Colaboración especial

Hace tiempo que escuchamos sobre la crisis en la que se encuentra Venezuela, debido a una gran cantidad de razones interrelacionadas: caída de los precios de petróleo, escasez, inflación, inseguridad y corrupción. Todo esto ocurre allí actualmente, sin embargo, hay otra variable que nos ayuda a entender qué tan seria es la crisis en este país: la demografía, que se encuentra camino a una revolución.

El socialismo, en cualquiera de sus tipos, busca la redistribución, usando al gobierno como fuente de riqueza y de cambio. Es por ello que se necesita un número suficiente de gente que contribuya trabajando más de lo que recibe. Teniendo gran cantidad de personas, ya sean muy jóvenes o muy mayores, trabajando, se consigue un mejor balance en la economía.

Para que el gobierno redistribuya recursos, el balance de los mismos necesita mantenerse estable o en crecimiento. Si los recursos por persona son los mismos este año que el pasado, o mayores que el año anterior, la población se encuentra estable. Sin embargo, si lo compartido por persona se encuentra en declive, el gobierno enfrentará disturbios. Por ello, el régimen demográfico que más facilita al socialismo es uno en el que la población no crezca y la estructura de edad se mantenga estable a través del tiempo.

Sin embargo, los rangos de fertilidad en América Latina están decayendo, y en Venezuela dichos rangos están cayendo menos vertiginosamente. Incluso ahora, en Venezuela la fertilidad se encuentra sobre el nivel de remplazo, contribuyendo al incremento de población estable.

Comúnmente, los demógrafos definen a 25 años la longitud de una generación. El promedio generacional es el tamaño de una generación mayor a la que ésta habría dado a luz. Si la generación más joven fuera más grande, la dependencia tendría más peso. El promedio generacional de Venezuela alcanzó este estado —acercándose a un valor de tres a uno— justo cuando la economía se venía abajo. No es sorpresa que la economía disminuyera bajo condiciones en las que las generaciones más jóvenes fueran tres veces el tamaño de la siguiente generación más vieja.

Es por ello que podemos estar seguros de que la crisis económica que padeció el país durante los 80 fuera exacerbada por el crecimiento poblacional, caracterizado por una mayor población joven. Trayendo la terrible dependencia de petróleo para los ingresos nacionales en una economía gubernamental subsidiada, el continuo crecimiento de la población solo podía sostenerse con un incremento estable de la producción de petróleo, y/o un incremento en los precios del mismo. En ambos casos, la nivelación o la caída era una señal de desastre automático.

En este sentido, la demografía ha estado trabajando en contra del gobierno, y sus efectos únicamente han sido mitigados por los ingresos del petróleo. La caída de los precios de esta materia no hubiera causado una crisis si fuera menor la cantidad de población que no trabaja. Sin embargo, la combinación de mayor fertilidad y una expectativa de vida más larga, es ahora lo que ocasiona la tensión para conseguir la redistribución.

Algo como la revolución bolivariana es difícil de mantener teniendo una creciente población tan dependiente. La carga sobre los recursos económicos de una población de esta índole es complicada, bajo cualquier situación económica, pero es especialmente difícil en una economía que se encuentra basada en la distribución de los recursos o ingresos.

Basado en el censo de 2011, el gobierno venezolano ha tratado de girar la demografía a su favor, enfatizando el tamaño de la población en edad productiva (15-64). Desafortunadamente, sus propias estimaciones demuestran una creciente población anciana, la cual, en 35 años, pasará de ser el 6.3% al 17.8% de su población.

No existe una buena fórmula para seguir el modelo económico creado por Hugo Chávez, dado que la estructura de un país cambia rápidamente, sobre todo con tan bajos costos del petróleo (e incluso con precios un poco más altos). Por ello, una revolución socialista venezolana no es demográficamente viable.

Profesor y titular del Departamento de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte.

De latinamericagoesglobal.org para Grupo de Diarios América

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