para joder al país” resulta infantil, y por eso dio motivo a caricaturas excelentes, pero en el fondo no es más que el simplismo de un presidente que no alcanza a saber cuáles son las consecuencias de sus decisiones, de sus malas decisiones. Sólo unos ejemplos. Con el caso de los 43 normalistas se construyó una versión oficial, que poco a poco fue desmentida por un grupo de expertos, y se demostró las graves deficiencias del sistema penal en el país. Cuando se dio a conocer el expediente de la casa blanca, se nombró a un amigo para encubrir un enorme conflicto de interés; ahora, con el caso del nuevo procurador y, tal vez, próximo fiscal general, se nombra a un amigo, militante de partido, para que pueda blindar a este gobierno después de 2018. Es prácticamente lo mismo que intentaron hacer los tres gobernadores tramposos antes de salir en Chihuahua, Veracruz y Quintana Roo. ¿Por qué no podemos pensar que éstas y otras decisiones, no han rondado en la cabeza del presidente cuando se levanta por la mañana? Son decisiones que abiertamente han jodido al país, porque generan impunidad y encubrimiento. Así que eso de que “no me levanto y pienso en cómo joder la país” queda como retórica de un presidente que ha perdido la confianza de la mayoría, esa aprobación que sólo tuvo los primeros dos años de su gobierno, porque después la baja aprobación se ha convertido en caída libre.
Cada vez que Peña Nieto decide hacer una reforma y luego arma una ley secundaria para atenuar o distorsionar los posibles cambios de la reforma; cada vez que Peña Nieto decide seguir las inercias del poder y apoyar a los grandes intereses para reproducir la desigualdad, mantener la pobreza o encubrir a algún actor para distorsionar la impartición de justicia, en buen español, lo que hace es joder a México. Un poco de respeto a la ciudadanía, a estas alturas no se puede jugar al incomprendido…
Investigador del CIESAS. @AzizNassif