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Texto: Gamaliel Valderrama
Fotos actuales: Juan Carlos Reyes y Alonso Romero
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Miguel Ángel Garnica
Hay varias fechas que doña Estela Ballesteros recuerda con exactitud, una de ellas es la de su primer empleo. Fue un 7 de marzo de 1956 cuando comenzó a laborar en la Dirección General de Asistencia Materno Infantil, desde esa época hasta su jubilación en 1992 su vida estuvo consagrada al cuidado de los niños de guarderías.
“Ingresé a la Secretaría de Salubridad y Asistencia (SSA) a la edad de 15 años. Desde esos años mi trayectoria se desarrolló en Estancias Infantiles. Mi primer puesto fue como mecanógrafa en la Estancia número 8, que estaba en Donatello y Extremadura, en la colonia Mixcoac”. En aquella década de 1950, doña Estelita, como la llaman la mayoría, tenía un sueldo mensual de 150 pesos.
Dentro de su casa, Estelita tiene destinado un espacio de juegos para su sobrina. Ahí tiene mesa, sillas y bancos para infantiles, juguetes y cuentos que entretienen a su pequeña visitante.
Según documentos de la propia señora Ballesteros, la Dirección General de Asistencia Materno Infantil era una dependencia de la entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia (SSA), o lo que hoy conocemos como Secretaría de Salud (SS). Dicha dirección tenía a su cargo las Estancias Infantiles, donde las madres trabajadoras podían dejar a sus hijos mientras cumplían su jornada de trabajo. La particularidad de estas guarderías radicaba en el hecho de recibir a cualquier niño, no eran exclusivas para trabajadoras del Estado.
Así lo cuenta la propia Estelita: “No había restricción, muchas veces por la situación económica de la mamá no había un pago por el servicio, las empleadas del gobierno tampoco pagaban, pero tenían que presentar su talón de pago”. Sin embargo, quienes sí podían pagar, abonaban una “cuota de seis pesos con cincuenta centavos al mes, aunque esta cantidad variaba conforme a un estudio socioeconómico realizado por una trabajadora social”.
Estela Ballesteros sostiene un oficio fechado el 22 de abril de 1966, donde se da constancia de su ingreso a la Dirección General de Asistencia Materno Infantil, dependencia de la Secretaria de Salubridad y Asistencia.
En aquellos años no era tan común que las madres dejaran a sus hijos al cuidado de otros, recuerda la señora Estelita. En 1963, cuando obtuvo su base y fue nombrada administradora de la Estancia número 11 ubicada en la colonia Portales, el personal con más años en la guardería le contaban lo duro que había sido que las mamás confiaran en ellas para cuidar a sus pequeños. “Las empleadas con más años en la Estancia me dijeron que como la gente no sabía que había una guardería, iban a tocar las puertas en los edificios, en la colonia Portales, y las invitaban a que inscribieran a sus chiquitos”.
“Primero había desconfianza en las guarderías. Me decían que en la Estancia 11 muchas mamás no querían dejar sus bebés en manos de gente que ni conocían, pero al darse cuenta del buen servicio, que se cuidaba con esmero a los niños, que se les daba de comer, que se hacían actividades y que algunas madres no pagaban por el servicio, la gente empezó a confiar. Yo me imaginó que en esos primeros años las compañeras invitaban a las mamás para que conocieran las instalaciones, entonces se animaban a dejarnos a sus bebés”, cuenta doña Estela.
Interior de la Estancia Infantil Número 2 durante un acto oficial en 1981. Doña Estela Ballesteros ocupó el cargo de directora de dicha guardería, ubicada en Avenida de los Maestros, junto a la Normal de Maestros. Hoy en día este inmueble lleva el nombre de Estancia para el Bienestar y Desarrollo Infantil número 41. Foto: Estela Ballesteros.
A la llegada de Estelita a la Estancia número 11, había una población aproximada de 80 niños, desde bebés de 90 días de nacidos –periodo que tenían las empleadas gubernamentales para su gravidez–, hasta los 5 años. “Ya cuando ingresaban a la primaria, automáticamente se dejaba de dar la prestación. Así se organizaban las Estancias: Lactante A, B, y C; Maternal A, B y C; y Preescolar uno, dos y tres”.
