“Quienes están cómodamente instalados en las estructuras creadas por ellos para beneficio de los menos, no se preocuparán por cambiarlas”. Efraín González Luna

Los mexicanos no podemos tolerar más medidas desastrosas del gobierno federal, que dañan el bolsillo de las familias, nos sumergen en una crisis económica y desmotivan la productividad. A un 2016 sumamente complicado, se agrega el peor inicio de año para el país, en décadas, gracias a la incompetencia e insensibilidad del gobierno PRI-Verde Ecologista.

El mayor incremento en el precio de las gasolinas en la historia reciente ha puesto verdaderamente a prueba la paciencia de una sociedad harta de cuatro años de corrupción, escándalos y mal gobierno. A lo largo y ancho del país los ciudadanos están manifestando su total rechazo a una medida que lesiona gravemente su capacidad adquisitiva y productiva. Según una reciente encuesta del periódico Reforma, el 96 por ciento de los ciudadanos opina que debe revertirse la medida de aumentar los precios de las gasolinas, el gas y la luz.

Hasta el momento la administración federal no consigue amainar el descontento social generalizado ante el “tóxico gasolinazo”, a pesar de las tardías e insuficientes explicaciones de los funcionarios sobre la “necesidad” de semejante ajuste.

Aunque es cierto el incremento de los precios internacionales de las gasolinas y la pérdida del valor del peso ante el dólar, la raíz del problema del encarecimiento de los combustibles se encuentra en los excesivos gravámenes establecidos en la tóxica reforma fiscal. Por cada litro de gasolina que el consumidor mexicano compra, tiene que pagar seis pesos en impuestos: cuatro pesos correspondientes al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), y dos pesos por concepto de Impuesto al Valor Agregado (IVA).

Por esta razón, en Acción Nacional rechazamos la postura oficial de que era inevitable este brutal golpe al bolsillo de las familias. Consideramos que el ajuste en los precios de las gasolinas se puede y se debe compensar con la reducción en el IEPS, permitiendo una disminución real al precio de los combustibles y aminorando los efectos negativos del proceso de liberación de los precios. Es necesario modificar los artículos 2 y 2-A de la Ley del Impuesto Especial Sobre Productos y Servicios. Es el gobierno y no la sociedad, quien debe ajustarse el cinturón.

Para el desahogo de esta propuesta y de otras iniciativas que buscan corregir esta complicada situación, en su momento planteamos la necesidad de convocar a un periodo extraordinario de sesiones del Congreso de la Unión para discutir y dictaminar al respecto. También planteamos la necesidad de que comparecieran ante el Pleno de la Comisión Permanente los secretarios de Hacienda y Energía, así como el director general de Petróleos Mexicanos y el presidente de la Comisión Reguladora de Energía, para que explicaran las causas de fondo que originaron el desabasto de combustibles en prácticamente todo el país y para que explicaran las razones de trasladar los costos de un gobierno oneroso e ineficiente a los ciudadanos, a través de los altos impuestos a las gasolinas.

Coordinador del Grupo Parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión

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