Más Información
Diputadas celebran a emprendedoras; reconocen a la doctora Araceli Alonso, incluida en las 100 mujeres líderes
Yasmín Esquivel defiende la reforma judicial en Con los de Casa; alejado de la realidad pensar que es una venganza política, afirma
Elección judicial: Aspirantes a cargos comparten carta de motivos y hasta currículum; “Justicia no debe ser inaccesible”, afirman
Niño de 3 años toca “la campana de la victoria” por vencer al cáncer; recibió quimioterapias en el IMSS
Tres de cada 10 estudiantes es víctima de violencia en planteles; exigen reforzar medidas de seguridad
Texto: Carlos Villasana, Ruth Gómez y Perla Miranda
Fotos recientes: Juan Boites/EL UNIVERSAL
Foto de los Rolling Stones en el recinto: Cortesía del fotógrafo Fernando Aceves
Veinte años han pasado desde la primera visita de los Rolling Stones a México, en 1995. Dos décadas visibles en sus rostros, en la calidad de sus espectáculos y en la vida misma de la Ciudad de México. Hoy, en un concierto más de esta banda en México, recordamos el video que grabaron dentro de la antigua Iglesia-Hospital de San Lázaro, en el barrio de la Candelaria.
En aquella ocasión, sus satánicas majestades grabaron el videoclip de la canción “I go wild” en el interior de la antigua Iglesia-Hospital de San Lázaro, ésa que se ve desde lo alto cuando pasas por la estación Candelaria, dirección Martín Carrera-Santa Anita. El deterioro de este recinto les sirvió de escenografía dándole un toque underground a la grabación.
Justo en este lugar que en el siglo XVIII sirvió de hospital para enfermos de lepra en época de la colonia, Keith Richards tomaba tragos de vodka en los recesos durante la grabación del videoclip.
Cerca de esta construcción, se cree que el conquistador español Hernán Cortés edificó un fuerte llamado "Las Atarazanas", donde guardaba las embarcaciones que le sirvieron para derrocar al Imperio Azteca.
Mick Jagger fue el orquestador de las fotografías que se tomaron luego de la grabación del video, primero se hizo fotografiar en una silla, luego dirigió los disparos de la cámara junto con su amigo de la infancia Keith Richards y al final con el grupo.
Este sitio, tiempo después y con el apoyo del doctor Pedro López, se convirtió en el Hospital de San Lázaro y fue destinado al cuidado de la población contagiada de lepra, también conocidos como "lazarinos".
Aquí, Charlie Watts se mostró como un tipo reservado, pero muy amable, y Jagger cuestionó al fotógrafo mexicano Fernando Aceves, el único que estuvo en la sesión: “¿Éste lente es suficiente para captarnos a todos juntos?”, tomando la cámara en sus manos, aquel jueves, día de la grabación del clip.
Esta construcción, prácticamente en abandono, fue observada detenidamente aquel día por Keith Richards y Charlie Watts, prácticamente escanearon el techo de este ex hospital.
Ahí, la banda tocó en vivo, no hicieron play back, la grabación fue al revés, en vez de empatar el audio se empataron las imágenes, pues el grupo siempre tocó acompañado de luz de tuxteno como fondo, que dio una atmósfera de misterio al lugar.
Imagen tomada por el fotógrafo Fernando Aceves en 1995
Pero al escuchar "San Lázaro" se piensa en la central de autobuses, en el metro, el metrobús y, por inercia, en el recinto de diputados, nunca lo relacionamos con el santo patrono de los enfermos de lepra. Y es que a pesar de que esta zona está a minutos del Centro Histórico, en la época de la Conquista era parte de la periferia de la ciudad, ideal para la construcción de fortalezas u hospitales.
Ve el video de los Rolling Stones grabado en 1995 dentro de la Iglesia–Hospital de San Lázaro “I go Wild” en YouTube.
La historiadora María del Carmen Sánchez Uriarte, en su documento sobre los orígenes del recinto,escribe que este edificio "se construyó siguiendo las leyes de la época, en las afueras de la ciudad para evitar que el aire le llevara agentes nocivos".
En el 2014, Carlos Villasana, uno de los autores de este texto, y un equipo de trabajo, visitaron este espacio y pudieron sentir el porqué del misticismo que rodea a esta Iglesia-Hospital. Sintieron el frío que encierran sus paredes, la caída casi imperceptible de polvo proveniente del techo —dando la sensación de que el edificio se desmorona—, con el fondo musical del aleteo constante de las palomas.
Se transportaron a la época de la Nueva España, donde la atención médica se distinguía por casta y este hospital era uno de los pocos que aceptaba a los enfermos de todos los estratos sociales, claro, por la naturaleza de la enfermedad altamente contagiosa.
Sánchez Uriarte, por su parte, explica que había dos formas de ingresar al Hospital de San Lázaro: el ser reportado por la comunidad —aunque fuese sólo una sospecha colectiva— con el párroco o encargado de la justicia local y el haber sido diagnosticado previamente. Una vez cumpliendo este "primer requisito" se hacía un segundo diagnóstico y si el dictamen era "incurable del mal de lepra", la persona era ingresada de manera irrevocable y de por vida.
El Hospital de San Lázaro subsistió de caridad, donativos y algunos impuestos, aun cuando pasó a manos de la orden religiosa de los "Juaninos", pero a mediados del siglo XIX ya estaba en muy malas condiciones. Poco después fue clausurado y vendido.