De acuerdo con la investigadora María Dolores González, en su texto El sistema público de guarderías en México, “las guarderías infantiles existen en México con anterioridad a legislación alguna sobre ellas. Por ejemplo, ya en 1837 en la Ciudad de México, se acondicionó un local en el Mercado del Volador –ubicado en lo que hoy es el Zócalo capitalino– para cuidar a los hijos de las madres que trabajaban en él”.
El origen de las guarderías
Por su parte, Delia Casas Sánchez, de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en su tesis de maestría, apunta que “el 7 de junio de 1865, el emperador Maximiliano creó la Casa de Maternidad, bajo la protección de la Emperatriz Carlota”. Otra impulsora de las guarderías para madres trabajadoras fue “Carmen Romero Rubio, esposa del presidente Porfirio Díaz, quien en 1887 fundó la Casa Amiga de la Obrera, que sostuvo con sus propios recursos hasta 1911”.
Una enfermera pesa a una pequeño. Durante las inscripciones a las Estancias, refiere la señora Estelita, a los niños se les realizaban exámenes médicos para determinar su condición física.
Por otro lado, María Dolores González explica que en 1929, el gobierno de Emilio Portes Gil creó la Asociación Nacional de Protección a la Infancia, la cual instituyó y sostuvo 10 hogares Infantiles que en 1937 cambiaron su nombre por el de Guarderías Infantiles. En 1937 la Secretaría de Asistencia Pública fundó otras guarderías que darían servicio a hijos de las vendedoras del mercado de La Merced, de las vendedoras de billetes de lotería, de empleadas del Hospital General y otras.
En el periodo que comprendió los años 1952 y 1958, cuando Ernesto P. Uruchurtu era el regente del Departamento del Distrito Federal, se realizaron diversas obras destinadas a mejorar los mercados de la ciudad y dentro de ellos se asignó un espacio para el cuidado de los hijos de los locatarios.
Adolfo López Mateos con Ernesto P. Uruchurtu y comitiva durante la inauguración de centros de salud y guarderías en colonias populares de la Ciudad de México, en octubre de 1961. Foto: Casasola.
Según el texto El sistema público de guarderías en México, algunos de los elementos por los cuales se expandió el sistema de guarderías entre las décadas de los años 50 y 60 fueron los siguientes: “el sexenio de Adolfo López Mateos (1958-1964), caracterizado por una política más amplia de beneficio social –influido por su esposa Eva Sámano-; en 1961 se creó el Instituto Nacional de Protección a la Infancia; el problema de los niños descuidados por la incorporación de las mujeres al trabajo, debido al desarrollo industrial de esos años en el país; y finalmente, los 60 son los años del despertar del feminismo y con él de reivindicaciones específicas”.
Actualmente, dos instituciones públicas que siguen prestando el servicio de guardarías son el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadoras del Estado (ISSSTE) y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). En su artículo, María Dolores González explica que en 1959 se expidió la Ley del ISSSTE donde se hace referencia al establecimiento de guarderías infantiles como una prestación para sus derechohabientes. “Sin embargo, es en 1963 cuando una nueva ley del ISSSTE señala como obligación de ese Instituto brindar el servicio de guardería a las madres trabajadoras del sector público”.
Toma correspondiente a diciembre de 1987, donde se observa a dos trabajadoras de una guardería jugando y estimulando a dos pequeños.
Un par de años más tarde, “el gobierno responsabiliza al IMSS del servicio de guarderías en 1962, durante 10 años este servicio no toma materialidad alguna. Sin embargo, en 1973 se reglamenta el mandato y los patrones empiezan a entregar cuotas. En 1974 se inicia la operación de las primeras guarderías infantiles para hijos de trabajadoras aseguradas, bajo el control de un organismo interno del IMSS que se denomina Jefatura de Nuevos Programas”.
