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Texto: Ruth Gómez
Fotografía actual: Carlos Villasana
Diseño web: Miguel Ángel Garnica
Desde su inauguración en septiembre de 1969, el Metro ha sido testigo del cambio de la metrópoli. Su construcción dejó como legado puentes, pasos a desnivel, nuevos sentidos a las calles y la transformación del paisaje citadino. En la actualidad cuenta con 13 líneas que suman 195 estaciones, que en su mayoría cuentan con una sección exclusiva para mujeres e infantes.
La línea divisoria
Nuestra imagen comparativa data de los años setenta, es una campaña publicitaria donde se invitaba a la mujer a utilizar el moderno transporte. Hoy en día, el uso de vestido corto o minifalda en las instalaciones del Metro puede ser un conflicto para la usuaria, ya que suele considerar los "pros" y los "contras" de su vestimenta antes de salir de casa hacia su destino.
Tras cientos de casos reportados de abuso, contacto y hostigamiento sexual, en 2007 el Gobierno de la Ciudad de México implementó el programa "Viajemos Seguras", que consiste en la separación física de hombres y mujeres en el transporte público en horas pico.
De acuerdo al INMUJERES, dicho programa tiene varios objetivos, entre los que destacan capacitar a los cuerpos de seguridad pública dentro de los transportes para proteger a la mujer y, en caso de ser necesario, brindar atención jurídica y médica a las víctimas de agravios sexuales.
La línea divisoria entre hombres y mujeres nació en 1971, a tres años de la creación del Metro, y como una tendencia a nivel mundial; sin embargo, México es el único país en donde esta medida continúa pues las demás naciones se preocuparon por una cultura del respeto, según información de Joel Ortega, ex director del Metro.
En entrevista con este diario, dos matrimonios mayores de 50 años narran que en los inicios del Metro la gente tomó como costumbre que los primeros dos vagones fueran para mujeres con niños y para adultos mayores, sin que la medida fuera obligatoria, como lo es hoy.
Gobierno reforzó línea divisoria luego de marcha
Como respuesta a la marcha #VivasNosQueremos del pasado 24 de abril, en la que se exigió un alto a la violencia de género y que se diera solución para este problema en el transporte, el gobierno citadino reforzó el programa, extendiendo la división por más horas y, en las de mayor afluencia, la separación es de la apertura al cierre.
En el artículo "Gobierno de CDMX reactiva el operativo Viajemos Seguras", Teresa Incháustegui, directora del INMUJERES, dijo a EL UNIVERSAL que "Ha aumentado la afluencia de personas -en el Metro-; el Hoy No Circula y el doble no circula impactaron en el tema. Pero también ha fallado esa visión con la que se había planteado el programa en 2007, que estaba asentando con la denuncia." Lo cierto es que el trámite es largo y engorroso, por lo que las afectadas suelen no realizarlo u optan por exponerlo en redes sociales.
EL UNIVERSAL se dio a la tarea de preguntar a pasajeros del Metro su opinión sobre el tema: "La división me parece una medida que podría evitarse si tuviéramos mayor cultura vial, educación y respeto en general", afirmó una ciudadana, mientras otra comentaba que "es muy necesaria la separación de hombres y mujeres, me parece útil y funcional. En hora pico y en un vagón con hombres estamos constantemente amenazadas a sus insultos y acoso. A mí me ha pasado en hora normal y sin división".
Aunado a esto, a varias de las pasajeras les produce cierta incomodidad o inseguridad no abordar el vagón de mujeres "no hay educación de respeto, entonces lo único que pasa como mujer es que te vas a esa área para que en vez de ser aplastada por un hombre, sea una mujer la que lo haga". Otra usuaria expresó que sigue la división, pero que ha vivido la agresividad de las mismas mujeres en el vagón exclusivo. Éstas últimas usuarias afirmaron haber presenciado discriminación hacia personas con discapacidad o mujeres que no ceden el asiento exclusivo a hombres con bebés en brazos, lastimados o que son de la tercera edad.
