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Texto y fotografía actual: Carlos Villasana y Ruth Gómez
Diseño web: Miguel Ángel Garnica
La Pirámide de Ehécatl data de 1400 y fue descubierta entre los años 1968-1970, en plena construcción del Metro. Su hallazgo significó el redescubrir los límites de la antigua Tenochtitlán y, al igual que otras construcciones prehispánicas, la pequeña pirámide constaba de diferentes etapas constructivas, siendo su forma circular lo que indicó su relación con el dios del viento.
"El adoratorio al dios mexica del viento, Ehécatl, formó parte de un extenso centro ceremonial localizado sobre la calle de José María Izazaga; constaba de un patio de grandes proporciones, escalinatas en tres de sus lados, varios adoratorios colocados al centro, celdas habitacionales conectadas entre sí por pasos exteriores, canales y muros, que constituían un corredor de acceso de la calzada de Iztapalapa hasta Tenochtitlan", explica el INAH.
De acuerdo a la información dada por el STC Metro, de los más de 10 adoratorios que se encontraron en la zona, sólo pudo conservarse el de Ehécatl, ya que los demás presentaban un avanzado estado de deterioro.
El proyecto del Metro siguió en marcha, se delimitó el espacio que ocuparía la Pirámide a Ehécatl y se prosiguió con la ampliación de la Calzada José María Izazaga, así como con la construcción del Conjunto Pino Suárez, un complejo de cuatro edificios de más de 20 pisos que albergaba oficinas de gobierno.
En el reportaje "El rostro del DF a 30 años del sismo", EL UNIVERSAL narró que la Torre D fue la que sufrió el mayor daño al desplomarse sobre la avenida Fray Servando. Debido a los daños en la estructura, todo el complejo fue demolido. En 1992, el terreno fue utilizado para reubicar a comerciantes ambulantes y crear el bazar comercial Pino Suárez.
En 2009, el INAH y las autoridades del STC Metro informaron que la Pirámide a Ehécatl requería de mantenimiento y restauración de urgencia, por lo que llamaron a Raúl Arana Álvarez, uno de los arqueólogos que realizó el hallazgo, para que liderara el proyecto.
Arana explicó que la pirámide ya tenía demasiadas roturas y hoyos, así como pérdida de pigmento. Por lo tanto, la restauración se enfocó en una limpieza general de la zona, consolidar la estructura piramidal y en aplicar una mezcla a base de cal y sal para que la pirámide, además de adquirir el color blanco que "seguramente tenía en tiempos pasados", tuviera un impermeabilizante "natural".
Asimismo, ambas instituciones estuvieron de acuerdo en mejorar la iluminación, agregar caminos de piedra de río, colocación de cactáceas y también de cédulas informativas para que cualquier de los más de cien mil usuarios diarios del transbordo de la línea 1 y 2 del Metro, pudiera acercarse a leer la historia del adoratorio.
La pirámide más vista pero no de la que más se sabe
En julio del año pasado, Gerardo Suárez informaba a los lectores del Gran Diario de México que la Autoridad del Espacio Público (AEP) de la Ciudad de México anunciaba el proyecto de rehabilitación de la Plaza Pino Suárez y "revertir el abandono del espacio", con un presupuesto de 70 millones de pesos.
Al igual que nuestro compañero, realizamos una visita a las inmediaciones del Metro Pino Suárez, pero esta vez acompañados de una imagen del símbolo de la estación en color negro; nos acercamos a varios transeúntes y les preguntamos qué figuras percibían en la imagen.
De manera inconsciente todos los involucrados en nuestro sondeo dijeron la palabra "pirámide", sin embargo fueron pocos los que nos dijeron "es la Pirámide que está aquí", señalando al perímetro cubierto por tablas y sobre las cuales cuelga una lona donde se puede leer que se están haciendo trabajos de restauración en la zona, esto como parte de proyecto de rehabilitación de la Plaza Pino Suárez.
Entre las respuestas destacaron un escenario, las escalinatas del "Ángel de la Independencia", un sombrero de copa, una perilla o un poster de la serie "El túnel del tiempo" de los años sesenta. Un señor nos comentó "muchos de nosotros pasamos por ahí todos los días y aunque la vemos, no preguntamos qué es".
Hasta el año pasado, la salida del Metro hacia la Plaza Pino Suárez estaba rodeado de puestos ambulantes de artículos que iban desde papelería hasta puestos de "garnachas". A pesar de que hoy ya no hay comercio informal y el ambiente de la plaza no es tan tenso, el deterioro reportado por Gerardo Suárez sigue vigente y también lo complicado que es el tránsito peatonal por la existencia de montículos de cemento cubiertos de mosaico.
En julio de 2016 Roberto Remes, coordinador de la AEP, también comentó que los encargados del proyecto deberían de contemplar dos cosas: la posibilidad de hacer una ventana arqueológica "que haga más disfrutable observar el adoratorio mexica" y también la posibilidad de construir un memorial para una figura popular, con la idea de que la gente "se lo apropie".
El acercamiento
Independientemente de los esfuerzos de las autoridades por la seguridad y mejor uso del espacio público, los procesos de apropiación y de curiosidad-conocimiento distan de dichas propuestas.
Resulta demasiado simbólico que en plena construcción del proyecto que cambiaría para siempre la movilidad de la Ciudad de México, se hayan encontrado los restos de un gran templo prehispánico. Y también una década después, cuando trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro encontraron lo que hoy conocemos como Templo Mayor.
Pareciera que sin importar el cómo se busque modernizar a la capital, el pasado siempre ha encontrado formas de hacerse presente.
El patrimonio de la capital es rico y vasto, lo tenemos representado en pequeños símbolos de colores que nos acompañan en nuestro trayecto de un punto a otro. Quizás, en vez de levantar un monumento en espera de que sea un lugar sin drogadicción, prostitución e inseguridad –y como hemos mencionado en ocasiones anteriores–, las autoridades deberían considerar dentro de sus presupuestos recursos para generar nuevas formas de contar y acercar tanto la historia como el patrimonio a la gente.
Fotografía antigua: Colección Villasana – Torres, STC Metro y Archivo Fotográfico EL UNIVERSAL.
Fuentes: Artículos "El rostro del DF a 30 años del sismo" de Lilia Saúl, Daniela Guazo y Gerardo Suárez, "Van por rehabilitación de Plaza Pino Suárez" de Gerardo Suárez, EL UNIVERSAL. Páginas oficiales del INAH / INAH TV y del Sistema de Transporte Colectivo Metro.