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Texto y fotos actuales: Salvador Corona e Isamar R. Escobar
Diseño: Miguel Ángel Garnica
Serenos, inamovibles, dos esculturas de dos gobernantes aztecas, de cuatro metros de altura, resguardan el Parque del Mestizaje al norte de la Ciudad de México, cerca de la estación del metro que lleva su nombre. Su peregrinar para llegar a ese sitio fue largo y ajetreado; quizá por eso quienes pasan cerca de ellos desconocen quiénes son.
Estas esculturas llegaron a ésta su última morada en 2005. El parque de El Mestizaje, que es su hogar, fue inaugurado el 18 de noviembre de 1978 por el entonces presidente José López Portillo y los reyes de España, durante la visita que estos realizaron a nuestro país. Desde su construcción este espacio contó con diversos atractivos como la fuente denominada de Los Danzantes y las esculturas de Don Quijote y Sancho Panza.
EL UNIVERSAL entrevistó a vecinos de la zona aledaña al parque El Mestizaje para preguntarles si conocían el origen y el por qué del color verde de las grandes estatuas que durante 11 años han estado ahí. Las respuestas “no lo sé” o “es porque los pintaron así” fueron constantes.
Anahí Rodríguez, vecina de la Gustavo A. Madero, mencionó que tiene entendido que los cambiaron de lugar muchas veces pero no sabe por qué. ¿Por qué se llaman Indios Verdes?- le cuestionamos- “Así los pintaron y se les quedó el nombre a los indios” mencionó.
También otro vecino dijo que le contaron que el color verde se debe al excremento de las palomas que transforman el metal del que estaban hechos en color verde, y que pertenecen a una tribu del reino de Azcapotzalco.
Otros aseguraron que las estatuas siempre han estado ahí, antes y durante la construcción del metro y el metrobús, y que se encontraron en los trabajos de la autopista México-Pachuca y por eso se le llama así a la zona.
“Antes cuando no había metro estaba uno de cada lado, de hecho antes del parque así estaban. Se supone que los encontraron en los trabajos de la autopista”, consideró Efrén Molina, otro transeúnte.
Aztecas de bronce que se tornaron verdes
Lo cierto es que nadie en el Parque del Mestizaje supo bien a bien, por qué el color de estas estatuas y menos la ruta de sus traslados. El nombre de Indios Verdes se debe a que la gente misma les empezó a llamar así por el color que tomaron de forma natural con el pasar del tiempo y también años más tarde las mismas autoridades los pintaron a propósito de verde.
En realidad su nombre proviene del tono verdoso que se formó por la humedad, la lluvia y el sol, ya que la decoloración se debe a la reacción química del bronce, si esto no hubiera ocurrido serían de su color original, marrón.
El parque donde se encuentran ha sido remodelado en varias ocasiones, pero el mantenimiento y conservación de rutina es visiblemente deficiente, al grado que los vecinos de esa zona han denunciado que por las noches está prácticamente en la penumbra y resulta peligroso. Igualmente la limpieza y la conservación de las áreas de jardines es lamentable.
El señor Alberto Hernández, vendedor de fruta que coloca su puesto a un costado de Los Indios Verdes, relató a EL UNIVERSAL que hay pocas personas que saben la historia de esas esculturas, así como su origen.
“Las personas desconocen actualmente por qué a la zona se le llama Indios Verdes, a pesar de tener las estatuas al pie de la avenida Insurgentes. Los ciudadanos pasan sin mirar las esculturas de casi tres metros, es una lástima”, narra el vendedor de fruta.
Alberto ha permanecido en el mismo lugar por más de 18 años, aunque con distintos giros comerciales, y estuvo presente cuando llevaron a las estatuas al parque. Dice que con gran maquinaria las empotraron en esas columnas —señala— y que una gran multitud fue a admirar lo que sucedía; pero “al paso de los años nadie pregunta por su origen, ni un turista los visita; están en el olvido”, aseguró.
Estos dos ilustres personajes fueron capaces; por un lado, Itzcóatl —uno de los Indios Verdes— de “liberar a su pueblo de la opresión a la que estaba sometido”, y el segundo, Ahuízotl —el otro Indio Verde—, “hizo crecer sus dominios en un enorme territorio comprendido entre ambos océanos”. Sin embargo, ahora, quienes los conocen, los ubican por el sitio donde se encuentran, rodeados de camiones que salen a distintas direcciones del norte de la ciudad, en la entrada de la estación del metro Indios Verdes y de autobuses que tienen como destino la ciudad de Pachuca.
¿Aztecas en Francia?
El cronista de la colonia Linda Vista de la delegación Gustavo A. Madero, Enrique Márquez González, en entrevista con EL UNIVERSAL dijo que el objetivo principal de las esculturas de los Indios Verdes fue ser parte de la Exposición Universal en París, Francia. Exhibición en la que diversos países llevarían lo mejor de su cultura o lo más representativo. Esta muestra ocurriría, precisamente, en la inauguración de la Torre Eiffel, el 31 de mayo de 1889.
