Durante los últimos meses hemos estado escuchando las amenazas insistentes y perversas del presidente Trump sobre la necesidad de renegociar el “injusto” Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre Canadá, Estados Unidos y México, que entró en vigor en nuestro país el 1 de enero de 1994 y que incluye de manera paralela un Acuerdo Laboral así como el Acuerdo de Cooperación Ambiental de América del Norte (ACAAN).
El TLC, desde su origen, contiene disposiciones ambientales en su preámbulo así como en los capítulos 7, 9 y 11. Destacan algunas disposiciones como la que se establece en el artículo 104 con respecto a qué hacer en caso de que exista una duda en la aplicación del TLC a un caso concreto o aplicar otros acuerdos ambientales internacionales, en cuyo caso, el propio TLC establece cuáles son esos otros cuatro acuerdos ambientales internacionales que prevalecerán sobre el TLC. 
Igualmente, vale la pena resaltar el artículo 1114 del propio TLC que establece que ningún país por ningún motivo puede reducir estándares ambientales con la finalidad de atraer inversiones. Esta disposición, en su momento, se creyó que era dirigida a nuestro país, considerado en las negociaciones del TLC como el que se convertiría en el “paraíso ambiental”, algo que nunca logró probarse.
Al día de hoy, no sabemos si las disposiciones ambientales contenidas en los capítulos 7, 9 y 11 del TLC serán parte de la agenda del gobierno americano para la renegociación del Tratado. Todo de lo que se habla es de la parte comercial, aranceles, tarifas, etc., pero no hay una sola palabra sobre si lo ambiental estará también en la mesa o no. El no renegociar nada de lo ambiental puede ser muy factible en función del desprecio del presidente Trump por los temas ambientales. Por el contrario, pudieran intentar los americanos relajar esas disposiciones o buscar eliminarlas por completo. ¿Está preparado o se está preparando nuestro país para los diversos escenarios de cómo atender en su caso estos temas?
El ACAAN fue innovador porque, entre otros aspectos, reconoce la importancia de la participación de la sociedad en lo relativo a la conservación, protección y mejoramiento del medio ambiente y tiene entre sus objetivos el fortalecer la cooperación entre las partes para mejorar leyes, reglamentos y políticas ambientales. Busca también el que se pueda mejorar la observancia y la aplicación de leyes y reglamentos ambientales. Igualmente, establece que cada una de las partes del ACAAN buscará que sus leyes y reglamentos prevean altos niveles de protección ambiental. ¿Estará Trump de acuerdo con mantener esto?
En el artículo octavo del ACAAN, se crea la Comisión Para La Cooperación Ambiental (CCA). La estructura de la CCA está compuesta por con Consejo de Ministros, un Secretariado y el Comité Consultivo Público Conjunto. Entre las atribuciones más relevantes que tiene el Secretariado, está la de recibir “Peticiones relativas a la aplicación de la legislación ambiental”, que no son más que quejas que puede formular cualquier persona u organización sin vinculación gubernamental aseverando que una parte está incurriendo en omisiones en la aplicación efectiva de su legislación ambiental. Si el Consejo de Ministros lo aprueba, estas peticiones pueden concluir con la elaboración de un Expediente de Hechos.
La CCA, entre otros aspectos, ha fortalecido los vínculos entre oficiales de gobierno en materia ambiental, vida silvestre y aduanas; apoyó a México en  el 2001 con la creación  del Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes (RETC); elaboró el Atlas de América del Norte; ayudó a los tres países con estrategias de manejo de especies invasoras y, llevó a cabo la Iniciativa para el Manejo Adecuado de Sustancias Químicas. Para los años 2015-2020, la CCA tiene contemplado trabajar en los temas relacionados con adaptación y mitigación al cambio climático, el crecimiento verde y comunidades sustentables y ecosistemas. ¿Estará de acuerdo la administración Trump en seguir adelante con estos temas cuando sabemos que se resiste a creer que el cambio climático está sucediendo? 
Después de 23 años, por supuesto que hay áreas de mejora y fortalecimiento para el acuerdo paralelo ambiental al TLC. Por ejemplo, el lenguaje que el mismo contiene no siempre es claro; hay momentos de conflicto de interés para las partes; los plazos para que la Peticiones Ciudadanas ya aludidas se procesen adecuadamente son ambiguos y dicho procedimiento es desbalanceado; no hay plazos certeros para la elaboración de los Expedientes de Hechos y el mecanismo de Consultas y Solución de Controversias entre las partes nunca se ha usado.
Ante estos y otros retos, y frente a la posibilidad de que Estados Unidos intente imponernos una nueva agenda ambiental trilateral, México debería de tomar ya el liderazgo al respecto y ser el que marque dicha agenda buscando se mantengan altos estándares ambientales en beneficio de la salud y la calidad de vida de las personas así como el mejoramiento de las condiciones ambientales de la región en favor de todos los que habitamos en ella. 

Director general del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA)

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