Iniciaron ya las campañas a la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México. Durante 45 días habremos de escuchar las propuestas que formulan 548 candidatos partidistas e independientes para su incorporación en esa norma fundacional de la Ciudad. A la luz de aquellos planteamientos y los que se produzcan en los foros que están ocurriendo, los capitalinos discutiremos —por vez primera en nuestra historia— los principios y objetivos de nuestra vida en sociedad, así como las instituciones que permitirán conseguirlos.

El reto está ahora en propiciar que quienes están en condiciones de votar se informen, se involucren en el debate y se acerquen a las urnas. El desafío no es menor, si se considera lo abstracto del tema y la ausencia de parámetros para distinguir la viabilidad de las propuestas. Sin una historia constitucional propia, hay que crear los referentes de manera comparada.

Es necesario insistir en que la primera Constitución de la Ciudad tenga un origen participativo. Ello le permitirá representar en forma fiel los valores de la ciudadanía, lo que le dotará de mayor legitimidad. La dinámica por la que surgen las constituciones cobra relevancia, si se considera que algunas han tenido una vigencia corta. Estudios de Ginsburg, Melton y Elkins han encontrado que, en promedio, las constituciones viven 19 años.

Nuestra Constitución local emanará de una Asamblea que recupera dos tradiciones. a) Como ocurrió en Rusia (1993), Suiza (1999) o Ruanda (2003) algunos de sus integrantes serán personajes notables, designados por algún poder público. Llama la atención que en nuestro caso, 34% serán nombrados por los poderes federales. Los promotores de la reforma lo han explicado a partir de la condición de capital y sede de los Poderes que tiene la Ciudad de México.

b) Como en Bolivia (2009), Islandia (2010) o Túnez (2014) habrá integrantes electos por el voto popular. Quienes vivimos en la Ciudad elegiremos a 60% de los constituyentes.

Visto así, tanto la integración de diputados designados como la de electos tiene referentes en el plano internacional. Una manera de hacerlo es a través de propuestas en foros ciudadanos o repositorios de ideas (www.iedf.org.mx). Si algo hizo robusta a la Constitución sudafricana es que partió de la recepción de más de 2 millones de propuestas ciudadanas.

Otra manera de hacerlo es a través del análisis de las candidaturas. Por ley, todos los partidos deben alternar a hombres y mujeres en sus listas de candidaturas. Además deben postular entre los primeros diez lugares alguna candidatura joven y otra de ciudadano indígena. Es de destacar que, de entre los nueve institutos políticos, cuatro iniciaron sus listas con mujer y cuatro incluyeron alguna candidatura joven en su primer bloque de cinco candidaturas. Menos halagüeño resulta que todos los partidos políticos hayan ubicado su candidatura indígena en el segundo bloque de candidaturas, en las posiciones de seis a diez.

En cuanto a los candidatos independientes, se repitieron algunas tendencias de la elección 2015. Se demostró que existe un gran interés ciudadano por participar (75 personas lo intentaron), aunque no todos lograron solventar los requisitos legales de entrada (50 lo lograron). A pesar de que el umbral de apoyos necesario para acreditar la candidatura es alto (casi 74 mil firmas), hubo ocho candidatos que lo consiguieron. Preocupa que buena parte de la merma que impidió a más aspirantes acceder a sus candidaturas se explique por un alto volumen de registros de personas que no existen en el padrón electoral, registros duplicados en la misma candidatura o registros de personas muertas.

Finalmente, una manera responsable de participar es mediante el estudio de las propuestas. Los candidatos ya están difundiéndolas en sus actos de campaña. Algunos lo harán también en foros de ideas que permitan confrontarlas. Si la ciudadanía se involucra en ese debate sustantivo, el Constituyente llegará con un mandato preciso. Si tenemos una participación alta y bien informada, ya habremos ganado.

Miembro del Consejo General del Instituto Electoral de la Ciudad de México.

@yuribeltranm

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