Para las mujeres que no quedan cubiertas por el IMSS o el ISSSTE –aclara el texto El sistema público de guarderías en México– existían “las guarderías de la Secretaría de Salubridad y Asistencia (SSA), del Departamento del Distrito Federal (DDF) y del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF)”.
De acuerdo con la señora Estela Ballesteros, la Estancia número 1, que posteriormente administraría la SSA, se asentó en la colonia Ex Hipódromo de Peralvillo. Fue la primera, pues según su apertura se les iba asignando la numeración. “No conocí la Estancia”, asegura Estelita, pues entre 1957 y 1958 tuvo que ser cerrada debido a que el edificio que la alojaba era viejo y estaba en malas condiciones, un posible derrumbe era latente, por ello fue desocupado. Afirma desconocer si la construcción sigue en pie hoy en día.
Las primeras guarderías de Salubridad y Asistencia
A pesar de ello, doña Estelita sí conoció la Estancia número 2, la cual se ubica en la Avenida de los Maestros, a un costado de la Escuela Normal de Maestros –y que actualmente es la Estancia para el Bienestar y Desarrollo Infantil número 41 del ISSSTE–. Conoció tan bien esta Estancia, que un día realizó un descubrimiento histórico: “encontré un pergamino que registraba la inauguración de la Estancia. Me dije: esto vale oro”. Se trataba de un documento firmado por el presidente Pascual Ortiz Rubio (1930-1932), el cual data de 1931.
Según Estelita, en el manuscrito se especificaba que los terrenos donde se construyeron la Normal de Maestros y la Estancia número 2 pertenecían a una hacienda. Lamentablemente no cuenta con una copia de este documento.
El hallazgo fue comunicado a las autoridades correspondientes, también al titular de la Secretaría de Salubridad y Asistencia. Por su parte, Estelita mandó enmarcar el pergamino y cuando fue directora del plantel ordenó que se colocara en su oficina, y no sólo eso, ocupó el lugar más importante. Después de su gestión y entregar el puesto, no volvió a saber más de ese documento.
Según un informe en la Cámara de Diputados, en el periodo 1939-1940 se constataba que la Estancia número 2 había sido inaugurada en mayo de 1931. En 1981, cuando Estelita Ballesteros ocupaba el cargo de directora de dicha Estancia, se celebró el 50 aniversario del inmueble. En la conmemoración, el titular de la Secretaría de Salubridad y Asistencia, el doctor Mario Calles López Negrete, y su esposa encabezaron el evento.
Celebración del 50 aniversario de la Estancia Infantil número 2. Al centro de la imagen se observa al doctor Mario Calles López Negrete, Secretario de Salubridad y Asistencia (SSA), acompañado por su esposa, Julieta Seur.
En mayo de 1981, el titular de la SSA develó una placa alusiva al primer medio siglo de funcionamiento de la Estancia número 2.
Con voz tranquila y suave la señora Estelita cuenta sus anécdotas a lo largo de casi 40 años de servicio en Estancias Infantiles. Aunque su actividad se desarrolló en el ámbito administrativo, afirma que desde siempre le ha “encantado jugar con los niños”, de ahí su primer aprendizaje al cuidar a loa pequeños. La Estela de apenas 15 años se apresuraba a mecanografiar los escritos del día para salir a ver a los niños, “primero hacia mí trabajo, ¡pero cómo me apuraba! Le decía a mi administradora: me da permiso de salir a jugar con los niños. Recuerdo que durante un juego un chiquito se tropieza y se pega en la cabecita, fue el susto más grande de mi vida. Desde entonces me recaté de jugar con los niños, mejor los sentaba y me ponía a platicar con ellos”.
Los niños de Estelita
Dentro de sus vivencias, la señora Estelita hace énfasis en el especial cariño que tiene por la Estancia Infantil número 2 –nombrada así durante varios años–, ubicada a un costado de la Escuela Normal de Maestros, cercana a la populosa Avenida México-Tacuba. La mujer de 76 años rememora la causa de su llega a dicha guardería, “llegué ahí porque se había deteriorado la Estancia 57, que estaba en Mexicalzingo, provisionalmente me pasaron a la Estancia 2 por tres meses para estar apoyando a la administradora de esa época. Resulta que me quedé ahí 14 años, primero como administradora y luego como directora”. Durante ese tiempo, Estelita vio “crecer a muchos, pasaron muchas generaciones por mis manos”, recalca.