“La principal controversia que se originó en cuanto a la razón de ser de estas estatuas, fue saber si fueron concebidas especialmente para exhibirse en lo que hoy es avenida Reforma, o si hubo la intención de darles otro uso; pero, en realidad, el origen de estas estatuas proviene del señor Alejandro Casarín para la exposición en Francia”, mencionó el cronista.
El cronista Enrique Márquez narró que al final, los dos gobernantes aztecas de cuatro metros no fueron a Francia en 1889. La historia narra que la Secretaría de Fomento de México solicitó a Antonio Peñafiel y a Antonio Anza presentar el proyecto del pabellón y se invitó al escultor y pintor Alejandro Casarín Salinas para que elaborara dos esculturas de bronce —Los indios Verdes—; pero en el libro de Antonio Peñafiel, uno de los que elaboraron el proyecto del pabellón, y que fue traducido al francés, inglés y español, no se hace referencia a las figuras de los Indios Verdes de Casarín en Francia, sino a dos enormes imitaciones de los Atlantes de Tula.
Es decir, las esculturas nunca fueron a París por su peso y tamaño. Durante la creación del pabellón ayudó el escultor Jesús F. Contreras, quien al final esculpió efigies de Itzcoatl, Nezahualcoyotl y Totoquihuatzin, cada uno en placas de 360 por 225 centímetros, altos relieves en bronce. Estas placas fueron creadas en Francia por la empresa Thiébaut Frére Fondeurs, y fueron las que se presentaron en dicha exposición. Actualmente se encuentran en la esquina de Tacuba y Filomeno Mata, junto al Museo del Ejército, en el centro de la capital.
Nómadas en la metrópoli
Estas estatuas deambularon por la ciudad desde sus orígenes, ya que fueron removidas en cinco ocasiones.
Primero fueron colocadas en Paseo de la Reforma, casi esquina de lo que hoy es Bucareli en el año 1891.
De 1901 a 1939 estuvieron en el entonces llamado Paseo de la Viga, que en 1921 cambió su nombre a Calzada de la Viga. En 1939, por tercera ocasión, fueron trasladados a Insurgentes Norte, antes llamada carretera de Laredo, a la salida de la carretera México – Pachuca.
La cuarta ocasión fue en 1979, con motivo de la creación de la estación del metro Indios Verdes, por lo cual se removieron 500 metros para que fueran símbolo de dicha estación. El quinto y último traslado fue en 2005 cuando se cambiaron al parque del mestizaje, porque “estorbaban” para la creación de la línea uno del metrobús y es donde hoy los podemos ver.
En aquel 1891, la Secretaría de Fomento ordenó la colocación de las estatuas al inicio del Paseo de la Reforma, cual centinelas, para que estuviesen vigilando la entrada de tan simbólica vialidad. La intención era dar la bienvenida a todo aquel que circulara por ahí, donde también se encontraba la estatua de Carlos IV Rey España —El Caballito—, todo durante el Porfiriato.
Pero desde el momento en que fueron develadas estas dos estatuas nacieron miles de críticas. Hubo quienes aseguraron que los habían hecho muy distintos a como en realidad eran; además de que les habían colocado armas que no deberían de tener por la época en que vivieron, de acuerdo con datos del libro La Patria en el Paseo de la Reforma de Carlos Martínez Assad.
Al no ser del gusto de cierto sector de la sociedad porfiriana, las efigies de los emperadores mexicas Izcóatl y Ahuízotl fueron trasladadas hacia 1901 a las orillas de la capital, en el inicio del Paseo de la Viga. Con el paso del tiempo los celosos guardianes del acceso al tradicional Paseo de la Viga quedaron rodeados por fábricas y puestos semifijos.
Finalmente, con la construcción de la Línea 1 del Metrobús, las esculturas tuvieron que ser removidas de nuevo. Así, el 25 de mayo del 2005 EL UNIVERSAL dio testimonio paso a paso del retiro de éstas, así como del sitio donde finalmente se colocaron: en el Parque “El Mestizaje”.
Los Indios Verdes en contra de la discriminación
En 2011 los Indios Verdes “regresaron” de forma simbólica al Paseo de la Reforma, su primer hogar. En una campaña del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) las estatuas de los indios “recorrieron” diferentes puntos de la ciudad: en Internet, en el Metro, en un cortometraje, en redes sociales y por las calles.
“Indios Verdes, contra la discriminación” fue el título de la nota publicada por EL UNIVERSAL en el año 2011. Dos réplicas de las estatuas de Izcóatl y Ahuizotl intentaron, aunque fuera por unas horas, regresar a donde pertenecieron y crear conciencia hacia una sociedad libre de racismo.
Estas dos grandes estatuas hoy permanecen en el olvido en aquel parque cercano al metro Indios Verdes, a pesar de que fueron esculpidas para representar a México en una feria mundial y de haber ocupado, alguna vez, un lugar privilegiado en una de las principales avenidas de la ciudad como lo es Paseo de la Reforma.
Fotos antiguas: Archivo fotográfico de EL UNIVERSAL y Colección Villasana-Torres.
Fuentes: Archivo de EL UNIVERSAL, Fabiola Fernández, Enrique Márquez González, Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), Carlos Hernández, INAH, Familia Casarín sitio web.