Asimismo, EL UNIVERSAL se aproximó y cuestionó a hombres sobre mismo tema, sus opiniones no distaron a las de las mujeres: "Yo lo veo bien, es la única forma en la que ustedes pueden estar seguras de no encontrarse con un tipo que piense que agredirlas es normal." Otro usuario, con tono apresurado dijo "Estoy de acuerdo siempre y cuando sea proporcional en cuanto a los usuarios porque todos pagamos el mismo dinero. El problema radica en la cultura y el respeto, tanto un hombre como una mujer sufren de violencia en el transporte."
De acuerdo a uno de los policías que vigilan la separación del Metro, ésta estrategia es buena ya que así las mujeres están alejadas del peligro. "La división debe de ser desde las terminales, porque en lo que bajo a los hombres retrasó al tren y por ende a los usuarios. La verdad es que nosotros -los policías- luego entramos en conflicto, hay veces que hombres con discapacidad o de la tercera edad piden abordar ésta sección, pero ahorita hay cero tolerancia, entonces no podemos y nos dicen de cosas. A veces, en estas horas la afluencia no es mucha y los vagones vienen mixtos, muchas mujeres nos piden que bajemos a los hombres y otras nos dicen que todo va tranquilo y que no lo hagamos; pero nuestro trabajo es hacerlo. De hecho, todos los que trabajamos en el Metro somos los primeros que debemos respetar ésta medida", concluyó para reanudar sus actividades.
Por último nos acercamos a un padre que iba en compañía de su hija, de aproximadamente ocho años. —Señor, disculpe, una pregunta, ¿qué le contestaría a su hija si le llegara a preguntar por qué las mujeres viajan en un vagón y los hombres en otro? Tras unos segundos para pensarlo, viendo a su hija contestó "que tristemente no tenemos la cultura ni la educación para respetarnos y que por eso no podemos viajar juntos".
La otra cara de la moneda
Según la página oficial del Metro, la red cuenta con 10 mil 584 asientos confinados a mujeres embarazadas o con niños, personas de la tercera edad o con alguna discapacidad; quiénes tienen el derecho de solicitar el asiento en caso de estar ocupados.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Argel Corpus, profesor de literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y de una preparatoria en la colonia Del Valle, compartió su sentir sobre el tema: "La medida de separarnos la entiendo como un intento de ordenar a la población dentro del transporte público, porque hace muchos años ya existía la división en el Metro para señoras con hijos y personas mayores hasta enfrente y todos los demás a partir del segundo o tercer vagón. Ahora somos más y por ende las condiciones son más inseguras e incómodas para todos.”
Argel tiene una discapacidad llamada luxación de cadera, de acuerdo con él no es severa ni le impide hacer cosas por sí mismo y es justo por esa razón que se le ha negado el asiento reservado: “Sean hombres o mujeres, es lo mismo, no se quieren levantar de los asientos reservados para nosotros, son bruscos a la hora de entrar o salir, y más cuando tenemos que ir en vagones atiborrados y no tenemos acceso a los de enfrente cuando vienen semivacíos. Creo que los efectos secundarios de la segregación son el reforzamiento del hostigamiento masculino y la neurosis de los usuarios para llegar a sus destinos, misma que evita que tengan cuidado con las personas que no tenemos la misma fuerza corporal que los demás -pensando también en los ancianos-.”, dijo.
Sin embargo, con decepción y un dejo de enojo admitió que todas las mujeres que conoce, ya sean sus familiares, amigas o alumnas, han sufrido algún tipo de acoso sexual. El profesor se despidió de EL UNIVERSAL comentando que la violencia de género no disminuirá separando a la población por vagones, sino mediante la educación civil, el replanteamiento de la masculinidad mexicana y acciones de gobierno efectivas para sancionar a los acosadores de ambos sexos.
¿Dónde quedó el brillo del Metro?