Comedor de la Estancia número 2 durante el festejo por el 50 aniversario de funcionamiento de esta guardería, inaugurada en 1931. Foto: Estela Ballesteros.
La conciencia de las generaciones a las que cobijó llegó de imprevisto. Estelita no reparaba en sí misma, ella se concentraba en los pequeños; sin embargo, un adulto le hizo ver la importante labor que había venido realizando. “Resulta que un día llega un joven, me aborda y me dice: ¡ay!, maestra Estelita, cómo está usted. De inmediato le contesté: discúlpame hijito, no te conozco, no me acuerdo de ti. ¿Cómo no maestra?, soy fulanito de tal. Ahora traigo a mis hijos a la guardería”.
La cara de Estelita se ilumina, sus ojos se vuelven más brillantes y sigue con su relato: “bueno, fue una sorpresa maravillosa”. Por un momento no pudo identificar los rasgos de aquel pequeño convertido en padre de familia. “¡Ay, mi vida, qué gusto verte! Perdóname, pues ya son tantos y los años han pasado”, respondía apenada, pero con la dicha que uno de sus “chiquitos” todavía la recordaba después de varios lustros. “Me he encontrado a varias mamás que me ubican de las Estancias donde estuve, todas me dicen: ‘adiós maestra Estelita’, ellas están muy agradecidas, son muchas satisfacciones”.
Estelita tuvo tres hijos, orgullosa sostiene que sus retoños fueron “niños de guardería”. En la foto se observan sólo los dos mayores. La maestra cuenta que tuvo la fortuna de que sus herederos estuvieran en la misma Estancia que ella, pues la norma era que madres e hijos no estuvieran en la misma guardería. Foto: Estela Ballesteros.
En un principio, cuenta Estelita, las empleadas de las Estancias “eran personas que solicitaban trabajo y se les contrataba, los únicos profesionistas eran los médicos y enfermeras, las asistentes eran personas que contrataba el gobierno para cuidar niños, también había niñeras, quienes sólo vigilaban a los chiquitos”. Con los años, se dio una profesionalización del servicio y se incorporaron “educadoras capacitadas, que eran parte importante en el desarrollo de los niños. Estas provenían de la Escuela Nacional de Educadoras”.
“Yo valoré mucho a la gente que a pesar de no tener una especialización en desarrollo infantil, aunque hay gente muy valiosa y preparada, pero el compromiso que tenía el personal no especializado con los niños era maravilloso. Aunque tenían limitantes en su conocimiento, le daban amor a los niños”, afirma doña Estela. Cada ciclo de inscripción, se contaba con más personal capacitado, como lo eran trabajadoras sociales, psicólogos y más médicos pediatras, además de enfermeras.
Imagen correspondiente a 1987, donde se aprecia al personal de cocina de una guardería. Mientras unas lavan, las otras esterilizan los biberones y otras sirven las raciones.
Las Estancias Infantiles donde Estelita trabajó, abrían de lunes a viernes y empezaban a recibir niños desde la 7:30 de la mañana hasta la 8:15. Tal como hoy, no se permitía la entrada a pequeños enfermos, ello para evitar contagiar a los demás. En tanto, la salida se extendía hasta después de las 6 de la tarde.
“A los niños se le daba clases de dibujo, manualidades –con abate lenguas, huevos huecos, con materiales plásticos–, también se daban clases de canto. Cada área –según la edad– tenía programada sus clase de canto y juegos”. Además de ello, existían diversos horarios para alimentar a los niños a lo largo del día. En ocasiones sacaban a grupos de niños a jugar a los parques; sin embargo, una tragedia canceló toda salida del plantel a los pequeños. Ésta se dio cuando chicos de un jardín de niños fueron atropellados en un parque cercano, los niños no tenía un espacio de juegos y las educadoras los sacaban a jugar.
