1) ¿Son las causas de la contaminación un misterio?
No hay misterios en las causas de la crisis por la contaminación del aire en la ciudad y en el valle de México. Tampoco hacen falta grandes estudios para actuar y corregir el problema. Con el conocimiento existente se pueden tomar decisiones. Las medidas para abatir la contaminación no se toman porque son costosas económicamente y políticamente y nadie quiere asumir estos costos; ni los agentes privados ni los agentes públicos.
2) El milagro tecnológico.
Ahora se acaba de anunciar por parte de la Semarnat la Norma Oficial Mexicana de Emergencia. Se trata de establecer una norma y de poner en práctica los mecanismos para hacerla cumplir. La tecnología para detección de emisiones, conjuntamente con una estrategia que efectúa la verificación de acuerdo a la tecnología y combustibles de los distintos vehículos parece adecuada, lo mismo el control de la Profepa sobre los verificentros. No obstante, falta ver su puesta en práctica. Al final todo pasa por manos humanas. La tecnología no hará el milagro; no eliminará la corrupción. En ocasiones ayuda a detectarla; en otras ayuda a esconderla. Recordemos el software usado por Volkswagen y otros fabricantes para burlar la verificación en Europa y Estados Unidos. Una primera señal la tendremos cuando dejemos de ver a los vehículos ostensiblemente contaminantes circulando en las calles.
3) ¿Una sola norma para un gran problema?
Pero la verificación y su norma es solo una parte del problema, por lo que es erróneo que ahora se plantee, como lo insinúa la Semarnat, que esta norma por sí misma, efectuará el milagro. La contaminación no se abatirá si no se actúa en los otros factores y fuentes. Hay muchas otras medidas que hay que tomar. Algunas son de corto plazo, otras son de mediano y largo plazos; pero todas hay que tomarlas. Se tienen identificados a las principales fuentes de contaminantes, y  agentes. Se sabe quién contamina, cómo contamina, qué sustancias emiten. Basta con mirar los Inventarios de Emisiones para pasar de las sustancias químicas a los agentes sociales; para pasar de las acciones y reacciones entre sustancias químicas, a las acciones y reacciones entre agentes económicos y políticos. Hoy día la solución de los problemas del aire no se reduce a un problema técnico, solo al uso de tecnologías de punta, o a la existencia o ausencia de conocimiento científico; es un problema de economía y de política, de dinero y poder. Y tiene profundas implicaciones morales y éticas: qué vale más, la salud, el bienestar de las personas y de los ecosistemas o los inmensos beneficios económicos que logran quienes violan las normas ambientales.
Las sustancias que infectan los aires metropolitanos nos dan pistas y nos conducen directamente a los principales responsables de la contaminación. Pemex está allí, a la vista de todos, lo mismo que los fabricantes de automóviles; igual que la obsoleta y contaminante planta industrial del valle de México, y que los fraudulentos verificentros, sobre los cuales actuará también la llamada Norma Emergente de Verificación Vehicular. Allí también están las normas ambientales mexicanas; se les puede comparar con las americanas y las europeas. Son también visibles los vehículos ostentosamente contaminantes. Vemos todos los días el estado físico y las emisiones del transporte público. Todos los grandes agentes contaminantes que actúan en corporaciones, asociaciones, como grupos organizados, con influencia y poder, gozan de impunidad. Vemos y oímos diariamente a los funcionarios ambientales federales, de la ciudad y del estado de México dando discursos, expresando palabras, emitiendo sonidos contra la contaminación. Mientras tanto, el aire empeora, el medio ambiente y la salud de la población se deteriora.
4) ¿Y las medidas de fondo? 
Casi todo mundo las conoce: a) Planeación urbana, ambiental y de transporte integradas. La planeación urbana debe de estar en manos de la autoridad y no de los fraccionadores y especuladores del suelo. El transporte y el orden vial debe de quitarse de las manos del automóvil. Los modos de transporte, Metro, Metrobús, autobús, deben de coordinarse y no competir por el pasajero. La política ambiental nacional debe de quitarse de las manos del Partido Verde.
b) Las gasolinas deben cumplir con los estándares internacionales, particularmente europeos y estadounidenses.
c) Los automóviles que circulan en México deben cumplir con los estándares de los que se exportan a Estados Unidos. Dadas las laxas normas mexicanas, un auto nuevo no es garantía de nada. No sólo son de segunda los vehículos que las fábricas o armadoras nacionales producen para el mercado mexicano, sino también los que Estados Unidos exporta a los países del mundo no desarrollado como México.
d) Las normas ambientales deben de poseer, al menos, los estándares de la OMS.
e) El sistema de verificación debe ser efectivo, transparente, que incluya a todos. Vamos a ver cómo le hace la nueva norma de emergencia para obligar al transporte de carga, de pasajeros, gubernamental, etc., a realmente efectuar una verdadera verificación vehicular.
f) Someter a revisión independiente el sistema de generación de información de la calidad del aire y del sistema de monitoreo atmosférico.
g) Debe instrumentarse la verificación y corrección de las emisiones del transporte aéreo.
h) Debe someterse a escrutinio y fiscalización el sistema de inspección de las emisiones del sector industrial y de servicios.
i)  Es necesaria la creación de una institución de gestión ambiental megalopolitana, con poderes constitucionales e instrumentos de poder para tomar decisiones.
j) Racionalizar y aplicar el Hoy no Circula como una medida complementaria.
 5) Ninguna medida de fondo en los últimos 16 años.
¿Por qué hizo crisis el problema de la contaminación este año?. Porque las políticas y los programas existían sólo en el discurso político, en los festejos de los funcionarios públicos, sustentados en datos dudosos, en mediciones deficientes y en ausencia de un pensamiento y planeación crítica. En los hechos, en los últimos 16 años, no se tomó ninguna medida de fondo. La industria automotriz siguió fabricando vehículos de segunda para el mercado nacional, Pemex no cumplió con el compromiso de distribuir gasolina de calidad, la verificación vehicular se hizo de manera fraudulenta. Las normas ambientales mexicanas siguieron siendo de quinto mundo. ¿Qué se podía esperar ante tanta irresponsabilidad?

Profesor-Investigador de El Colegio de México.

@jlezama

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