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Texto: Uriel Gámez Hernández
Foto actual: Yadín Xolalpa
Diseño web: Miguel Ángel Garnica
El ruido del júbilo daba por terminados los trabajos de la construcción del bien más preciado de la Revolución Mexicana: La Constitución de 1917.
Mientras que el primer jefe, Venustiano Carranza, ocupaba su lugar de honor en la plataforma del teatro, que años después cambiaría su nombre a Teatro de la República, comenzaron los discursos: “Una muy grande y viril caricia sonríe al alma nacional, porque tiene enfrente un porvenir brillante”, dijo el presidente del congreso entre vivas.
Esa mañana de enero de 1917, cinco días antes de que la Carta Magna fuera promulgada para que entrara en vigor, la ciudad de Querétaro se decoró con sus mejores galas. Todos los edificios de las principales calles fueron adornados con banderas tricolores. Las calles adyacentes al teatro se hallaban pletóricas de gente y en el interior se concentró una muchedumbre por los pasillos y galerías: damas, militares y civiles.
Las notas periodísticas del acontecimiento publicadas en EL UNIVERSAL también consignaban que desgraciadamente el alumbrado público no dio a la última sesión el lucimiento que era de esperarse, antes de la clausura del Congreso Constituyente, debido a los desperfectos que habían sufrido las bombas de las plantas de energía eléctrica.
El festejo de la firma de las reformas de la Constitución terminó después de las 10 de la noche, tras el banquete que los diputados ofrecieron a Venustiano Carranza para celebrar la conclusión de sus importantes y arduas labores, y como despedida de la ciudad de Querétaro que les dio asilo por dos meses. A la comilona asistieron más de 300 personas.
Después, mientras los diputados volvían a sus respectivos estados, en la Ciudad de México, “El Gran Diario de México” se preparaba para la impresión del texto íntegro de la nueva Constitución.
Así, el 3 de febrero, en la portada de EL UNIVERSAL se publicó el aviso para los lectores; un mensaje con letras color rojo.
Sería así la rotativa Goss de cuatro pisos —donde precisamente cuatro meses atrás, el 1 de octubre de 1916 se imprimió el número uno de EL UNIVERSAL— la imprenta encargada de escupir las hojas de papel cubiertas con las letras que describían los nuevos derechos que tenían los mexicanos. Esta prensa adquirida a la Goss Printing Press Company, empresa de origen estadounidense, en su momento fue la más avanzada de su tipo en América Latina.
Así, la noche del 3 de febrero de 1917, como lo hizo la noche del 30 de septiembre de 1916 —cuando imprimió el primer número de esta casa editorial— la Goss comenzó a andar. Rodeada por los trabajadores que esperaban las cuatro hojas suplementarias con el texto de la Constitución. La formación fue hecha de tal manera que el lector pudiera conservar los trozos de papel en forma de cuaderno.
Esa Ley Suprema del país que el 5 de febrero de este 2017 cumple 100 años fue una restructuración total de la Constitución de 1857, realizada de diciembre de 1916 a enero de 1917 por el Congreso Constituyente convocado por Carranza que se instaló en Querétaro para plasmar y concretar los ideales de la Revolución.
EL UNIVERSAL y la Constitución del 17
Esto fue posible gracias a dos motivos: EL UNIVERSAL era el diario más importante del momento y Félix F. Palavicini, su director del diario, fue diputado constituyente por la Ciudad de México. Así, el periódico tuvo acceso a todas las sesiones del Congreso para informar a sus lectores día a día las discusiones y los artículos aprobados.
Venustiano Carranza, en calidad de Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, entregó al constituyente el proyecto de las reformas a la Constitución de 1857 el 2 de diciembre de 1916. Para él, la carta magna tenía como primer objetivo “garantizar (…) la libertad humana”. Ese día se congregaron 126 diputados para sesionar.
Durante la apertura del Congreso se dijo que las enmiendas a la Constitución de 1857 tenían que ser para “amoldarla en todo lo que sea posible y necesario a las aspiraciones del pueblo mexicano”, en un México que apenas se recuperaba de las heridas de la Revolución.
Durante la sesión del 5 de enero EL UNIVERSAL se convirtió en el centro de la discusión: Martínez Escobar, diputado por Tabasco, acusó al ingeniero Palavicini de que él escribía las crónicas del Congreso, en afán de calumniar al diputado y a su diario. El fundador de este periódico pasó a la tribuna a defenderse:
“Las crónicas se escriben durante la sesión y se envían inmediatamente por telégrafo. Lo que pasa señores diputados, es que hay cobardes miedosos y pusilánimes que se meten al juego de la política y luego tiemblan de los efectos; insultan a los periodistas y protestan contra los periódicos; hacen agresiones y buscan después una muralla para defenderse”.
En el Congreso los artículos más discutidos fueron el 3°, referente a la educación; el 27, a la propiedad; el 123, a lo laboral, y el 24 y 130, a la libertad de culto. Fueron dos meses de sesiones, de debates y discusiones que dieron como fruto la Constitución que aun rige a los mexicanos.
Así, el 4 de febrero de 1917 en este diario se anunció que “la primera edición que se hace de la nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es la que ofrece hoy a sus lectores EL UNIVERSAL”. Aquel día fue posible encontrar las copias íntegras en el periódico.
