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“El cine no sólo es entretenimiento, es una forma de arte”, así es para los cinéfilos como José Antonio Valdés, que labora como Subdirector de Información en la Cineteca Nacional. Esta forma de ver al cine la comparten muchos de los distintos personajes que se reúnen en el recinto de Coyoacán, como Juan y Yareli, jóvenes que llevan algunos años disfrutando de las funciones y actividades que se organizan ahí; así como Yara y Armando, quienes, a sus más de 60 años, la han visitado desde su primera sede en Churubusco, cuando eran estudiantes y ahora la frecuentan una vez por semana en su actual ubicación.

La programación de la Cineteca es uno de sus mayores atractivos en comparación con los cines tradicionales. En este lugar Yara y Armando han descubierto “películas poco comerciales, de todo el mundo, muy innovadoras; también cintas mexicanas de calidad, es cine de arte”, esto es lo que le ha permitido convertirse en un sitio especial, que durante 42 años ha sido referente del cine independiente en la Ciudad de México.

Además, este rincón de la ciudad es, de acuerdo con José Antonio Valdés, “un lugar que guarda la historia del cine”, ya que desde que fue fundada se ha dedicado a preservar y difundir la memoria fílmica de nuestro país y del mundo.

El proyecto de una cineteca en la capital llevaba varios años sin concretarse y fue hasta el sexenio de Luis Echeverría, en el que hubo un fuerte apoyo a la industria cinematográfica, cuando se decidió la instalación de la Cineteca Nacional en uno de los foros de los Estudios Churubusco.


EL UNIVERSAL dio cuenta de la inauguración de la primera Cineteca Nacional que estuvo encabezada por el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez, en 1974.

El 17 de enero de 1974 se inauguró durante una ceremonia con el entonces presidente y la primera proyección que hubo fue una la película sobre la Revolución Mexicana llamada El compadre Mendoza, filmada en los años 30 por Fernando de Fuentes.


Una de las salas fue nombrada como el director de la cinta que inauguró la Cineteca Nacional en 1974, poco tiempo después de su inauguración. Tenía capacidad para 590 espectadores. Colección Villasana-Torres

Un oasis para los jóvenes de los años 70

La antigua sede de la Cineteca era un sitio que recordaba a un cineclub. Era el lugar preferido de un pequeño grupo de universitarios y amantes del cine. Ahí se reunían algunos jóvenes de esa época como Yara y Armando, quienes buscaban conocer más a través del cine. Estos jóvenes se encontraron con filmes a los que se presentaban en otros lugares; uno que se quedó grabado en su memoria es un documental sobre el Che Guevara, el cual vieron en sus primeras visitas.

A pesar de que la audiencia de la primera Cineteca no era tan numerosa como ahora,  José Antonio Valdés comenta que cuando se reestrenó Naranja Mecánica en 1971 hubo largas filas de personas que esperaban ver la película de Stanley Kubrick.


Una de las cintas que más asistentes reunió en la Cineteca Nacional fue Naranja Mecánica de Stanley Kubrick. Colección Villasana-Torres.

El edificio que se encontraba entre la Calzada de Tlalpan y Río Churubusco contaba con tan sólo dos salas (Salón Rojo y Sala Fernando de Fuentes), también tenía un área de exposiciones periódicas, una hemeroteca-biblioteca, una librería y un restaurante; sin embargo, uno de los grandes tesoros de este lugar no estaba abierto al público: las bóvedas que resguardaban el acervo fílmico tenían una gran cantidad de negativos y muchos de éstos tenían material que aún faltaba por clasificarse.

Se destruye su patrimonio fílmico

“Nos dolió mucho cuando se quemó la Cineteca de Churubusco”, recuerda Armando. Los días de la primera Cineteca terminaron ocho años después de su creación: el 24 de marzo de 1982 el recinto se incendió, las imágenes de la catástrofe ilustraron la portada de EL UNIVERSAL del día siguiente, en la que se reportaban cinco muertos, tres desaparecidos y más de 50 lesionados.

Nunca se supo con exactitud el número de víctimas, ni la cantidad de patrimonio fílmico que se perdió, aunque se sospecha que más de seis mil negativos fueron destruidos. Sólo se confirmaron las muertes del jefe de bomberos Venustiano González Nieto, de una trabajadora de la Cineteca, Taide Gómez Cuevas, y de José Mercedes Castillo Cervantes, de quien no se tiene información.


Imagen publicada en EL UNIVERSAL el 25 de marzo de 1982, donde se puede apreciar los escombros del incendio que ocurrió en la Cineteca Nacional. En la parte superior de la foto se aprecia Avenida Tlalpan. Archivo ELUNIVERSAL.


Escombros del incendio en la Cineteca. Archivo EL UNIVERSAL.

Actualmente, y desde 1994, en el antiguo hogar de la Cineteca se encuentra el Centro Nacional de las Artes (CENART), en el que se realizan diversas actividades artísticas, además de ser el espacio que aloja las escuelas de danza, teatro, música y artes plásticas, pertenecientes al Instituto Nacional de Bellas Artes, así como el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC).