En mobiliario especialmente diseñado, varios pequeños realizan dibujos y dan color a las figuras. Fotografía de 1982.
Estelita Ballesteros relata que en 1985 las guarderías donde trabajó pasaron a depender del ISSSTE. Recuerda que el cambió elevó y mejoró el servicio que brindaban a los niños. “Fue un cambio maravilloso. Todos estructurado, con planeación, equipo técnico, psicólogos, trabajadoras sociales, antes de integrarnos al Instituto no lo teníamos, en el sector salud no era así, sólo cuando había periodos de inscripción. Subió mucho el nivel, tanto educativo como asistencial.
La constante evolución
Niños juegan, mientras un doctor revisa las notas con una mujer.
Según información de la Dirección de Educación Inicial de la Secretaría de Educación Pública, se pueden distinguir tres periodos relevantes en las instituciones que se han encargado de cuidar niños de 0 hasta 6 años: “El primero se caracterizó como eminentemente asistencial, donde el servicio proporcionado consistió en el cuidado y guarda de los niños y las niñas atendidos, a estos establecimientos se les denominó “GUARDERIAS”. El segundo momento continuó con carácter asistencial y se enriqueció con procedimientos de estimulación al desarrollo de los infantes, a través de la aplicación de un Programa de Estimulación Temprana. El tercero se distingue por la creciente incorporación del aspecto educativo, tendiente a fortalecer la intervención pedagógica, dirigida a promover las interacciones entre las niñas, los niños, los adultos y el medio ambiente natural y social”.
En el año 2000, el ISSSTE desarrolló un programa de ampliación del servicio de Estancias para el Bienestar y Desarrollo Infantil con el que ese año pasó a atender a 50 mil el número de niñas y niños en todo el país.
De acuerdo a datos del Banco Interamericano de Desarrollo, México tiene un conjunto de instituciones y programas que apoyan el cuidado infantil y la educación temprana, entre las que están el ISSSTE, el IMSS, Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), además del servicio encargado a terceros que ofrecen servicio a través de particulares.
De éstas últimas, se tiene el recuerdo del incendio, en 2009, de la Guardería ABC, en Hermosillo, Sonora. En el siniestro fallecieron 49 niños y 106 resultaron heridos, todos de entre cinco meses y cinco años de edad. La estancia infantil privada funcionaba por el modelo de subrogación por el IMSS desde el 6 de agosto del 2001.
Según datos en línea de la Subdirección de Capacitación y Servicios Educativos del ISSSTE, su directorio de Estancias para el Bienestar y Desarrollo Infantil está conformada por un total de 243, de las cuales 123 son propias y 120 contratadas. Mientras que el IMSS reportó en junio de 2017, un total de 9 mil 148 Estancias Infantiles en todo el país.
A casi 25 años de jubilación, “la maestra Estelita”, recuerda una frase que solía decir a algunos de sus compañeros: “los niños no tienen un sindicato que los proteja, por eso nosotros debemos cuidarlos”. La idea surgía cada vez que se aflojaba el paso en la atención a los “chiquitos”.
Después de casi 25 años de jubilación, Estelita no olvida su vocación. Confiesa entre risas, que algunas veces despierta durante la madruga para salir a cuidar a sus “chiquitos”. Pero todavía hoy, es un ciclo de su vida que le ha costado cerrar, apunta.
Fotos:
Archivo EL UNIVERSAL, imágenes de la maestra Estela Ballesteros.
Fuentes:
Entrevista Estela Ballesteros. Archivos y documentos de la señora Estela Ballesteros. El sistema público de guarderías en México, texto de María Dolores González. Gaceta de la Secretaría de Salud del 1 de julio del 2002. El derecho de guardería en México: reflejo y reproducción de la desigual división sexual del Trabajo, texto de Aleida Hernández Cervantes. Mediateca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). El regente de hierro que modernizó al Distrito Federal, EL UNIVERSAL. ¿Qué es un Centro de Desarrollo Infantil? CENDI, de la SEP.