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Texto y foto actual: Luis Javier Maciel Paniagua
Diseño web: Miguel Ángel Garnica
Situada justo frente a la casa oficial de Los Pinos, en la Delegación Miguel Hidalgo, la Feria de Chapultepec alberga la construcción más emblemática de este centro de diversiones: la Montaña Rusa.
El nombre de Montaña Rusa se debe a que la mayoría de los historiadores ubican el origen de este tipo de atracción en Rusia, en los alrededores de la ciudad de San Petersburgo. A comienzo del siglo XVII, un grupo de jinetes tuvo la genial idea de unir varios trineos para deslizarlos sobre el hielo y un francés anónimo que habitaba en la ciudad, en 1784 —según el libro La máquina de gritos: historia de la montaña rusa—, propuso añadir ruedas al invento. A partir de ese momento la idea se esparció por todo el mundo.
Así, la Montaña Rusa de Chapultepec, en su tiempo era una de las mejores. Era considerada la más grande de América Latina y la más moderna del mundo por sus innovaciones en materia de seguridad.
Aurel Vatzin, el responsable de la construcción, erigió en seis meses la tradicional Montaña Rusa, totalmente de madera, con un costo de 12 millones de pesos. Fue proyectada con 35 metros de alto y mil 200 metros de vías para que alcanzara 110 km/h de velocidad de bajada y 70 km/h en planicie.
En entrevista con esta casa editorial Juan Carlos Jaramillo, gerente de operaciones de la Feria de Chapultepec, contó que en una ocasión una persona llegó con una imagen religiosa, casi de tamaño real y quería subirla a la montaña porque tenía una manda; pero le explicaron que era imposible realizar tal proeza por su propia seguridad. También una pareja de esposos, vestidos de gala, quería retratarse en el lugar porque querían recordar cuando se habían conocido en las instalaciones del parque.
Jaramillo narró que el clavadista mexicano Jonathan Paredes, que hoy es el segundo lugar mundial en clavados de altura, comenzó su carrera participando en el espectáculo de clavados de altura que el parque tiene en vacaciones de Semana Santa.
Otros habitantes especiales que habitaron al pie de la Montaña Rusa fueron delfines y las belugas. Los delfines daban dos espectáculos diarios, a las 2 y a las 6 de la tarde, de martes a domingo. Este año el show fue cancelado.
Dos belugas blancas de nombre "Nico" y "Cásper" fueron traídos de un acuario ruso en muy malas condiciones y colocadas en un estanque, justo debajo de la curva norte de la Montaña Rusa. Habitaron ahí de 1998 a 2005, pues grupos ambientalistas demandaron al parque porque el ruido y las vibraciones de la atracción provocaron daños en el sistema inmunológico de ambas; luego, fueron llevadas a un acuario de Atlanta donde murieron años después.
“Los Juegos Mecánicos de Chapultepec” se inauguraron el sábado 24 de octubre de 1964 en punto de las once de la mañana por el entonces presidente de la República, Adolfo López Mateos y en el marco del nuevo Bosque de Chapultepec. Esta fue la segunda restauración total de la zona verde más importante de nuestra capital, la primera la hizo Porfirio Díaz, quien introdujo elementos decorativos del viejo mundo y otorgó al bosque su apariencia europea vigente.
Al primer mandatario lo acompañaron Ernesto P. Uruchurtu, entonces jefe del Departamento del Distrito Federal, así como miembros de su gabinete y otros altos funcionarios.
La explanada situada frente a los edificios del Museo de Historia Natural, otro de los edificios inaugurados, fue testigo del acontecimiento. Incluso el editorial de EL UNIVERSAL, publicado el 26 de octubre de aquel 1964, aludía a las modernas instalaciones que la ciencia y la técnica otorgaban para el recreo de la sociedad contemporánea.
Con 150 millones de pesos se rehabilitó la primera sección del bosque y se construyó una segunda. Se hicieron calles, lagos, vías de ferrocarril, drenajes y se instalaron los museos de Historia Natural y de Arte Moderno. Esta gran inauguración contó con la presencia de personajes de renombre como el poeta y ensayista Vicente Magdaleno, quien fue el encargado de dar el único discurso.
