El pasado 1 de septiembre, el presidente Peña Nieto hizo llegar al Congreso, vía el secretario de Gobernación, su Tercer Informe de Gobierno. Al día siguiente, dio un mensaje a la nación en el cual resaltó lo que a su juicio son los principales avances, retos y oportunidades para el país, así como para los años restantes de su administración.

En el Informe, plagado de datos, cifras, números y porcentajes, en el apartado 4.4 del mismo, se refiere el Presidente a la necesidad de crecer de manera ambientalmente adecuada, preservar el capital natural de nuestro país y al mismo tiempo generar riqueza, competitividad y empleos. Se resaltan un par de retos relacionados con las amenazas que nos plantea: por un lado el cambio climático y  el deterioro de los recursos naturales y por el otro, la necesidad de tener un desarrollo social y económico sostenible ambientalmente así como empleos dignos para todos. Se resaltan temas como el manejo sustentable del agua y la importancia de contar con una estrategia Nacional de Cambio Climático y un Programa Especial de Cambio Climático.

En el mensaje, el Presidente fue exageradamente parco al referirse a los temas ambientales. Resaltó que su administración impulsa un crecimiento verde y sustentable, dio algunos datos relativos a acciones de reforestación e informó sobre el hecho de que México fue el primer país en vías de desarrollo en presentar a la comunidad internacional sus compromisos de reducción de emisiones con miras a la COP 21 de cambio climático a celebrarse en París a finales de año. Habló de la estrategia integral que están implementando para la recuperación de la vaquita marina en el Alto Golfo de California, especie endémica y en peligro de extinción.

Tomando en cuenta lo anterior, así como el reciente relevo en la Semarnat, el nuevo secretario Rafael Pacchiano Alamán no es nuevo ni un improvisado en los temas ambientales. Ya estuvo al frente de la Subsecretaría de Gestión para la Protección Ambiental de la propia Semarnat y sabe muy bien cuáles son las áreas complejas y problemáticas nada fáciles en las que hay que poner más empeño y voluntad y darles la prioridad que se merecen para resolverlos adecuadamente.

Esos retos no menores tienen que ver, entre otros, con: a) ¿Cómo revertir el hecho de que la degradación ambiental, de acuerdo con el Inegi, le cuesta al país casi el 8 por ciento del PIB? No se conoce al día de hoy una estrategia específica del gobierno federal a este respecto y no estaría nada mal tener acciones y programas en esta dirección a corto, mediano y largo plazo.  b) Hay que actualizar y publicar las normas relativas a la calidad del aire y de combustibles limpios para efectos de poder seguir reduciendo emisiones contaminantes y mejorar la salud y la calidad de vida de los mexicanos. Recordemos que, de acuerdo con la OMS, más de catorce mil mexicanos mueren cada año por la mala calidad del aire que se respira en diversas regiones del país.

En adición a lo anterior, la Semarnat debe de c) apoyar sin titubeos e impulsar ante el Congreso el que se apruebe la Ley para la Transición Energética, la cual contribuirá a depender cada vez menos de los combustibles fósiles y cada vez más de los renovables; d) dirigir enormes esfuerzos y recursos para proteger y conservar tortugas, como es el caso de la tortuga amarilla en el Golfo de Ulloa en Baja California Sur así como a los manglares, de los cuales a nivel nacional hemos perdido alrededor del 65 por ciento; e) seguir muy de cerca la discusión y litigios en curso con respecto a los transgénicos y fijar una posición al respecto; f) cuidar los cambios de uso de suelo forestal que se deben dar por excepción, y; g) trabajar de la mano con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) para que se publiquen los planes de manejo de áreas naturales protegidas que aún no los tienen y que son esenciales para su debida protección y conservación.

Finalmente, habría que poner empeño en fortalecer y mejorar la institucionalidad y el Estado de derecho en materia ambiental. Instituciones como la propia Conanp o la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) no podrán seguir haciendo su trabajo como se debe si tienen presupuestos de hambre, poniendo con ello en riesgo el cuidado de nuestro capital natural. México debe seguir creciendo pero no a costa de, sino con la naturaleza, respetándola. Los proyectos, obras o actividades que vengan por delante son bienvenidos en el país siempre y cuando respeten los ordenamientos legales en materia ambiental, lo que daría legalidad y certeza jurídica a los interesados y se evitarían los muy complejos problemas socioambientales que, una vez que surgen, son difíciles de resolver, poniendo en riesgo la viabilidad de estos proyectos, aunado a las pérdidas enormes que ello implicaría, y que no podemos darnos el lujo de que así sea.

Director General del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA)

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