En el lugar donde antes estaba la Cineteca Nacional, ahora se encuentra el Centro Nacional de las Artes.

Un nuevo hogar para la Cineteca

Después de la tragedia y mientras se encontraba un nuevo lugar para ubicar a la Cineteca, ésta se acomodó durante dos años en una casona en la calle de Orizaba, de la colonia Roma. Finalmente, el 27 de enero de 1984 la Plaza de los Compositores que estaba sobre la Avenida México-Coyoacán, en la  colonia Xoco, se convirtió en la nueva casa de la Cineteca y ahí ha permanecido por más de 30 años. Justo de esta fecha y lugar es nuestra foto principal, cortesía de Patricia Talancón Solorio del acervo de la Cineteca Nacional.

Desde entonces ha sido un espacio que permite a sus visitantes “tener una visión diferente sobre el cine, verlo como una forma de conocerte a ti mismo, a tu historia y a tu país”, afirma José Antonio Valdés.


El 28 de enero de 1984, diez años después de la primera inauguración, EL UNIVERSAL dio cuenta de inauguración de la Cineteca Nacional, la cual abrió sus puertas nuevamente ahora en la avenida México-Coyoacán, donde aún continúa.

El nuevo recinto dio oportunidad a los visitantes de la sede anterior, como Yara y Armando, para que volvieran a disfrutar de los ciclos y la Muestra Internacional de Cine, que existe desde 1977 y desde entonces se realiza dos veces al año. El nuevo edificio contaba con seis salas de proyección. Para evitar el deterioro del material fílmico que sobrevivió al incendio, en 1994 se estrenaron unas bóvedas especiales para su almacenamiento. Éstas se crearon con los controles de seguridad, humedad y temperatura que la Federación Internacional de Archivos Fílmicos ordena para resguardar negativos y todo tipo de archivos cinematográficos.

Para Valdés, la Cineteca se ha convertido en un sitio muy especial, además de ser su lugar de trabajo durante 19 años, le ha dado la oportunidad de conocer a directores de la época de oro del cine mexicano como Ismael Rodríguez y Alejandro Galindo. Además, estuvo en algunos momentos importantes para el cine, como los estrenos de películas que ahora son consideradas de culto, entre ellas Trainspotting de Danny Boyle y la ópera prima de Quentin Tarantino Perros de Reserva, en la que, recuerda Valdés, durante la proyección una espectadora se desmayó al ver la famosa escena en que uno de los personajes, llamado Mr. Blonde, tortura a un policía y le quita la oreja.

Remodelación del recinto

Durante el tiempo en que ha trabajado ahí, Valdés también ha podido observar de cerca los cambios que ha sufrido la Cineteca; el más importante: la  remodelación en 2011. Después de varios meses de proyecciones en sedes alternas, el 7 de noviembre de 2012 el recinto volvió a abrir sus puertas y exhibió en su nuevo foro al aire libre Tiburón, una de las primeras cintas que dirigió Steven Spielberg. Su nuevo aspecto es más contemporáneo y fue diseñado por el arquitecto Michel Rojkind, quien también estuvo a cargo del proyecto del Museo del Chocolate.

Ahora, el edifico del antiguo pueblo de Xoco cuenta con 10 salas con capacidad para 180 espectadores y una al aire libre, así como con un centro de documentación más amplio, videoteca, museo, restaurantes, galería, tiendas, librería, oficinas administrativas, una bóveda que puede albergar hasta 50 mil películas y un laboratorio de restauración digital.


Luego de su remodelación, la Cineteca Nacional ha roto récord de asistencia, con más de un millón de visitantes durante 2015, según datos de la misma cineteca.

Después de la remodelación, la Cineteca recibió a sus asistentes habituales como Yara y Armando, quienes nunca dejaron de visitarla. “Nos gusta que tiene más salas, se aprovechan más los espacios, es como un oasis porque tiene un ambiente muy tranquilo, un espíritu muy cultural”, opinan sobre la remodelación.

Su nuevo diseño también atrajo a una nueva audiencia más joven, como Juan y Yareli, quienes han disfrutado de películas como Heli y Güeros, así como de los conciertos que en ocasiones se realizan y las exhibiciones. Uno de sus sitios favoritos es el foro al aire libre ya que, dice Juan, “es cultura gratis”.

Cuatro décadas después, la Cineteca Nacional recibe hasta cinco mil personas al día y en el año 2015 rompió récord de asistencia con más de un millón de visitantes, afirmó José Antonio Valdés. Además, cada vez se convierte en el sitio preferido de más espectadores exigentes y se consolida como el sitio ideal para ver películas que no fácilmente encuentras en otros cines.

Fuentes: Entrevista a José Antonio Valdés, Subdirector de Información en la Cineteca Nacional; entrevista a visitantes de la Cineteca Nacional; Archivo hemerografico de EL UNIVERSAL; sitio web oficial de la Cineteca Nacional.

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