Adolfo López Mateos con Uruchurtu y el secretario de la presidencia, Donato Miranda Fonseca, recorrieron las instalaciones el día de la inauguración
EL UNIVERSAL realizó un recorrido en la ahora llamada Feria de Chapultepec. Eran las 11 de mañana, como el día de la inauguración. Las grandes obras de ingeniería no recibieron a mucha gente, salvo el Carrusel Musical, el Ratón Loco y los Carros Chocones, con el operador que no paraba de hablar por el altavoz: “¡Bienvenidos a los Autos Chocones de La Feria! Recuerden que los niños que no tengan la estatura requerida ni siquiera podrán subir como acompañantes”.
Atracciones como El Cascabel operó con muchos asientos vacíos. Las pocas familias presentes comían el helado de una famosa cadena de nutrición. Durante nuestra visita todo estuvo muy quieto, en contraste con las multitudes que se agrupaban aquel día en este lugar con alegría, cuando en la capital solo había 5 millones de habitantes, no los 20 millones actuales.
Incluso EL UNIVERSAL publicó al día siguiente de la inauguración que los asistentes mostraban entusiastas y jubilosas manifestaciones de cariño, de respeto, de admiración y de cabal reconocimiento a los funcionarios. Nuestra foto comparativa muestra cómo se hacían filas larguísimas de personas que querían subir a la Montaña Rusa; juego mecánico que volvería popular al centro de recreación en 1964.
En la actualidad, la tradicional atracción da diversión a entre cuatro y cinco mil personas cada fin de semana. Se monitorea con personal técnico y cámaras de seguridad a las 92 personas que suben a los vagones en cada viaje.
Antes, cuando comenzó a funcionar, fue la primera Montaña Rusa del mundo en utilizar cinturones como los que se usan en los aviones, esto en respuesta a un fatal accidente. Dos días antes de la inauguración, durante la pruebas de la montaña, Consuelo Mendoza Rodríguez, una joven de 24 años quien era secretaria del Jefe del Departamento de Conservación de Edificios y Monumentos del gobierno del Distrito Federal, murió al caer de la cima del juego. Así lo narró una nota de EL UNIVERSAL publicada en la sección policiaca.
Y la nota continuaba diciendo que varios arquitectos y funcionarios habían sido invitados para que hicieran uso de los carritos de la montaña, que ya habían sido probados anteriormente. En el accidente no se pudo precisar si la joven se colocó la barra de seguridad, pero cuando el carro llegó a la parte más alta del juego comenzó a gritar y en medio de un ataque de nervios se levantó de su asiento; la velocidad la expulsó al vacío y cayó entre el herraje. Así, Consuelo falleció horas después.
Por eso, en la apertura del centro de diversiones todos los juegos funcionaron salvo la monumental Montaña Rusa, la cual inició operaciones días después cuando ya se le había colocado, además de la barra, el cinturón a cada carro.
Tras la inauguración subir a la montaña costaba 2 pesos y 50 centavos y era el juego más caro del complejo. Se pagaba el boleto en la taquilla. Hoy, para subir se debe de adquirir un Pase Platino con un costo de 200 pesos
Dentro de las atracciones que también hubo en la inauguración figuraban los volantines, un martillo y batidoras. Hoy, las principales atracciones que tiene este parque de diversiones son la tradicional Montaña Rusa, Los Troncos, la Montaña Triple Loop, El Cascabel, el Ratón Loco y la Casona del Terror, además de los juegos para niños como el Carrusel Musical de dos pisos.
Vista de los juegos en el año de 1984
A Ricardo Curiel, quien trabajó ahí hasta 2006 —cuando renunció debido a su edad: 75 años, y por los problemas de columna que padecía— relató en una entrevista en un sitio web especializado en parques de diversiones de todo el mundo, que a él le tocó en aquella época cuidar la madera con que iba a ser construida la montaña.
El 1 de abril de 1964, él entró a trabajar al Bosque de Chapultepec como velador del lago mayor, lugar donde depositaron el material con que levantarían poco a poco la estructura. Poco después lo invitarían a pintarla, mientras los trabajadores aplanaban el terreno donde la erigirían.