A inicios de los años setenta, la imagen de la “limusina naranja” representaba la llegada de la modernidad en el transporte de la capital. En sus instalaciones se podían observar vagones con asientos acolchonados y sin pasamanos en la parte superior; también puertas de acceso a los andenes, mismos que tenían bancas para que los usuarios esperaran sentados al siguiente convoy y claro, no podía faltar un bote de basura y el hasta ahora icónico reloj a mitad del andén, que en aquellos tiempos sí funcionaban.
En la imagen se aprecia una de las bancas donde los usuarios podían esperar la llegada del tren
Como resultado del aumento del número de usuarios, las puertas de acceso y las bancas de los andenes fueron removidas y los vagones modificados: los asientos acolchonados se reemplazaron con otros de material más resistente y se agregaron pasamanos superiores ya que nunca se contempló la posibilidad de que hubiese usuarios de pie.
Tras 47 años de existencia el Metro se transformó en todos los aspectos, algunos de los amplios pasillos que conectaban una línea con otra contienen vitrinas de exposiciones temporales o fungen como escenarios de conciertos itinerantes, puestos de libros, comida, de revistas y hasta de joyería.
Las imágenes muestran por sí solas la transformación que ha sufrido el Metro al interior, pero también se debe señalar el abandono y descuido al exterior de las estaciones. Mientas que unas entradas al transporte están abandonadas y sin iluminación, otras se han convertido en pequeños paraderos rodeados de puestos ambulantes y de antojitos callejeros.
Mención aparte merece la acumulación de basura que se encuentra en las inmediaciones de casi todas las estaciones y paraderos del Metro, sin contar el impacto visual, ambiental y de salubridad que conlleva.
¿Existirá el silbato anti-vagoneros?
En agosto de 2015, se iniciaron operativos policiacos para desalentar el comercio ambulante dentro del Metro bajo el nombre "Cero Tolerancia". Desde entonces, se han registrado cientos de arrestos que han devenido en pagos de fianzas o de horas en retención, pero la mafia de los vagoneros -y los que los protegen- sigue presente: se han encargado de camuflajearse con los usuarios, guardando su mercancía en bolsas o mochilas discretas cada vez que cambian de vagón; de la misma manera, se ha vuelto más común ver a menores de edad vendiendo de chicles, dulces, bolitas de propóleo y productos varios.
Hace una semana presenciamos como uno de los policías de la línea 2 impedía el paso a los señores -algunos ya grandes- al área de mujeres, al tiempo que un grupo de ambulantes pasó de largo la dichosa barricada y fue tomando su lugar en el andén, para así quedar justo enfrente de las puertas de los vagones exclusivos de damas y niños.
Resulta irónico que ninguno de los vendedores sea infraccionado por el ruido que producen sus bocinas, cuando en el artículo 38 del Reglamento de Tránsito vigente de la CDMX se prohíbe a los automovilistas "utilizar parlantes o producir ruido excesivo con aparatos para la reproducción de música", cuya multa va de los $349.55 pesos a los $699.10. Parece ser que los vagoneros quedan eximidos de cualquier tipo de norma y sanción dentro del Metro.
El pasado 25 de mayo, el gobierno de la CDMX puso a disposición de las citadinas, silbatos que permitirán alertar alguna posible situación de peligro. Por ello nos preguntamos si existirá también un pito anti-vagoneros con los que alertemos a los policías de su presencia y los saquen inmediatamente del convoy, ya que la erradicación de estos personajes fue una de las razones principales por las que se incrementó el costo del boleto.
Fotografías antiguas: Colección Villasana - Torres, Archivo El Universal y libros: Memorias del Metro, El Metro de México y Memoria- Metro de la Ciudad de México.
Fuente: Argel Corpus, profesor de literatura. Usuarios y policía del Metro. Sistema de Transporte Colectivo Metro, Instituto de las Mujeres CDMX, Portal "Vive Segura" del Gobierno de la CDMX, Reglamento de Tránsito de la Ciudad de México. Artículo "Gobierno de CDMX reactiva el operativo Viajemos Seguras" de Eduardo Hernández, EL UNIVERSAL.