Mientras que una breve nota en la portada principal del diario anunciaba que el tiro de la edición extra había sido de 25 mil ejemplares; quizá las mismas copias de la Constitución que los lectores de este periódico pudieron leer.
“La Constituyente”
Años después de la impresión de la Constitución en los talleres de EL UNIVERSAL, la rotativa Goss fue bautizada como “La Constituyente”, justo por la noble labor que se le destinó con la Carta Magna.
No en vano, durante los festejos del 25 aniversario del periódico, en la década de los años 40, se publicó un texto que relataba la vida de esta rotativa: “La histórica prensa ‘Constituyente’ en que se imprimió el primer número de EL UNIVERSAL todavía está en servicio en nuestros talleres, haciendo los colores de los suplementos dominicales; la gloriosa vejez de esta prensa no pasa inadvertida para los prensistas que desde hace 25 años viven con ella, la asean, la reparan, la ven con cariño, la tratan con respeto… y dicen con la mayor alegría: Esta es la mamá de EL UNIVERSAL, es la jefa de todos. La mera jefa”, se puede leer en la publicación del 1 de octubre 1941.
Ese mismo día, pero en la Cuarta Sección del periódico, Carlos L. Gracidas escribió sobre la Goss: “Una alegoría del periodismo moderno podría inspirarse en la representación de un aparato de acero con mil rudas dentadas, en movimiento de vértigo, llevando en cada engrane y en cada biela y en cada cilindro el cerebro, corazón y la mano de todos los que hacen un diario como EL UNIVERSAL”.
Sin rotativa no había diario, por eso “La Constituyente” seguía funcionando incluso mejor que cuando empezó. En la actualidad descansa en exhibición permanente en el patio central del Palacio Legislativo de San Lázaro, justo porque en ella se realizó la primera edición de Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917.
Sus tirajes eran elevados, alcanzaban los 195 mil ejemplares, era la más moderna y de mayor capacidad en el país. Tenía la gran ventaja de la velocidad. Su labor quedaba concluida antes de las 6 de la mañana. La prensa rotativa Goss de cuatro pisos se armó en febrero de 1911, con el más moderno sistema de impresión de la época que permitía imprimir 16 páginas estándar o 32 tabloide.
La compra de la "Constituyente" por parte de EL UNIVERSAL fue un símbolo de independencia en aquella época porque fue con recursos propios. La rotativa Goss permitió a miles de ciudadanos conocer La Carta Magna con un costo de 5 centavos de oro nacional; por eso en la portada de la primera edición de la Constitución se lee: "Linotipografia de El Universal avenida Madero 36 México, D.F.", dirección donde se encontraba la primera redacción de esta casa editorial.
Semanas después de su primera edición, el Diario Oficial anunciaba una segunda edición por encontrase agotada y debido a su gran demanda.
El 23 de octubre de 1969, cuando el licenciado Juan Francisco Ealy Ortiz asumió la presidencia del periódico inició una etapa de renovación periodística y tecnológica. Así, para 1976 se comenzó a instalar el sistema de impresión con la rotativa Harris 2530 y se modernizó el sistema de fotocomposición, diez años después fue cuando “La Constituyente” detuvo para siempre su labor y pasó a descansar a los patios del Congreso de la Unión. Fue donada en 1986.
La Carta Magna hoy
Las reformas que se hicieron a la Constitución de 1857 se repitieron en la de 1917 pero en menor número. Hasta el día de esta publicación se han hecho 229 enmiendas (o cambios) a la actual Carta Magna. La primera se dio el 8 de julio de 1921: se modificó el artículo 73. Este cambio permitió al Congreso crear “escuelas rurales, elementales, secundarias, superiores y profesionales” en todo el país.
La última se hizo el 15 de agosto de 2016, al segundo párrafo del artículo 11. Esta modificación dicta que “toda persona tiene derecho a buscar y recibir asilo”, como refugiado o como exilio político, siempre basados en los tratos internacionales. Estos cambios siempre son anunciados y publicados en el Diario Oficial de la Federación.
No obstante, el 26 de febrero de 2013, un par de meses después de que Enrique Peña Nieto se convirtiera en presidente de la República y se firmara el Pacto por México, se llevó a cabo la Reforma Educativa, modificando el artículo tercero. El 11 de junio se llevó a cabo la Reforma de Telecomunicaciones con cambios en ocho artículos; el 20 de diciembre del mismo año se realiza la Reforma Energética con reformas y adiciones a los artículos 25, 27 y 28.
Así, a unos días de celebrar el centenario de la Constitución política vigente y de acuerdo con una encuesta del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, los mexicanos tienen desconocimiento de sus derechos y obligaciones ahí enunciados; además consideran que la Carta Magna no corresponde a la realidad actual; también se evidencia escepticismo respecto a la democracia y pesimismo sobre el futuro del país.
Este documento histórico, que hasta hace poco se encontraba en el Archivo General de la Nación, se exhibirá en el Palacio Legislativo de San Lázaro como parte de los festejos por su centenario, también se organizarán foros y varias actividades.
Fotos antiguas: Archivo EL UNIVERSAL.
Fuentes: Archivo hemerográfico de EL UNIVERSAL; consulta del sitio web de la Cámara de Diputados (http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/cpeum_per.htm).