Veinte días después inició la obra y el velador fue llamado a colaborar. El grupo AQ, de Arturo Quintana, obtuvo la concesión y se contrató a técnicos mexicanos entre los que estaba Curiel.
Pero en 1982, después de tantos años de usarse se desgastó y tuvieron que remodelarla. Cambiaron los trenes, actualizaron el sistema computacional que la opera y colocaron de forma paulatina nuevos frenos, restauración que duró cinco años. La reapertura fue en noviembre de 1987.
Con el tiempo, Curiel se convirtió en administrador del parque. No había día que no colocara los arneses a la gente. Le gustaba caminar sobre la estructura de la montaña antes de que abriera el parque porque veía toda la ciudad desde las alturas.
Así lucía la Montaña Rusa en los primeros años de su inauguración
En agosto de 1992, el gobierno del Distrito Federal subastó el parque por falta de recursos económicos y fue adquirido por Grupo Empresarial Chapultepec, empresa que en 100 días remodeló la feria. Bajo esa nueva condición y con una inversión privada de 64 millones de pesos, se reinauguró el 14 de diciembre de 1993 por el ex presidente Carlos Salinas de Gortari.
Abrió sus puertas con el nombre de La Feria de Chapultepec Mágico. Incluso se pensó en cambiarle el nombre a la montaña: "Serpiente de fuego", era el mote que quisieron ponerle, aludiendo a Quetzalcóatl. Sin embargo, la gente no lo aceptó por ser el juego más emblemático de la ciudad. Y no quedó más remedio que dejar intacto el nombre de la Montaña Rusa.
Así, Fernando Reyes, quien fuera director de La Feria, declaró en una nota para EL UNIVERSAL que en este parque de diversiones ha pasado de todo: lo mismo un casamiento en los vagones, que una petición de mano con anillo de compromiso.
Justo como ocurrió con el enlace matrimonial, en noviembre del año pasado, del locutor de EXA FM José de Jesús El Pollo Cervantes con Diana Fonseca, en medio de una ceremonia de superhéroes en las instalaciones de la Feria de Chapultepec.
La tradicional Montaña Rusa se ha convertido en el escenario perfecto de variadas actividades. Como los dos concursos que organizó el actor y conductor Adal Ramones para el programa de televisión Otro Rollo, donde se retaba a los participantes a resistir la mayor cantidad de vueltas posible sin pausas. El primer evento fue en 1997, donde el ganador logró dar 543 vueltas y el segundo lugar lo obtuvieron dos personas con 542 vueltas.
El segundo concurso se realizó en 2006, casi diez años después del primero, aquí al reto lo llamaron “Vértigo en la Montaña Rusa”. En él se superó por mucho los resultados obtenidos en la primera ocasión. El primer lugar y actual récord aguantó durante ocho días dar mil 333 vueltas, el segundo lugar dio mil 331 vueltas y en el tercer sitio fue para una mujer al hacer mil 291 vueltas seguidas.
Y aunque se asegura que no ha habido un accidente en la Montaña Rusa, existe el caso de los primeros días previos a la inauguración, que ya citamos, y el caso de una joven de 16 años que murió el 27 de mayo de 2010, después de 26 días con graves lesiones cervicales, a consecuencia de un accidente en la montaña.
Pese a su antigüedad frente a otros juegos, la montaña no tiene competencia. Ejemplo de ello es el caso de la Montaña Triple Loop, inaugurada en 2009, juego mecánico de la compañía propietaria de La Feria Chapultepec Mágico, Grupo Ventura Entertainment, la cual no ha logrado superar la popularidad de la montaña original. Pues los 1.5 millones de personas que visitan cada año este parque de diversiones quiere conocer la Montaña Rusa.
Foto antigua: Archivo EL UNIVERSAL y Colección Villasana-Torres.
Fuentes: Hemeroteca de EL UNIVERSAL, sitio web de La Feria Chapultepec, sitios web del Bosque de Chapultepec, de TheCoasterZone, Revista Central, Sipse, Abc y La Jornada. Libro: Los delfinarios en México: un informe crítico. Entrevista con Juan Carlos Jaramillo, gerente de operaciones de la Feria de Chapultepec.