La reportera de EL UNIVERSAL, Abida Ventura, acudió al antiguo Hospital también en el 2014, donde se le informó que pertenecía a la asociación religiosa Asamblea de Dios, la cual tenía presente la relevancia histórica del inmueble.
De acuerdo al reportaje se han realizado acercamientos con el INAH para su restauración, pero no se ha logrado reabrir el espacio al público por la falta de presupuesto federal, delegacional y de la misma asociación, ya que el "propietario de un inmueble que es monumento histórico —como lo es el Hospital de San Lázaro desde 1913— es quien tiene la responsabilidad de llevar a cabo y sufragar los costos para su mantenimiento y conservación, y para ello se requiere de obtener previamente la autorización del INAH".
Aquí algunas fotos tomadas por EL UNIVERSAL, en 2014, del interior de este recinto, donde es evidente el abandono en que se encuentra
EL UNIVERSAL realizó la semana pasada una visita más al exterior de este lugar, donde se observa que está dentro de un predio privado, actualmente la empresa Bienes Raíces San Lázaro es dueña de dos estacionamientos ubicados en Ferrocarril de Cintura #15 y la calle Alarcón, muy cerca del metro Candelaria, ambos rodean el antiguo hospital. Un empleado del lugar señaló que los estacionamientos tienen 12 años de establecidos.
Para acceder al edificio histórico se necesita solicitar permiso por escrito al administrador de los estacionamientos, donde se especifique el motivo de la visita, mismo que es evaluado antes de permitir el ingreso. Desde el exterior observamos la falta de mantenimiento de este recinto histórico; desgarramiento de la fachada, hierva pronunciada al rededor del lugar y principalmente descuido ya que el lugar prácticamente se está derrumbado.
Uno de los predios es utilizado para resguardar automóviles de una unidad habitacional donde cobran, pues hay casetas para dar boleto de estacionamiento. El otro predio es para automóviles particulares, donde hacen uso de pensión para sus autos.
Actualmente no se cobra para visitar la Iglesia del Antiguo Hospital de San Lázaro; sin embargo, para visitar o incluso tomar fotografías existen restricciones para el público en general, a pesar que es un recinto histórico.
Del antiguo Hospital de San Lázaro, lugar que ayudó a cientos de personas a sobrellevar una vida con enfermedad, ahora no queda más que elementos estructurales. Sigue sumando años de abandono, es hogar de decenas de palomas, conocido casi sólo por los dueños del espacio y los encargados del INAH que lo visitan cada dos meses solo para hacer recomendaciones.
Respecto a nuestra imagen principal, el único fotógrafo que estuvo presente en esta grabación fue Fernando Aceves, quien en su Facebook narra: “Esta fotografía representa tal vez el momento más alto en mi carrera, en lo que a adrenalina se refiere, fue en enero de 1995 en el Ex-Templo de San Lázaro en el popular barrio de La Candelaria de los patos en la Ciudad de México. Mick Jagger fue el orquestador de esta imagen, primero se hizo retratar en una silla, después caminó hacia Keith en donde ambos posaron y mientras esta serie de imágenes se captaban, sus voces hacían eco como si se encontraran en una cueva, eran las 3 de la mañana”.
El jueves por la mañana, que fue el mismo día que el video se rodó en el ex templo de San Lázaro, en el barrio de la Candelaria, “se puso en contacto conmigo la gente de su compañía de discos para decirme que los Rolling Stones harían ese video, fue muy interesante poder llegar a la banda a través de Tony King, quien era el asistente personal de Mike Jagger, fue el enlace directo con los Stones. Preguntaron si estaba disponible para hacer la sesión fotográfica y pues, claro, ¿qué fotógrafo, trabajando en esto de la música, va a rechazar una oportunidad así? Así fue como se hizo el enlace para que yo estuviera en esa sesión. En realidad yo no conocía este lugar, no es un lugar turístico, es un lugar que ni siquiera fungió como iglesia en su momento, es un edificio histórico. Es un monumento de época de la Colonia, entonces imagínate, ver a la banda de rock más importante de todos los tiempos ahí, era algo único, extraordinario, algo que nunca más se volvería a repetir y, bueno, yo he vuelto a fotografiar a los Rolling Stones, pero ya arriba de un escenario, ya no se tiene esa misma esencia".
Durante la grabación de este video el fotógrafo dice que, en realidad, la comunicación con el grupo fue muy escueta, ellos estaban trabajando en el video, estaban haciendo la música, no estaban fingiendo que tocaran.
La sesión en realidad fue muy rápida, duró veinte minutos, pero antes pasaron muchas horas en lo que el grupo terminaba sus tomas, se prolongó hasta muy entrada la madrugada, la sesión de fotos empezó entre dos y tres de la mañana y termina diciendo que nunca regresó al lugar y ni siquiera piensa volver.
Ahora, cuando pases por la estación Candelaria dirección Martín Carrera-Santa Anita, ya sabrás que era la construcción colonial visible desde las alturas.
Foto antigua: Colección Carlos Villasana- Torres.
Fuente: "Ex templo de San Lázaro, en el olvido" de Abida Ventura, EL UNIVERSAL. Libro "El Hospital de San Lázaro de la Ciudad de México y los leprosos novohispanos durante la segunda mitad del siglo XVIII" de María del Carmen Sánchez Uriarte y Fernando Aceves, fotógrafo profesional.